Los primeros pasos del nuevo Papa

| En su primer homilía, el Pontífice se mostró alegre, cálido y profundo, lejos del severo cardenal que muchos temían

COMIENZA EL CAMINO. El Papa número 265 de la Iglesia Catolica comienza su pontificado. 200x150
COMIENZA EL CAMINO. El Papa número 265 de la Iglesia Catolica comienza su pontificado.

CIUDAD DEL VATICANO |  ANSA, AFP, ANSA y AP

El pontificado de Benedicto XVI comenzó oficialmente ayer, con una multitudinaria y festiva misa al aire libre en la que el Papa pidió la ayuda de los católicos y fue objeto del cariño de los 350.000 fieles reunidos para la ocasión.

La plaza de San Pedro del Vaticano se colmó de visitantes muchas horas antes del inicio de la solemne ceremonia, a las 10 horas locales.

En el lugar se habían colocado 40.000 sillas y acotado un espacio para alojar a las 140 delegaciones oficiales, entre las que figuraban las encabezadas por unos 40 Jefes de Estado y de gobierno.

HOMILIA. La Misa solemne de inicio de papado sustituye a la de coronación e imposición de la tiara, abolida en el Pontificado de Pablo VI (1963-1978). Benedicto XVI quiso darle un fuerte valor simbólico para resaltar la dimensión "petrina" (de Pedro) de su ministerio; la homilía fue larga —duró tres horas— y densa de significados.

El rito estuvo basado en lo previsto en la reforma del Concilio Vaticano II y en modos milenarios. Comenzó con la bajada de Benedicto XVI a la Tumba de San Pedro, en las Grutas Vaticanas, para orar ante el Apóstol junto a los patriarcas de las iglesias orientales.

Después, en procesión, todos se dirigieron hacia el atrio de la basílica de San Pedro, en cuyo balcón central colgaba un gran tapiz, que representaba la pesca milagrosa y a Jesús hablando con Pedro.

Allí, Benedicto XVI, que portaba una casulla de color dorado que usó Juan Pablo II, dio la misa que inaugura su pontificado.

Desde el comienzo señaló que su objetivo no era "presentar un programa", apuntando que algunos rasgos de lo que será su tarea ya los expuso el 20 de abril. Ese día, pocas horas después de ser elegido Papa, Joseph Ratzinger ofició su primera misa en la Capilla Sixtina, en la que pronunció un brillante discurso, toda una declaración de principios, donde se comprometió a proseguir el trabajo trazado en el Concilio Vaticano II, a promover la unidad de los cristianos y el vínculo con otras religiones, y a trabajar por la paz en el mundo.

En esta ocasión su alocución tuvo en cuenta algunos de esos elementos; por ejemplo, evocando el trabajo de acercamiento interreligioso de Juan Pablo II, dirigió al comienzo de la homilía un "cariñoso saludo" a "todos los hombres, creyentes y no creyentes", haciendo referencia a los judíos como "hermanos y hermanas" con los que los cristianos "comparten una gran herencia espiritual común"

Sin embargo, su discurso se centró más bien en un tono cercano, humilde y afectuoso, en elementos pastorales.

CARIÑO. Las exclamaciones de alegría fueron un acompañámiento presente durante todo el evento. Las primeras se produjeron cuando en las pantallas pudo verse la imagen del nuevo Papa, pero la multitud irrumpió verdaderamente en vítores y aplausos cuando el Papa, acompañado en procesión por el colegio cardenalicio, apareció en el sagrario de la Basílica de San Pedro: los aplausos interrumpieron la homilía en más de 30 ocasiones.

Los vítores arreciaron en diversos momentos clave de la ceremonia, como cuando el Papa recibió el palio del cardenal protodiácono, el chileno Jorge Arturo Medina Estévez, quien también fue el encargado de presentarle al mundo el 19 de abril pasado, luego del cónclave que lo eligió.

La misma escena se repitió cuando el secretario del Vaticano, el cardenal Angelo Sodano, impuso a Benedicto XVI el "anillo del pescador", con la imagen de San Pedro tirando las redes, símbolo del poder para el rito católico.

La ovación más larga, de varios minutos, tuvo lugar al final de la homilía; el Papa, visiblemente emocionado, alzaba las manos al cielo como señal de saludo a los presentes.

Tras la misa se produjo el momento más esperado, cuando el Santo Padre subió a un vehículo descubierto que lentamente le transportó a través de la plaza, en un recorrido que previamente había sido marcado con barreras protectoras.

Tras la ceremonia el Papa regresó a la Basílica, en donde saludó personalmente a los integrantes de las delegaciones oficiales presentes en la ceremonia. Reyes y reinas, príncipes, jefes de Estado, presidentes y ministros del mundo entero saludaron personalmente a Benedicto XVI en el comienzo oficial de su reinado sobre la grey católica.

FRASES DEL PAPA

ELECCION DEL NUEVO PAPA

"Ahora, en este momento, yo, débil siervo de Dios, he de asumir este cometido que supera realmente toda capacidad humana. ¿Cómo puedo hacerlo? ¿Cómo seré capaz de llevarlo a cabo? En mí se reaviva esta conciencia: no estoy solo. No tengo que llevar yo solo lo que, en realidad, nunca podría soportar solo: me acompañan, queridos amigos, vuestra indulgencia, vuestro amor, vuestra fe y vuestra esperanza.

PONTIFICADO

En este momento no necesito presentar un programa de gobierno. Algún rasgo de lo que considero mi tarea lo he podido exponer ya el miércoles; no faltarán otras ocasiones. Mi verdadero programa es no hacer mi voluntad, no seguir mis propias ideas, sino ponerme, junto con toda la Iglesia, a la escucha de la palabra y de la voluntad del Señor y dejarme conducir por Él, de modo que sea él mismo quien conduzca a la Iglesia en esta hora de nuestra historia.

JUAN PABLO II

En este momento mi recuerdo vuelve al 22 de octubre de 1978, cuando el Papa Juan Pablo II inició su ministerio aquí en la Plaza de San Pedro. Todavía, y continuamente, resuenan en mis oídos sus palabras de entonces: ¡No temáis! ¡Abrid, más todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo!

América Latina presente en el inicio de una era

CIUDAD DEL VATICANO

Presidentes y ministros de América Latina, donde se concentran casi la mitad de los católicos del mundo, acudieron ayer al Vaticano a la misa de entronización de Benedicto XVI. Junto a ellos, miles de oriundos del subcontinente, muchos venidos desde el otro lado del Atlántico especialmente para la ocasión, estuvieron presentes en este momento histórico.

Banderas de numerosos países latinoamericanos, brasileñas, venezolanas, argentinas o chilenas salpicaban la explanada de la Basílica y las calles adyacentes; en la plaza de San Pedro, el castellano seguía siendo uno de los idiomas más hablados, después del italiano e incluso por delante del alemán, lengua materna del nuevo pontífice.

Sin embargo, la presencia oficial del subcontinente fue mucho menor que en los funerales de Juan Pablo II el pasado 8 de abril.

Al Vaticano acudieron los presidentes colombiano Alvaro Uribe, argentino Néstor Kirchner, paraguayo Nicanor Duarte, salvadoreño, Elías Antonio Saca y dominicano Leonel Fernández; otros mandatarios delegaron en diferentes ministros.

Todas las delegaciones latinoamericanas fueron recibidas por el Papa en la basílica de San Pedro tras la misa. Uno a uno pasaron a presentarle sus respetos e intercambiaron algunas palabras cordiales. Entre ellos se contó el presidente Kirchner, que junto a su esposa, Cristina Fernández, ambos vestidos con sobrios trajes oscuros, saludaron personalmente al Papa acompañados del ex presidente Raul Alfonsín y el canciller Rafael Bielsa.

La presencia de Kirchner en el Vaticano puede leerse como un intento de normalizar las relaciones con la Santa Sede, enturbiadas después de la exoneración por parte del gobierno del vicario castrense Antonio Baseotto.

Según declaró Kirchner en Roma, el caso Baseotto "está terminado y es irreversible". AFP

Misa de celebración en Uruguay

MONTEVIDEO

En la mañana de ayer el arzobispo de Montevideo, Nicolás Cotugno, concelebró una misa junto al nuncio apostólico Janusz Bolonek para acompañar en nuestro país el inicio del pontificado de Benedicto XVI.

En la homilía, el obispo pidió oraciones por el Santo Padre y afirmó a los fieles que "no esperen que haya claudicaciones en la interpretación de las verdades fundamentales divinas y eternas que Jesucristo quiere que vivamos y que quiere hacer presentes a través de la piedra sobre la que ha edificado la Iglesia", es decir Pedro, el Papa.

Cotugno aseguró que el Sumo Pontífice "no tiene ninguna verdad propia, todo lo de él, es Jesús". "Desde Jesucristo el Señor no hay ni derecha ni izquierda, desde Jesucristo hay eternidad", indicó. "Sólo desde Jesús podemos entender a Pedro, sólo desde Jesús podemos entender a Benedicto XVI", añadió.

Cotugno tuvo un recuerdo especial para el Papa Juan Pablo II "nuestro hermano y padre que hasta hace poco nos ha conducido por los caminos del mundo"(...) que con tanto amor, con tanta fidelidad ha servido al proyecto de Dios conduciendo a su Iglesia por los verdaderos caminos que llegan a Dios".

En relación con el palio hecho de lana de cordero —con el que el Papa asume el ministerio y que también usó Cotugno en la celebración, como símbolo del vínculo de un obispo con el Papa—, el prelado explicó que el Papa es ese pastor que va a buscar la oveja perdida, no la reprocha, sino que con ternura la pone sobre sus hombres y la vuelve al redil.

"Nada de instransigencia hay en el papa Ratzinger, es toda ternura de misericordia a la luz del buen pastor que busca a oveja perdida", subrayó.

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