"La voz de América Latina suena hoy con fuerza"

| Es el el primer canciller del gobierno de Moscú que llega a Montevideo desde la visita, hace 16 años, de Eduard Shevardnadze, entonces ministro de la URSS

El canciller de la Federación de Rusia, Igor Ivanov, asiste hoy como invitado especial a la cumbre de los presidentes del Mercosur que se desarrolla en nuestra capital, en la que también están presentes el comisario de Comercio de la Unión Europea, Pascal Lamy, y el premier de Angola, Fernando Dias dos Santos.

Ivanov, invitado por el canciller Didier Opertti el pasado mes de agosto, es el primer ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Moscú que llega a Montevideo desde la visita, hace 16 años, de Eduard Shevardnadze, entonces ministro de la URSS.

Es también la primera gira que realiza por América Latina, en el marco de la cual acaba de visitar Chile y proseguirá rumbo a Argentina, Brasil y Venezuela.

Antes de su salida de Moscú, Ivanov conversó con corresponsales de medios latinoamericanos y expresó la esperanza de que su viaje "servirá para profundizar el entendimiento mutuo entre Rusia y los Estados latinoamericanos".

El siguiente es un extracto de la entrevista.

—¿Qué significación atribuye a su visita a América Latina en el marco del desarrollo de relaciones políticas, económicas y comerciales y cuál es el papel de América Latina en las prioridades de la política exterior de Rusia?

—En nuestra opinión, América Latina se convierte en un centro político, económico y cultural que tiene cada vez más importancia en el mundo contemporáneo. La suma del PIB de los Estados situados en esta región alcanza 2 billones de dólares, el volumen del comercio exterior es de 700 mil millones de dólares. Esta región posee una parte considerable de las reservas mundiales de gas, petróleo, metales ferrosos y no ferrosos. Los índices macroeconómicos de los países más grandes de la comunidad latinoamericana —México y Brasil— se aproximan a los de países industriales. Además, la voz de América Latina suena cada vez más fuerte en el concierto internacional.

En este contexto puedo manifestar con satisfacción el hecho de que la mayoría de los países latinoamericanos consideran el desarrollo de las relaciones con Rusia como una de las principales direcciones de diversificación de sus relaciones exteriores.

—Después de los acontecimientos del 11 de setiembre de 2001, al comenzar la operación antiterrorista, hubo un acercamiento político y diplomático evidente entre Rusia y los EE.UU. ¿En este sentido cómo definiría las relaciones entre Rusia y EE.UU. en lo que se refiere a la región latinoamericana en comparación con el período de "guerra fría"?

—La comprensión de la mancomunidad en la lucha contra el mal que representa el terrorismo internacional para todo el mundo, la necesidad de resistencia conjunta que Rusia había declarado públicamente mucho antes de la tragedia del 11 de setiembre, ha creado un nuevo clima psicológico en nuestras relaciones con los EE.UU. Esta es la base de la cooperación activa en el marco de la coalición antiterrorista de nuestros dos Estados en conjunto con otros países incluidos los latinoamericanos.

También tenemos objetivos comunes con los EE.UU. en otras esferas importantes: mantener la estabilidad estratégica, luchar contra la proliferación de las armas de exterminio en masa, contribuir al arreglo justo de los conflictos regionales, asegurar el desarrollo económico sostenible, lo que es particularmente importante para los países en desarrollo en la época de la globalización. A diferencia de los tiempos de la confrontación ideológica, nuestros dos Estados son fieles a los principios de la democracia y la economía de mercado, aunque nosotros, así como los países latinoamericanos, hacemos mayor hincapié en los aspectos sociales.

—Tomando en cuenta cierta preocupación existente también en esta parte del mundo respecto a los problemas que enfrentan algunos empresarios rusos, ¿cómo se podría caracterizar el clima para los negocios extranjeros, inclusive latinoamericanos, en la Rusia de hoy?

—Ante todo quiero decir que la primera preocupación de la cual está hablando es por lo menos exagerada y diría más: es completamente infundada. Rusia avanza a paso firme por el camino de la economía de mercado y como reiteradamente ha señalado el presidente Vladimir Putin, no habrá marcha atrás. Esto refiere también a algunas declaraciones sobre supuestos planes de nacionalización de la propiedad de los llamados oligarcas.

La economía de Rusia está en la fase de crecimiento. En el año 2002 creció más de 7%, lo que sería imposible sin la confianza y el aporte de grandes empresarios rusos. Además el empresariado occidental percibe con optimismo nuestra política económica y el clima de inversiones en Rusia. Pero esto no significa que no tengamos cosas por hacer. Hay tareas importantes tales como el perfeccionamiento de la legislación tributaria y la lucha contra la corrupción a la que el presidente Putin presta una atención especial.

Entonces el empresariado latinoamericano debe tener la seguridad completa, y ésta ya existe, de un clima estable y favorable para las inversiones en Rusia. El volumen de intercambio de bienes anual con los países latinoamericanos equivale a unos 6 mil millones de dólares. En el volumen global de comercio exterior de Rusia América Latina representa un 4%. Sin embargo hay que reconocer que el volumen de las relaciones económico-comerciales no corresponde al potencial de las partes.

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