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El gobierno de Paraguay arrinconado por protestas

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Protestas en Paraguay contra el gobierno de Mario Abdo Benítez. Foto: Reuters.
CESAR OLMEDO

REGIÓN

La demora de la campaña de vacunación es otro de los factores que dañaron la credibilidad de Mazzoleni y, por ende, la de Abdo Benítez por parte de la ciudadanía.

El aniversario del primer caso del coronavirus SARS-CoV-2 en Paraguay coincide con los intentos del presidente Mario Abdo Benítez de desactivar la crisis política originada por las marchas ciudadanas que exigen su renuncia por su gestión sanitaria, con los hospitales colapsados, carentes de insumos, y sin perspectivas de una pronta vacunación de la población.

La principal medida del mandatario se anunció el sábado, con cuatro cambios de ministros, lo que no ha frenado las movilizaciones pidiendo su dimisión. Anoche se desarrolló la tercera jornada de protestas con una concentración enlos alrededores de la residencia presidencial, que estuvo protegida por un fuerte dispositivo de la Policía Nacional. Los participantes, en gran parte jóvenes, exhibieron pancartas reclamando la dmisión de Abdo Benítez (Partido Colorado), y con denuncias de algunos escándalos de corrupción en su gabinete.

En otras, se denunció las carencias sanitarias y educativas.

Para esta semana, está previsto que los principales partidos de la oposición sigan negociaciones para impulsar desde la Cámara de Diputados un juicio político al mandatario.

De momento, y además de esos cuatro ministros, la crisis sanitaria, así como política, ha costado el puesto al ministro de Salud, Julio Mazzoleni, que renunció el viernes tras las protestas del gremio de enfermería y familiares de pacientes por la escasez de medicamentos.

Un escenario político que no se oteaba el 7 de marzo de 2020, cuando Mazzoleni convocó una conferencia de prensa para informar de ese primer caso, una persona que regresaba de Ecuador.

Pocos días después Abdo Benítez decretó una cuarentena parcial y luego total, con las fronteras cerradas y la población paralizada por las restricciones de movimiento.

Unas medidas tempranas y de las que se enorgullecía el Gobierno, que logró la aprobación de un préstamo de 1.600 millones de dólares para hacer frente a la pandemia, con subsidios y compra de medicamentos.

La pregunta de muchos de los participantes en las protestas es dónde fue a parar ese monto cuando los hospitales públicos se encuentran desabastecidos y desbordados por el aumento de casos, con 3.294 muertos y más de 166.000 contagiados en un año.

Esa situación fue el detonante de las protestas de esta semana, primero por enfermeros y personal de blanco, alertando de las condiciones de los centros de salud.

El presidente movió ficha con la renuncia de Mazzoleni, sustituido de forma interina por Julio Borba, pero la tarde noche de ese viernes el clamor popular aumentó los quebraderos de cabeza del mandatario.

Los convocantes de las protestas, sin adscripción partidaria, llamaron a las marchas a través de las redes y desde la etiqueta #Estoyparaelmarzo2021.

Para los paraguayos el mes de marzo está asociado con levantamientos y protestas como las de 1999, tras el magnicidio del vicepresidente Luis María Argaña y las manifestaciones que dejaron varios muertos y tumbaron al Gobierno de la época.

Se anuncia que las protestas Abdo Benítez continuarán hasta su salida del Gobierno y la del vicepresidente, Hugo Velázquez, también del Partido Colorado.

El reclamo se agudizó la tarde del viernes, cuando centenares de personas se manifestaron contra el Gobierno para denunciar la ineficiencia de éste en materia sanitaria y los casos de corrupción que le han salpicado, varios de ellos en ese ámbito. Esa concentración frente al Congreso fue reprimida por la Policía con balines de goma y gases, lo que derivó en enfrentamientos que dejaron doce heridos y azuzaron la indignación ciudadana.

El sábado, mientras la multitud se manifestaba en el centro de Asunción, Abdo Benítez dijo haber entendido el mensaje de la ciudadanía y respondió con el cambio del jefe de Gabinete, Juan Ernesto Villamayor; la ministra de la Mujer, Nilda Romero, y el ministro de Educación, Eduardo Petta, entre los más cuestionados de su Gobierno.

Abdo Benítez, que prescindirá también del interino Borba, se comprometió además a la consecución de insumos en tiempo y forma.

También ese día llegaron al país 20.000 vacunas donadas por Chile, que junto a las 4.000 dosis rusas de hace una semana tienen como destino el personal sanitario.

La demora de la campaña de vacunación, pendiente de un millón de vacunas rusas y 4,3 millones del Mecanismo Covax, es otro de los factores que dañaron la credibilidad de Mazzoleni y, por ende, la de Abdo Benítez por parte de la ciudadanía.

El presidente enfrenta ahora a ese desafío sumado al del juicio político, que ya le amenazó en 2019 por la existencia de un acta secreta con Brasil sobre la compra de energía a la represa compartida de Itaipú.

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