El "Monstruo de Amstetten" se declara inocente de homicidio

| Austria. Fritzl reconoce secuestro y violación; le echa la culpa a su madre

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Viena | Agencias y Servicios

El austríaco Josef Fritzl, conocido como "el monstruo de Amstetten", se declaró "no culpable" ayer del asesinato de uno de los siete hijos que tuvo con su hija Elizabeth, a la que violó y mantuvo en cautiverio por 24 años.

El "monstruo" llegó a las 9.30 de la mañana, hora local, a la sala principal de la Audiencia Provincial, en la ciudad austríaca de Sankt Polten. Escoltado por policías, Fritzl se cubrió la cara con una carpeta azul para que los más de 200 periodistas de todo el mundo que rodearon el juzgado no pudieran fotografiar su rostro.

En total, 25 redes internacionales, incluyendo Al Jazira y BBC se instalaron allí. Sin embargo, solo el canal de televisión austríaco ORF obtuvo la autorización para firmar el juicio. Se prevé que la sentencia se dé a conocer entre el jueves y el viernes.

Vestido con traje gris, Fritzl entró al juzgado y escuchó a la jueza experta en delitos sexuales, Andrea Hummer, que leyó el pliego acusatorio. Antes, la jueza pidió a los periodistas respeto por las víctimas. Y recordó que Fritzl tiene derecho a un "juicio justo" y de "rigurosa objetividad".

Fritzl, de 73 años, es acusado de asesinato, violación, esclavitud, privación de la libertad, coacción e incesto. Estos crímenes lo pueden llevar a recibir la pena máxima, que en Austria se traduce a cadena perpetua. El "monstruo" se declaró culpable de todos los crímenes, excepto los de asesinato y esclavitud. También se declaró inocente de amenazar a sus prisioneros de matarlos con gas si intentaban escapar del calabozo subterráneo de 11 metros cuadrados donde los tenía encerrados.

La acusación de homicidio está relacionada con la muerte de uno de los siete hijos que el violador tuvo con Elizabeth, su hija que hoy tiene 43 años. El bebé murió por falta de atención médica de sus problemas respiratorios en 1996. Para deshacerse del cuerpo, Fritzl lo quemó en una olla. De todas formas, el acusado se justificó. Y adjudicó su conducta a que tuvo una "durísima infancia".

"Mi madre no me quería. Ella tenía 42 años. Simplemente no quería hijos y actuaba en consecuencia. Me pegaba", sostuvo Fritzl. El acusado agregó que a los 12 años le advirtió a su madre que no le permitiría que lo trate así y que se defendería. "A partir de ese momento, me convertí en un demonio para ella", declaró. La madre de Fritzl murió tras años de estar encerrada en el piso superior de su casa, donde él tapio las ventanas. Esto fue develado tras conocerse el pasado octubre el parte psicológico del acusado. En sus entrevistas con una psicóloga admitió que temía a su progenitora y odiaba sus insultos, en los que lo tildaba de: "satán, inútil y criminal".

El mismo parte indica que Fritzl declaró que siempre quiso "poseer una persona". Pese a todo esto, los informes indican que "el monstruo de Amstetten" está en pleno uso de sus facultades y puede ser juzgado.

Su abogado, Rudolf Mayer, se quejó de como la prensa trata a su acusado. Y dijo que "un monstruo habría matado a todas sus víctimas, no les habría hecho regalos de cumpleaños y no habría aceptado hospitalizar a su hija mayor". En tanto, el fiscal, Christian Burkheiser, relató como Fritzl tuvo encerrado a sus rehenes sin agua caliente, ducha, ni calefacción. Y sostuvo que lo más "espantoso" del cautiverio era "no saber cuando (Fritzl) bajaría y la violaría ante los ojos de sus hijos".

Elizabeth fue raptada el 29 de agosto de 1984, cuando tenía 18 años. Durante casi medio siglo vivió encerrada en una celda de 11 metros cuadrados, bajo tierra, sin ventanas, que el propio Fritzl construyó en el sótano de su casa en Amstetten. La hija fue violada cientos de veces y obligada a dar a luz a sus hijos dentro de la celda, sin recibir atención médica.

A su familia y a su esposa, madre de Elizabeth, Fritzl contó que su hija había huido con una secta. A lo largo de los años llevó a tres de sus hijos nacidos en cautiverio a vivir a la casa familiar, depositándolos en la puerta de su casa con cartas que indicaban que Elizabeth no los podía cuidar. Los otros tres se quedaron con su madre bajo tierra hasta el 26 de abril de 2008, cuando fueron liberados. El caso fue descubierto cuando Kerstin, de 19 años, la hija mayor de Elizabeth, mostró extraños síntomas de salud y los médicos pidieron ver a su madre.

Ni Elizabeth, ni sus seis hijos participarán del juicio. Ellos solicitaron a la justicia que los proteja del acoso de los periodistas y pidieron ser internados en la clínica psiquiátrica regional de Amstetten, donde fueron hospitalizados por un tiempo tras ser liberados.

Hubo protesta de ONG frente al juzgado

Viena | Varias ONG se concentraron ayer frente al juzgado de la ciudad austríaca de Sankt Polten, para pedir la pena máxima para Josef Fritzl y para reclamar cambios en las leyes de su país con respecto a los derechos de la infancia.

"Estamos aquí para criticar al Gobierno, porque en este país el abuso sexual se considera una tontería", sostuvo Peter Rosenauer, en representación del grupo Resistencia por la Paz que se encontraba frente al juzgado, citado ayer por el portal web de El Mundo.

"Aprovechamos la presencia de los medios para pedir al gobierno que actúe", agregó Rosenauer. La policía que rodeaba al juzgado tuvo que pedir a los activistas que se alejaran un poco pues, aunque la protesta estaba prevista, éstos consideraron que estaban demasiado cerca de la entrada por donde ingresaría Fritzl.

El acusado cuenta con una guardia personal de seis agentes que no se despegan de él ya que recibió varias amenazas de muerte. Otro centenar de policías están encargados de custodiar el juzgado.

En rueda de prensa, el vicepresidente del tribunal, Franz Cutka, consultado por si se preveían cambios en la legislación de menores y en los castigos para abusadores, contestó que ese es un tema que "habría que planteárselo al parlamento". Agencias y Servicios

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