EFE, AFP
Tras un breve descenso el miércoles, las autoridades brasileñas alertaron de la posibilidad de que se produzca una nueva crecida del río Guaíba este fin de semana en la ciudad de Porto Alegre, que está parcialmente inundada desde el pasado viernes.
Entre hoy y el lunes se esperan intensas precipitaciones en el norte del estado de Rio Grande do Sul, el más golpeado por los temporales que han causado al menos 108 muertos y 136 desaparecidos desde la semana pasada en el sur de Brasil.
Las aguas del Guaíba han bajado hasta a una cota de 4,92 metros, cerca de dos metros por encima del nivel de inundación, y podrían subir de nuevo otros 30 centímetros por las lluvias del fin de semana, según alertaron técnicos del Gobierno regional.
El gobernador de Rio Grande do Sul, Eduardo Leite, dijo en una rueda de prensa que la región atraviesa un “momento crítico” y advirtió del riesgo que puede suponer regresar a casas en zonas de riesgo de deslizamientos de tierra o vulnerables a inundaciones.
“A los alcaldes: no es momento de permitir a los ciudadanos volver a casa en zonas en situación de riesgo. Es muy importante, aún estamos pasando una situación de mucho cuidado. El suelo está empapado y es muy inestable”, dijo el gobernador.
Las inundaciones y deslizamientos de tierra han afectado a cerca de 425 municipios en Rio Grande do Sul, alcanzando directamente a 1,5 millones de personas.
Según el último balance oficial, 232.675 personas permanecen desplazadas de sus hogares, entre ellas 65.573 que están refugiadas en albergues. La situación más preocupante ocurre en la zona metropolitana de Porto Alegre, donde hay ciudades y barrios enteros bajo las aguas desde el pasado viernes, y hay problemas de abastecimiento de agua y cortes de electricidad.
Reconstrucción
El Gobierno regional evaluó ayer en 18.839 millones de reales (unos 3.663 millones de dólares) las necesidades para recuperarse de las inundaciones.
El balance preliminar, presentado por Leite, incluye las necesidades financieras para la respuesta de emergencia y asistencia a las víctimas, así como para la recuperación y reconstrucción de infraestructuras y apoyo a la economía local.
Entre otros capítulos, se calculó que será necesario invertir 4.971 millones de reales (cerca de 966 millones de dólares) en la recuperación de viviendas y destinar 2.642 millones de reales (513 millones de dólares) para escuelas.
En recuperación de carreteras y vías urbanas, las necesidades son de 2.848 millones de reales (unos 553 millones de dólares) y para la reconstrucción de puentes, 3.609 millones de reales (o 701 millones de dólares).
Asimismo, se prevé destinar 1.012 millones de reales (197 millones de dólares aproximadamente) al apoyo a las empresas y otros 368 millones de reales (71 millones de dólares) a la agricultura, uno de los sectores más pujantes de esta región, un importante productor de arroz, soja y maíz.
El Gobierno regional también anunció la apertura de una línea de crédito de 7.000 millones de reales (unos 1.360 millones de dólares) con tipos de interés bajos para apoyar a las empresas y a los autónomos.
De forma paralela, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, anunció ayer también un paquete de ayudas de 50.000 millones de reales (9.800 millones de dólares) para ayudar al estado de Rio Grande do Sul.
Todo el capital destinado al desastre climático, tanto del Gobierno regional como del central, equivale a la inversión de UPM para construir su segunda planta en Uruguay.
Al la vez, el mandatario anunció el inicio de unas obras hídricas en el noreste del país y lamentó que el agua falte en esa árida región, mientras el sur del país es azotado por las devastadoras inundaciones.
“Son sensaciones muy contradictorias”, porque Brasil “es un país muy grande” y mientras “rogamos para que pare de llover” en el sur, “se celebra” que el agua llegue al interior del noreste, dijo Lula en un acto realizado en São João da Tapera, en el estado de Alagoas.