Malvinas: 25 años de una herida abierta

Aniversario. Un conflicto que costó la vida a casi 1.000 soldados y trajo la guerra al sur

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AP

Desde niños, el sentimiento patriótico sobre las Islas Malvinas está enraizado en los argentinos. Hace 25 años, la dictadura de aquel país apeló a ese fervor para prolongar un régimen moribundo. La jugada le salió pésima, a costa de cientos de vidas.

Como presidente de facto de la dictadura argentina, Leopoldo Galtieri estuvo vinculado a todo tipo de violaciones a los derechos humanos. Aun así, tuvo ante sus ojos una multitud vivando sus palabras, abarrotando la Plaza de Mayo.

Eso fue el 2 de abril de 1982. El ejército argentino había invadido las Malvinas, administradas por Gran Bretaña. Galtieri recibió otro baño de masas en la histórica plaza ocho días después. Ahí pronunció su histórica frase dirigida a los británicos: "Si quieren venir, que vengan". Vinieron.

La Junta Militar calculó mal. Suponía, por ejemplo, que Londres no costearía una guerra en el fin del mundo, pero en cambio Londres envío su mayor flota de combate desde la Segunda Guerra Mundial para recuperar las islas.

Y hubo otros garrafales errores estratégicos como creer que EE.UU. se mantendría neutral. Washington apoyó a sus primos allende el Atlántico.

El combate en las Malvinas, iniciado el 1° de mayo de 1982, demostró la desastrosa e improvisada planificación argentina. Tropas pésimamente entrenadas, en su mayoría jóvenes recién salidos de la adolescencia y sin preparación siquiera para combatir el frío, se enfrentaron a una de las mayores potencias militares del planeta. La censura en el país sudamericano seguía manteniendo encendido el fervor patriótico: "Estamos ganando", era el mensaje oficial mientras se perdían vidas y posiciones a diario.

El 14 de junio, Argentina se rindió. Había perdido 649 soldados; Gran Bretaña, 255. Tres días después Galtieri dejaba la presidencia. Al año siguiente, se restablecía la democracia.

INCAMBIADO. Un cuarto de siglo después la situación sigue incambiada. Ninguno de los dos países cesó sus posturas en el reclamo del derecho a administrar las islas.

Sin embargo, los 74 días de guerra son un estigma en el histórico reclamo argentino por la soberanía de las islas.

"Fue una causa justa en manos ilegítimas", dijo Martín Balza, ex jefe del Ejército y ex combatiente en Malvinas.

Aunque en Argentina y en Gran Bretaña -que restablecieron en 1990 sus relaciones diplomáticas- los vientos que soplan y los ánimos de la gente están muy lejos del patriotismo generado por la trágica guerra, las conmemoraciones pondrán en evidencia que las posiciones no han cambiado.

Gran Bretaña, que se niega al diálogo sobre la soberanía de las islas del Atlántico Sur pedido por Argentina, "no ha modificado su posición", indicó una fuente del gobierno de Londres.

El primer ministro laborista Tony Blair aseguró que él también habría lanzado una guerra para recuperar las islas, como lo hizo Margaret Thatcher.

En tanto, este aniversario se vive en Argentina en calma y apatía. El acto central se celebrará mañana en Ushuaia, y aún no se confirmó la presencia del presidente de la República, todo un símbolo. Las conmemoraciones servirán sólo para que Argentina reafirme con renovada energía su "soberanía" y vuelva a denunciar la "intransigencia" británica.

Islas en pugna desde 1833

Las Islas Malvinas están ubicadas al sur del Océano Atlántico, 772 kilómetros al noreste del Cabo de Hornos y a 480 kilómetros de la Patagonia argentina.

Ocupadas por primera vez por los franceses en 1764, los británicos se las arrebataron de manos argentinas durante una ocupación en 1833. Desde entonces, Buenos Aires reclama su soberanía.

Tiene una superficie de 11.000 kilómetros cuadrados y una población de 3.000 habitantes, más una base militar de 1.200 hombres. Es un territorio británico de ultramar.

Los "kelpers", como se denomina a los isleños, viven de las licencias de pesca, la cría de ovejas y el turismo. Hay una situación de pleno empleo.

La Guerra de las Malvinas de 1982 duró 74 días y movilizó a 14.000 soldados argentinos y 28.000 británicos.

Las bajas argentinas fueron 649 y las británicas 255. En los años siguientes, por el estrés postraumático se suicidaron unos 350 combatientes argentinos.

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