El régimen infló la cifra en al menos 1 millón; la oposición dice que se quedaron cortos

El fraude electoral de Nicolás Maduro del domingo quedó desenmascarado. Y no fue la oposición la que confirmó el engaño, sino la empresa contratada por el régimen chavista que suministró la tecnología para el conteo de los votos. La compañía SmartMatic afirmó que, “sin lugar a dudas, en las pasadas elecciones de la Asamblea Nacional Constituyente hubo manipulación del dato de participación”.

La versión oficial del régimen es que el domingo votaron 8,1 millones de venezolanos en la elección de una Constituyente que solo tenía candidatos chavistas. Esta cifra, según Maduro, equivale al 41,5% de los habilitados. La oposición, sin embargo, denunció desde el primer momento que la elección fue “el mayor fraude en la historia” de Venezuela, y así lo entendió además buena parte de la comunidad internacional con gobiernos democráticos.

“Estimamos que la diferencia entre la cantidad anunciada y la que arroja el sistema es de al menos un millón de electores”, dijo SmartMatic, que dio soporte a los procesos electorales venezolanos entre 2004 y 2015, incluida la elección de Maduro en 2013 por estrecho margen sobre el opositor Henrique Capriles.

“Para conocer con exactitud la participación debería hacerse una auditoría más extensa del sistema de recuento”, advirtió el presidente de SmartMatic, Antonio Múgica, en una rueda de prensa en Londres.

Un análisis de la agencia Reuters reveló ayer un dato que va en la misma línea que el informe de SmartMatic sobre la manipulación de votos por parte del régimen. Sólo 3,7 millones de personas habían votado hasta las 17:30 hora de Venezuela el domingo, según datos del Consejo Nacional Electoral (CNE) revisados por Reuters, lo que arrojó dudas sobre los 8,1 millones de votos anunciados ese día.

El único reporte oficial sobre la participación en los comicios fue dado por la presidenta del CNE, Tibisay Lucena, cerca de la medianoche del domingo, cuando aseguró que votaron 8.089.320 venezolanos.

“Aunque es posible tener un último empujón al final del día, y el Partido Socialista Unido de Venezuela ha intentado hacerlo en el pasado, duplicar el voto en la última hora y media sería algo sin precedentes”, dijo Jennifer McCoy, analista que dirigió misiones de observación electoral del Centro Carter.

Incluso dentro del propio oficialismo el resultado de la elección despertó sospechas. “Por primera vez desde que asumí este compromiso con el país, no puedo avalar la consistencia o veracidad de resultados”, dijo el martes en la noche Luis Rondón, uno de los cinco rectores del CNE en su cuenta de Twitter.

En los días previos a la elección del domingo, el régimen chavista presionó a funcionarios estatales para que fueran a votar, incluso amenazándolos con el despido si no lo hacían. Algunos contaron que recibieron llamadas telefónicas de jefes o colegas para empujarlos a votar.

“Ese resultado si antes era nulo ahora es absolutamente inexistente y en Venezuela tiene que abrirse en este momento todo un proceso de protesta social, de demanda legal”, dijo el presidente del Parlamento, el opositor Julio Borges, en referencia al informe de ayer de SmartMatic de que el régimen manipuló los datos de la elección. Borges calificó de “terremoto a nivel mundial” la denuncia de esa empresa.

SmartMatic estimó que la diferencia entre la cantidad de votos anunciados por el régimen (8,1 millones) y la que arroja su sistema de verificación es de al menos un millón de electores.

Según Borges, esa diferencia puede ser mayor debido a que no hubo observadores de la oposición y tampoco se hicieron suficientes auditorías. “Hay personas que votaron varias veces (...). Se abren miles de puertas para que haya no un millón, dos millones, sino que se cumplan los cálculos de empresas independientes de que la votación está por el orden de 3,5 millones”, afirmó.

La firma de inversión Torino Capital ubicó la votación en 3,6 millones en base a sondeos a boca de urnas.

Como era de esperarse, la CNE rechazó la denuncia de fraude, la que consideró “irresponsable” y “sin fundamento”.

“Es una aseveración irresponsable con base en estimaciones sin fundamentos en la data que maneja exclusivamente” el CNE, aseguró su presidenta Tibisay Lucena. Remarcó que “no es una empresa privada radicada fuera del país la que garantiza la transparencia y credibilidad del sistema electoral venezolano” que, sostuvo, “tiene una arquitectura de seguridad que deja en manos del ciudadano su validación”.

Los 545 asambleístas chavistas que integrarán la Constituyente por tiempo indefinido, tomaron juramento ayer miércoles en un acto en el Poliedro de Caracas, y asumirán mañana viernes, en un cambio de planes anunciado a última hora de ayer por Maduro. “Se ha pospuesto la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente para organizarla en paz, con tranquilidad y todo el protocolo necesario, el viernes a las once de la mañana (las 12:00 de Uruguay)”, anunció. “Está pendiente la proclamación de 35 constituyentes y también vamos a despejar las amenazas porque queremos que todo se dé en paz”, afirmó.
Elegida el pasado domingo en medio de manifestaciones violentas que dejaron una decena de muertos, la Constituyente sesionará en el Salón Elíptico del Palacio Legislativo, en cuyo hemiciclo funciona el Parlamento, de mayoría opositora, lo que hace temer enfrentamientos.

Desde que la oposición tomó el control del Congreso en enero de 2016, simpatizantes del gobierno irrumpieron con violencia dos veces; en la última de ellas hirieron a siete diputados opositores.

La instalación se hará en medio de fuertes tensiones con Estados Unidos y la condena internacional que desató el encarcelamiento de los líderes opositores Leopoldo López y Antonio Ledezma, quienes guardaban arresto domiciliario. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien responsabilizó a Maduro de la salud y seguridad de ambos dirigentes, fustigó lo que llama “dictadura venezolana”. 

Otra jueza venezolana nombrada por la Asamblea Nacional, de mayoría opositora, pidió protección y fue ingresada como “huésped” en la embajada de Chile en Caracas, llevando a cinco los acogidos por el gobierno de Michelle Bachelet. “Logística copada pero compromiso incólume”, lanzó el canciller chileno Heraldo Muñoz a travéz de su cuenta de Twitter, en alusión al nuevo ingreso que fija en cinco la cantidad de opositores que eligieron la representación diplomática chilena para buscar protección.

Aerolíneas Argentinas cancelará por razones “operativas y de seguridad” su único vuelo semanal a Caracas de este sábado 5, medida que perjudica a varios pasajeros varados por la suspensión de la colombiana Avianca la semana pasada. El 30 de junio, United Airlines hizo su último vuelo desde Venezuela, Air Canada y Aeroméxico se fueron en 2014, Alitalia en 2015 y GOL, Latam y Lufthansa en 2016. Las que aún operan en Venezuela han recortado sus frecuencias, como American Airlines, TAP, Air France e Iberia.

La Unión Europea no reconoce el resultado de la elección de la Asamblea Constituyente del domingo en Venezuela y dijo que está dispuesta a “aumentar de forma gradual” la presión sobre Nicolás Maduro, aunque evitó aprobar sanciones. El presidente español, Mariano Rajoy, dijo que entre las sanciones que su país impulsa en la Unión Europea ante la crisis en Venezuela, está la de prohibir los viajes a España de personas ligadas al régimen de Maduro. “A partir de ahí, pues seguiremos tomando medidas”, señaló.

Hoy jueves será un día de movilizaciones en Caracas. La oposición mantiene la convocatoria a marchar hacia la sede del Parlamento, para defender al Legislativo vigente, pese a que la instalación de la Asamblea Constituyente fue aplazada hasta mañana viernes. La intención del régimen es que la Constituyente sesione en la sede del Parlamento, al que pretende desplazar en sus funciones. Maduro no precisó si la marcha que organiza el gobierno también se posterga.

VIDEOAFP, EFE, REUTERS