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La ‘garganta profunda’ de Facebook da la cara: “Financian sus beneficios con nuestra seguridad”

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El logo de Facebook en celulares, computadoras y tablets. Foto: AFP

REVELACIONES

Frances Haugen, exempleada de la red social, confiesa en un programa de televisión de máxima audiencia estar detrás de las últimas exclusivas de ‘The Wall Street Journal’ sobre la compañía

Frances Haugen, ingeniera informática de Iowa de 37 años, fue la persona que filtró los documentos internos de Facebook que sustentan las últimas exclusivas publicadas por The Wall Street Journal. Entre ellas, la información de que la compañía era consciente de que Instagram, su red social de fotos, era tóxica para muchas adolescentes. La exempleada de la empresa reveló su identidad la madrugada de este lunes en un programa de televisión de máxima audiencia y este martes declarará sobre la red en el Congreso de EE UU.

“Había constantes conflictos de interés entre lo que es bueno para el público y lo que es bueno para Facebook”, dijo Haugen en 60 Minutes, de la cadena CBS. “Facebook siempre escogía optimizar su propio interés, ganar más dinero”, aseguró también la exempleada. La garganta profunda de la empresa logró sacar una gran cantidad de documentos de investigación y mensajes de chats internos donde se demuestra que Facebook oculta buena parte de los males que provoca la compañía. “Tuve que llevarme suficiente [material] para que nadie pudiera cuestionar que esto es real”, dijo en el programa.

Haugen, que salió de Facebook en mayo, ha pedido a través de su abogado protección federal para denunciantes a través de la Comisión de Valores y Bolsa de EE UU. Jeff Horwitz, el periodista del Journal autor de las exclusivas, llamó “Sean” a Haugen para proteger su identidad durante los 10 meses que mantuvo relación con ella antes de publicar la información.

“He visto varias redes por dentro y Facebook es sustancialmente peor”, dijo Haugen, que ha trabado en Google y en Pinterest, antes de entrar en Facebook en 2019. Haugen estaba dentro del Departamento de Integridad Cívica, encargado de que la red “fuera una fuerza para el bien de la sociedad”. Semanas después de las elecciones de noviembre de 2020, ganadas por Joe Biden, la plataforma decidió suprimir ese equipo. “No ha habido disturbios, podemos disolveros”, contó la exempleada. Ese fue el momento en que se convenció de que la empresa nunca mejoraría por sí misma su plataforma y decidió acudir a la prensa y a las autoridades federales. “Facebook está lleno de gente buena y consciente. Pero dentro sabes cosas que nadie fuera sabe. Imagina cómo te corroe”, explica Haugen. “Facebook está forcejeando consigo misma, está escondiendo información. No podemos solucionar problemas solos, sino juntos”, admitió, en referencia al resto de la sociedad.

Haugen es la cara, hasta ahora oculta, tras la mayor crisis de la red social desde el escándalo de Cambridge Analytica. Hay quien dice que esta crisis es más profunda porque son documentos internos de la red los que prueban que la compañía ha decidido no actuar, los que muestran que Instagram es malo para grupos de chicas adolescentes o que el algoritmo premia el odio porque es más atractivo y logra más interacciones de los usuarios, con lo que están más tiempo en la plataforma.

“No creo que vayan a invertir suficiente para evitar que Facebook sea peligroso”, dijo Haugen. “Se han dado cuenta de que si cambian el algoritmo para que sea más seguro, la gente estará menos tiempo en la plataforma, clicará en menos anuncios y ganarán menos dinero”.

“Facebook escoge beneficios sobre seguridad. Financia sus beneficios con nuestra seguridad”, insistió. Durante la larga entrevista, Haugen repitió que dentro de la compañía hay mucha gente que admite y reconoce estos problemas, pero que sus incentivos están desalineados: lo que hace ganar dinero es malo para la sociedad. “Tengo mucha empatía por Mark [Zuckerberg]. Nunca emprendió este camino para acabar creando una plataforma de odio, pero ha permitido que se tomen decisiones cuyas consecuencias secundarias son que el contenido de odio llegue a más gente”, dice.

En un perfil de Haugen en el Journal que salió a la vez que su entrevista en la CBS, la ingeniera especifica cuál es el objetivo central de sus revelaciones. “Si con lo que he hecho solo he conseguido que la gente odie más a Facebook, entonces habré fracasado. Creo en la verdad y la reconciliación, tenemos que admitir la realidad. El primer paso para ello es la documentación”.

En uno de los documentos extraídos por Haugen se analizaba cómo los partidos políticos europeos habían elevado la agresividad en sus anuncios para que el algoritmo les tuviera en cuenta. Según Haugen, este es el mensaje que recibían desde Europa: “Nos estáis haciendo tomar posturas que no nos gustan, que sabemos que son malas para la sociedad, pero si no lo hacemos, sabemos que no ganaremos en el mercado de las redes sociales”. El odio y la polarización serían las monedas de ese mercado, donde sin ellas nadie es capaz de hacerse ver. Y los partidos políticos necesitan a la fuerza que se les vea.

Una de las grandes preocupaciones de Haugen, como de otros empleados que han salido recientemente de la compañía, son los estragos que provoca Facebook en países no occidentales. “Es horrible lo que Facebook hace en otros países”, aseguró. “La mayoría de lenguas del mundo no tiene una internet libre y abierta y Facebook ha ido a pagar y subvencionar internet con planes de datos en algunos países con una estructura muy frágil para que usaran la plataforma. Teníamos una broma dentro de la compañía: si quieres saber qué países estarán en crisis dentro de un par de años, mira dónde nos hemos expandido”, afirmó Haugen.

“El humor negro detrás de la broma es que las tecnologías de la información no son neutrales”, aclaró. Haugen explicó entonces que Facebook tiene sus incentivos mal alineados con los intereses de las sociedades adonde llega. “Cada vez que Facebook se expande en una nueva área lingüística, cuesta lo mismo o más crear los sistemas de seguridad que ya tienen el inglés o el francés. Cada lengua cuesta más dinero pero hay menos clientes. Las cuentas no cuadran. Así que si hay 5.000 lenguas en el mundo, Facebook tiene sus sistemas adaptados quizá a 50. En todas las partes en las que no, la desinformación lleva directamente a que muera gente”.

Los problemas que pueden provocar Facebook y otras redes sociales han tocado de cerca la vida de Haugen. Durante un año que estuvo convaleciente, un amigo le ayudó con las tareas cotidianas. Con el tiempo, ese amigo cayó en foros en internet que fueron modificando sus posturas hacia una mezcla de ocultismo y supremacismo blanco, según el Journal. “Una cosa es estudiar la desinformación y algo distinto perder a alguien por ella. Mucha gente que trabaja en estos productos solo ve la cara positiva de todo esto”, lamentó Haugen durante la entrevista.

Facebook ha respondido a sus declaraciones con este comunicado: “Cada día nuestros equipos deben lograr un equilibrio entre proteger el derecho de miles de millones de personas a expresarse abiertamente y la necesidad de mantener la plataforma como un espacio seguro y positivo. Seguimos haciendo mejoras significativas para frenar la distribución de desinformación y contenido dañino. Sugerir que promovemos el contenido malo sin hacer nada no es verdad”.

Para Haugen la diferencia está en el sentido que damos a cada una de esas palabras. Es cierto que Facebook hace “algo”, pero probablemente no sea suficiente: “La compañía miente cuando dice que ha hecho avances significativos sobre desinformación u odio”, dijo. En uno de los documentos filtrados por Haugen se constata cómo el contenido perjudicial que Facebook suprime es ridículo en proporción al total.

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