Por David Pierson y Lynsey Chutel
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El grupo BRICS, que incluye a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, representa una cuarta parte de la economía mundial y ha tratado cada vez más de actuar como contrapeso al dominio de foros liderados por Occidente como el Grupo de los 7.
En su cumbre en Johannesburgo la semana pasada, el grupo anunció que Argentina, Egipto, Etiopía, Irán, los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita habían sido invitados a unirse, y que sus membresías comenzarían en enero.
El grupo BRICS ha dicho que quiere traer diversidad a la estructura de poder mundial en medio de una creciente polarización. Esa polarización se ha visto profundizada por la invasión rusa de Ucrania y las tensas relaciones entre Estados Unidos y China en cuestiones económicas y de seguridad. Los países más pequeños atrapados entre las naciones más ricas del mundo han enfrentado presiones para elegir bando o, en algunos casos, ocupar un terreno intermedio en un esfuerzo por obtener el mejor acuerdo de las naciones competidoras.
La sorpresiva inclusión de Irán (que tiene relaciones antagónicas con el principal rival de China, Estados Unidos) sugiere que la presión china y rusa tuvo éxito ante los escrúpulos de miembros como India, Brasil y Sudáfrica, que mantienen vínculos amistosos con Occidente.
“Irán, obviamente, es una elección complicada”, dijo Cobus van Staden, investigador del Proyecto Sur Global de China. "Me imagino que a algunos de los otros miembros les preocupa que pueda aumentar las tensiones geopolíticas con las potencias occidentales, lo que creo que inevitablemente ocurriría".
La expansión, en términos más generales, le da al grupo más peso financiero y refuerza el intento del líder de China, Xi Jinping, de demostrar que Beijing tiene un creciente apoyo diplomático para su agenda a pesar de haber distanciado a muchos países del mundo en desarrollo por su apoyo a Rusia.
Esa óptica puede llegar a ser la conclusión más significativa de la cumbre, que por lo demás no logró cumplir algunos de los objetivos establecidos desde hace mucho tiempo por el grupo, como establecer una moneda BRICS que rivalice con el dominante dólar estadounidense.
Después del anuncio de expansión, Sudáfrica intentó demostrar que el grupo no era hostil a Occidente.
Anil Sooklal, representante de Sudáfrica en las negociaciones BRICS, dijo a los periodistas que el grupo necesita cambiar con los tiempos. “Esto es lo que dicen los BRICS: seamos más inclusivos. Los BRICS no son antioccidentales”, afirmó.
Irán complica el panorama
Irán solicitó unirse a los BRICS en junio como parte de sus esfuerzos por fortalecer los lazos económicos y políticos con potencias no occidentales y demostrar que los esfuerzos de Occidente por aislarlo habían fracasado. El país, que posee las segundas mayores reservas de gas del mundo, se ha mantenido a flote vendiendo petróleo a precios reducidos a China, entre otras maniobras.
Irán y Rusia han formado una asociación estratégica cada vez más profunda en medio de la guerra del Kremlin contra Ucrania. Estados Unidos ha descrito a Irán como el principal respaldo militar internacional de Rusia y ha advertido sobre el impacto que la profundización del comercio militar entre los dos países podría tener en Ucrania.
Al hacer el anuncio, Mohammad Jamshidi, vicepresidente de política de Irán, calificó de “logro histórico y una victoria estratégica” que la República Islámica se una a los BRICS y felicitó a los dirigentes y al pueblo de Irán.
Antes de la cumbre, los funcionarios estadounidenses intentaron restar importancia al impacto de los planes de expansión del grupo. Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, dijo a los periodistas que la administración Biden “no consideraba que los BRICS estuvieran evolucionando hacia una especie de rival geopolítico de Estados Unidos o de cualquier otra persona”.
Dijo que Estados Unidos tenía relaciones “fuertes y positivas” con Brasil, India y Sudáfrica, y agregó que “seguiremos gestionando nuestra relación con China; y continuaremos rechazando la agresión de Rusia”.
¿Vuelve la Guerra Fría?
A pesar de una demostración pública de unidad en la conferencia estrechamente controlada, los miembros del BRICS aportaron opiniones divergentes sobre su expansión. Varios líderes advirtieron contra el regreso a un orden global divisivo que recuerda a la Guerra Fría. India, que ha estado atrapada en una disputa territorial con China, ha tratado de evitar diluir su propio papel en el grupo a favor de países más cercanos a China. Brasil y Sudáfrica han querido evitar alienar a sus socios en Europa y América del Norte.
Xi, que había presionado para una rápida expansión del grupo, dijo que la medida para incorporar nuevos miembros era “histórica”. En un discurso leído por un subordinado en la cumbre, dijo: “Las reglas internacionales deben ser escritas y sostenidas conjuntamente por todos los países, en lugar de dictadas por aquellos con los músculos más fuertes”.
Algunos de los países que fueron invitados a unirse tienen una práctica considerable en mantener una excelente línea diplomática con Occidente. Arabia Saudita, el mayor socio comercial del club BRICS en Medio Oriente, ha cultivado vínculos con China y ha demostrado independencia de los intereses estadounidenses a pesar de su larga relación de seguridad con Estados Unidos.
Egipto, política y geográficamente a caballo entre África y Medio Oriente, ha construido relaciones sólidas con Rusia y China, al tiempo que mantiene sus vínculos con Estados Unidos.
Para Argentina, que enfrenta otra crisis económica y reservas extranjeras cada vez menores, la membresía en los BRICS podría ser un salvavidas financiero. Durante la cumbre, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, defendió la creación de una unidad comercial alternativa que aliviaría la dependencia de las naciones emergentes del fuerte dólar estadounidense. Argentina ya ha comenzado a pagar algunos de sus préstamos en moneda china, dijeron analistas, aunque no está claro cuánto alivio obtendrá.
Los Emiratos Árabes Unidos, que también fueron invitados como miembro formal, ya se unieron en junio al Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS.