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El último de una estirpe de millonarios de EE.UU.

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David Rockefeller: sus posiciones en política despertaron polémica dentro y fuera de EEUU. Foto: Archivo

David Rockefeller falleció ayer a la edad de 101 años.

El último superviviente de toda una generación de Rockefellers y la cabeza visible de la familia durante las últimas décadas, David Rockefeller, falleció ayer a los 101 años de edad. Murió en su domicilio de Pocantico Hills, en Nueva York. Con su muerte desaparece el último nieto vivo del fundador de la dinastía, John D. Rockefeller, que está aún considerado como el estadounidense más rico de todos los tiempos y como la persona más acaudalada de la historia moderna.

Profesionalmente, la carrera de David Rockefeller estuvo marcada por su paso por el Chase Manhattan Bank, una institución estrechamente vinculada a su familia y cuya expansión internacional lideró durante los años 70. Rockefeller comenzó a trabajar para el banco en 1946, a las órdenes de su tío Winthrop W. Aldrich; se convirtió en presidente en 1961 y en consejero delegado en 1969. Dejó el cargo en 1981, aunque durante años continuó asesorando al banco en sus negocios internacionales y como una suerte de embajador. Cuando fue jefe del Chase, Rockefeller forjó una red de estrechas relaciones con gobiernos y corporaciones multinacionales, al punto de decirse que el banco tenía su propia política exterior. Era miembro del comité consultivo del grupo Bilderberg.

Su nombre llegó a simbolizar las impopulares políticas bancarias estadounidenses en los países deudores. Rockefeller fue despreciado por la izquierda por trabajar con el dictador chileno Augusto Pinochet y el chá de Irán. Rockefeller se vio envuelto en un incidente internacional cuando él y su amigo Henry Kissinger ayudaron a persuadir en 1979 al presidente Jimmy Carter para que admitiera al chá de Irán en Estados Unidos para someterse a un tratamiento por un linfoma, lo que ayudó a precipitar la crisis de los rehenes en Irán.

También generó molestia por incentivar la apertura del comercio con China y la Unión Soviética durante la Guerra Fría. La Comisión Trilateral fue un grupo que fundó en 1973 para fomentar las relaciones entre Norteamérica, Japón y Europa Occidental.

Viajes y arte.

Su afición a los viajes y su influyente nombre le convirtieron también en uno de los grandes representantes en el extranjero del gran capitalismo estadounidense, con continuas visitas a empresarios y líderes políticos en todos los continentes. Esos viajes lo trajeron en dos oportunidades a Uruguay.

Rockefeller fue voluntario en el Ejército y sirvió en Francia durante la Segunda Guerra Mundial.

Estudio en Harvard y en Londres y obtuvo un doctorado en Ciencias Económicas por la Universidad de Chicago.

Varios presidentes de Estados Unidos le ofrecieron ocupar la Secretaría del Tesoro, algo que siempre rechazó. Rockefeller no dudó además en criticar abiertamente a algunos inquilinos de la Casa Blanca.

Junto con los viajes, su otra gran pasión fueron las artes, que promocionó con cientos de millones de dólares continuando con la tradición de su familia. Entre otras cosas, financió el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), el Rockefeller Center, la Universidad Rockefeller o la construcción del World Trade Center —que incluye las desaparecidas Torres Gemelas. Además, reunió una de las colecciones de arte más importantes del planeta, valorada en cientos de millones de dólares y con obras de Picasso, Cézanne o Matisse.

La revista Forbes le atribuía pocas horas antes de conocerse su muerte una fortuna de 3.300 millones de dólares, a pesar de las cuantiosas donaciones que llevó a cabo en sus últimos años (cerca de 2.000 millones de dólares).

Nacido en Manhattan el 12 de junio de 1915 como el más joven de seis hermanos, David Rockefeller pasó su infancia en Nueva York y en las fincas de la familia. La mansión de nueve pisos donde nació, la residencia más grande de Nueva York, es ahora parte del Museo de Arte Moderno que su madre, Abby, ayudó a fundar en 1929.

En septiembre de 2013, en oportunidad de una visita a Nueva York, el entonces presidente José Mujica se reunió con Rockefeller. "Venir a verlo a usted es para nosotros como cruzar el Rubicón, porque usted es el símbolo de una realidad, y nosotros siempre reconocemos las realidades", le dijo Mujica. Uno de los objetivos de esa visita al magnate fue conseguir apoyo a la legalización de la marihuana en Uruguay.

En enero de 2015, fue Rockefeller el que vino a Uruguay. Lo hizo para pasar unos días de descanso en Punta del Este. Ya había estado en el balneario hacía 20 años para la reunión del Council of the Americas. En aquella ocasión Rockefeller se reunió con el entonces presidente Luis Alberto Lacalle y escuchó una conferencia del ministro de Economía Ignacio de Posadas, celebrada en el exclusivo Club La Terraza de Parque del Golf. En base a EFE, REUTERS Y EL PAÍS

El eterno femenino de una imaginativa pintora
David Rockefeller: sus posiciones en política despertaron polémica dentro y fuera de EEUU. Foto: Archivo

DAVID ROCKEFELLER, 1915-2017NUEVA YORK

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