VIENA | AP
Las autoridades que libran la guerra global contra las drogas se enfrentan a grupos insurgentes, que consolidan su control en zonas clave de cultivo del opio y la coca, según un nuevo Informe Mundial sobre Drogas de la ONU.
En todo el mundo, el cultivo ilícito del opio y la coca -materias primas para la producción de heroína y cocaína- aumenta a medida que los milicianos en Colombia, Afganistán y Mianmar consolidan su control de zonas clave de cultivo, advierte el informe la Oficina de las Naciones Unidas sobre Drogas y Delitos.
"La explosión de los narcóticos en estas áreas se explica por su presencia y por la protección que ofrecen``, explicó el jefe de la agencia Antonio María Costa. "Creo que poco a poco esta gente, aun políticamente motivada al principio, se convierte en una organización delictiva``.
En su Informe Mundial sobre las Drogas de 2008, difundido ayer, la oficina de la ONU vincula directamente el opio y la coca con milicianos en Afganistán, revolucionarios armados en Colombia y grupos étnicos insurgentes en Mianmar.
En Sudamérica, donde las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) libran una lucha insurgente desde hace décadas, la producción de coca aumentó el 27% en 2007. La mayor parte de la droga provino de regiones controladas por los insurgentes, al igual que en Afganistán. El país asiático tuvo una cosecha récord de amapolas de opio en 2007, duplicando casi la producción mundial ilegal. Los expertos de la ONU dicen que el 80% de las amapolas se cultivó en cinco provincias del Sur, donde los combatientes talibán lucran con las drogas.
El sudeste del Asia impone un nuevo desafío: el cultivo de opio aumentó en el 2007, revirtiendo seis años de declinaciones consecutivas. En Mianmar (ex Birmania) aumentó el 29%. La mayoría de las ganancias se registraron en el estado sureño de Sha, donde los rebeldes que luchan por la autonomía han chocado con los militares.
El papel creciente de los insurgentes en el narcotráfico mundial preocupa particularmente porque sus ganancias mal habidas se usan para sobornar a la policía y funcionarios del gobierno y para financiar actividades terroristas.
La cifra
80% Es el porcentaje de amapolas de opio que se cultivaron en Afganistán en 2007, donde los talibán lucran con las drogas.