Teherán - Las autoridades iraníes mantenían hoy retenidos en Teherán a los 15 militares británicos, mientras los habitantes de la capital esperaban con resignación las nuevas sanciones contra su país que el Consejo de Seguridad de la ONU podría aprobar esta misma noche.
Aunque nadie oficialmente establece un vínculo directo, muchos diplomáticos y analistas políticos relacionaban hoy en Teherán la detención de los marines con las "prisas" del Consejo por aprobar el texto de la resolución, pese a las reticencias de varios países como China o Rusia y otros miembros no permanentes.
Irán ya capturó a otro grupo de militares británicos en junio de 2004, que fueron liberados tras verse obligados a pedir disculpas públicamente y ser exhibidos en la televisión iraní.
Pero en esta ocasión las relaciones entre ambos países se encuentran mucho más deterioradas que hace dos años, cuando gobernaba en Teherán el reformista Mohammed Jatami y la polémica en torno al programa nuclear iraní todavía no había alcanzado las proporciones actuales.
Desde la llegada a la presidencia del ultraconservador Mahmud Ahmadineyad en junio de 2005, las relaciones entre Teherán y Londres no han dejado de emponzoñarse a causa de la cuestión nuclear, pero también a causa del conflicto en Irak.
Hoy mismo, el comandante de las fuerzas británicas en la ciudad iraquí de Basora aseguró tener pruebas de que elementos iraníes están armando y pagando a los insurgentes locales para atacar a sus tropas desplegadas en la zona.
Irán ha negado siempre esos vínculos y ha protestado repetidamente por la detención en Irak, el pasado enero, de cinco miembros de la Guardia Revolucionaria, acusados de alentar a la resistencia chií, y que aún continúan en poder de las fuerzas estadounidenses.
Ya el líder supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei había advertido esta semana a los países occidentales de que si "continúan con las amenazas y la intensificación de la coerción y la violencia, deben saber que las autoridades iraníes usarán todas sus recursos para golpear a quienes atacan".
Entretanto, las calles de Teherán se mostraban hoy casi vacías por las festividades del Nowruz, el nuevo año iraní, que los habitantes de la capital celebran en la intimidad familiar o haciendo excursiones a las afueras.
Quienes quedaban en la ciudad daban muestras de resignación ante los últimos acontecimientos y la posibilidad de nuevas sanciones por parte de la ONU.
Haled Dirshi, un médico iraní que trabaja en Francia y llegó a pasar las fiestas del año nuevo con su familia, expresó a EFE su desánimo ante la incomprensión internacional por lo que sucede en su país.
"La sociedad iraní es muy diferente de lo que se describe en Occidente, nosotros no queremos para nada el conflicto, ni la guerra, aunque sí nuestro derecho a disfrutar de la tecnología nuclear de un modo pacífico, como todo el mundo", recalcó.
Al igual que otros ciudadanos, Haled no cree que las sanciones vayan a tener mucho efecto sobre la economía iraní y especialmente sobre la actitud de la clase dirigente del país.
"Ya estamos acostumbrados a las sanciones, aunque con el tiempo acaben notándose en la economía, pero Irán es un país con muchos recursos", señala, aunque teme que las nuevas medidas sancionadoras radicalicen aún más la postura del Gobierno iraní.
La reacción de Teherán a la posible nueva resolución del Consejo de Seguridad podría hacerse notar más que las propias sanciones, tal como han advertido sus dirigentes y destacan algunos observadores.
"Si te arrinconan, es legítimo defenderte por todos los medios", declaró recientemente el presidente Ahmadineyad.
Entre esas medidas estaría la conclusión de la cooperación con la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) y posteriormente el abandono del Tratado de No Proliferación nuclear (TNP).
Pero Irán también puede, en último término, bloquear el estrecho de Ormuz y con ello el principal paso de las exportaciones mundiales de petróleo desde el Golfo Pérsico.
EFE