Contradicciones peronistas son la base del gobierno "K"

| Presidenta. Defiende los derechos humanos y fustiga el modelo menemista al tiempo que sus negocios prosperan; de la militancia provincial, al poder total | Comicio. El resultado está cantado; la pelea es por cuántos legisladores saca

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CARLOS TAPIA

Es un tema de género. "Compañeros, compañeras", dice siempre Cristina Fernández de Kirchner en sus discursos. Pero, al mismo tiempo, sus afiches de campaña muestran una tipografía chiquita donde dice Fernández y una enorme donde dice Kirchner. Y esta no es la única contradicción que tiene el gobierno que ganará, con mucha comodidad, la reelección hoy en Argentina.

Izquierdistas, derechistas y de centro no se ponen de acuerdo. ¿A quién representa Cristina? ¿Qué es el kirchnerismo? Algunos se pelean porque esté de su bando, otros no saben qué hacer para sacárselo de encima. En un país donde definir la palabra "peronismo" es difícil, encasillar al kirchnerismo lo es mucho más.

Para hablar de ella hay que hablar de él. El modelo nació en 2003 con Néstor Kirchner -apoyado por el expresidente derechista y hoy candidato por el peronismo disidente, Eduardo Duhalde- dándole la espalda al Fondo Monetario Internacional (FMI), diciendo ante las Naciones Unidas que era un hijo y un nieto más de abuelas y madres de Plaza de Mayo, descolgando el cuadro del exdictador Rafael Videla de la Escuela de Mecánica de la Armada, derogando las leyes de Obediencia Debida y Punto Final del gobierno de Raúl Alfonsín y convirtiendo la ESMA en un museo de la memoria para los familiares de desaparecidos. Lo hizo mientras vapuleaba a los gobiernos anteriores, sobre todo al menemismo. Las cifras lo acompañaron: la pobreza bajó de 53% a 22% y la desocupación de 23% a 8%. Cuando se fue en 2007, el presidente que ganó con el 22% de los votos -y sin necesidad de disputar balotaje por la renuncia de Carlos Menem- tenía una popularidad mayor al 50%. No optó por la reelección; le pasó sus votos a Cristina que ganó con comodidad. Cuando murió, el 27 de octubre del año pasado, la izquierda lo convirtió en "mártir". Preparan películas, programas de televisión y un monumento, ya se han escrito varios libros y hasta un cómic. En los avisos de campaña de Cristina, no se habla de Néstor Kirchner, sino de "él". Con eso alcanza.

Pero también está el otro lado del modelo "K". Kirchner fue el mismo que recibió en la década del noventa a Menem en la provincia de Santa Cruz, cuando "él" era gobernador, diciendo que "desde el paso del general (Juan Domingo Perón)" no hubo un presidente mejor. Menem, que necesita hoy una banca en la Cámara de Senadores para mantener su inmunidad y evitar la posibilidad de ser condenado a la cárcel por varias causas en las que está involucrado, logrará mantener su asiento -aunque casi nunca vaya a la Cámara- gracias a que se presenta como candidato de una lista "K" en su provincia, La Rioja. No es la primera vez. Siete veces estuvo algún Kirchner en la misma papeleta que Menem después que la democracia llegó a Argentina.

Durante el gobierno de Néstor el patrimonio de los Kirchner creció un 2.000%, según indica el periodista Luis Majul, documentos de por medio, en su libro El Dueño (Planeta, 2009). El matrimonio defendía, ahora lo sigue haciendo solo ella, que lograron enriquecerse gracias a negocios privados, algo que la Justicia consideró verdad. Sin embargo, se ha denunciado que estos negocios nacen de facilidades proporcionadas desde el Estado, que van desde compra a muy bajo precio de tierras fiscales a favoritismos en licitaciones para con presuntos testaferros. Las cifras que presentan los "K" sobre su gestión están bajo tela de juicio: con un Instituto Nacional de Estadísticas (Indec) que da datos de inflación muy por debajo de los números que presentan consultoras privadas y fueron prohibidas de difundir información, lo que se conoce es gracias a que legisladores detractores las divulgan.

Los oposición denuncia, además, una persecución a los periodistas independientes, que creció en el gobierno de Cristina Fernández. La Sociedad Interamericana de Estadística (SIP) esta semana apuntó contra la situación. La nueva Ley de Medios amenaza con destruir empresas como el Grupo Clarín, al no permitir a una misma firma tener canales de aire y de cable en la misma zona (Canal 13, de aire, y los de cable TN y TyC Sport, ya no se podrán ver todos en Buenos Aires). Solo las señales públicas tendrán un alcance nacional. Tampoco se podrá gestionar empresas de cable, como lo hace el Grupo, y al mismo tiempo tener señales de aire. Clarín también tenía los derechos de televisación del fútbol argentino, pero el gobierno llegó a un acuerdo con la Asociación de Fútbol Argentino (AFA), más bien con su presidente Julio Grondona, y logró que se televise por el canal público. "Televisión para todos", se llama el programa, otros lo definen como "pan y circo".

El modelo "K" crece -Cristina obtendrá hoy, con seguridad, más del 52% de los votos-, pero siguen las grandes contradicciones. El año pasado se aprobó la ley de matrimonio igualitario, que permite a personas del mismo sexo casarse por civil. Al mismo tiempo se le dice no al aborto, un reclamo que le hacen quienes resaltan las discordancias. En el libro La Presidenta. Historia de una vida (Sudamericana, 2011), escrito por la periodista militante -ella se define así-, Sandra Russo, que además es panelista del programa oficialista 6 7 8, que se emite por el estatal Canal 7, Fernández de Kirchner declara: "El recuerdo de un embarazo que perdí me moviliza mucho (…) Yo no estoy de acuerdo con el aborto, pero no digo que tenga razón". El proyecto de ley de legalización/despenalización del aborto en Argentina se presentó en 2007, con el apoyo de muchos legisladores "K". Desde ese entonces se mantiene cajoneado. Los oficialistas que lo redactaron no se quejan. Los kirchneristas no hacen nada que atente contra el "modelo".

¿Y quién es ella? Cristina nació en La Plata en 1953. Es hija de Eduardo Fernández y de Ofelia Wilhem. Las contradicciones vienen desde la cuna. El padre era un ferviente antiperonista; la madre, en cambio, amaba el peronismo y toda la parafernalia que acompañaba a Eva con sus tapados que valían fortunas y su escritorio al que los pobres iban a pedirle favores como si fuera una reina (populismo puro), y a los que ella accedía ganándose el cariño de todos. Pero las carteras y zapatos carísimos que usa Cristina poco tienen que ver con su idolatría a Eva. Ella era coqueta desde chiquita. Apenas sus padres se lo permitieron comenzó a pintarse la cara. Y combinaba, según quienes la recuerdan, su prolijidad y belleza con una inteligencia que la llevó a ser siempre la mejor de la clase.

"Ella era muy coqueta (…), pero estaba en otra cosa. Ella no estaba en las nubes. Ella estaba asesorada, diríamos, por personas mayores. Estaba formando un grupo y les estaban haciendo creer como que iba a salvar al país", señala en el libro de Russo, Rosita Blanco, quien era rectora del colegio Nuestra Señora de la Misericordia a la que iba la ahora presidenta.

Fernández de Kirchner empezaba a armarse una imagen del mundo mientras Juan Domingo Perón estaba exiliado en Madrid y recibía allí a miembros de todos los sectores políticos a los que le pudiera sacar algún provecho. "A esta casa vienen queriéndome vender una verdad distinta como si fuese única. ¿Y yo, qué quiere que haga? ¡Les creo a todos!", señaló el líder en una entrevista de esa época. Esta "pluralidad" llevó a que la Argentina se parta en dos. Y las consecuencias continúan hasta hoy, cuando es imposible definir la ideología política de una persona si esta se limita a declararse peronista.

Las diferencias de ideas en aquellas épocas se hicieron tajantes, y Cristina tomó partido. En 1974 comenzó a militar en la Juventud Peronista (izquierda). Tenía un novio rugbier, con quien compartía pocos pensamientos; lo abandonó y tiempo después se enamoró de Néstor. A él ya lo conocía. Militaba en la Federación Universitaria de la Revolución Nacional (FURN) y además era el vicepresidente del Centro de Estudiantes Santacruceños de La Plata. Eran el agua y el aceite. Él ya estaba recibido, ella no. Él era notablemente feo. Pero se enamoraron. Néstor en un principio simpatizó con el grupo montoneros, pero luego ambos condenaron la lucha armada. La dictadura la pasaron sin grandes sobresaltos, solo fueron detenidos en Río Gallegos una vez. Pero perdieron a varios amigos a manos de los militares. Detractores del gobierno "K" señalan que su política de derechos humanos siempre fue una ficción. Que en la década del 70 poca cosa hicieron contra la dictadura. Periodistas como Jorge Lanata o Martín Caparrós, identificados durante años con la izquierda argentina, han señalado que el "modelo" utiliza la dictadura como pretexto para beneficiarse y mantenerse en el poder.

Como sea, esta militancia fue el principio de una carrera política que dio el primer paso en 1981, cuando fundaron el Ateneo Juan Domingo Perón, la fuerza política con la que competirían en Santa Cruz y cosecharían varias derrotas. En 1989, ya con el Frente Para la Victoria (como se llama el partido que hoy ganará la elección) Santacruceño -siempre dentro del peronismo-, Cristina se convirtió en diputada de la provincia y en 1987 Néstor logró el cargo de intendente de Río Gallegos. Llegaron juntos. Ella fue su jefa de campaña. "Fue una campaña genial. Duró un año. No hubo fotos de Néstor. Salimos con unos óvalos, que después hicimos obleas y se pegaban como las direcciones de las casas. Decían arriba `Kirchner` y abajo `Intendente`. Nada más. Y las pegábamos nosotros, los militantes, casa por casa", cuenta la propia Fernández de Kirchner en La Presidenta, a cuya autora dio una de las pocas notas que concedió durante sus años en el poder. La otra entrevista que brindó fue antes de la muerte de Kirchner a la actriz Soledad Silveyra; ambas se realizaron en un tono condescendiente.

En 1991 el desafío fue mayor. Y Néstor logró convertirse en gobernador de Santa Cruz. La provincia tenía un déficit de 1.200 millones de dólares, cuando se fue, 10 años después -gracias a una ley que él mismo reformó para permitirse una reelección-, había superávit fiscal. Los logros se sintieron rápido, gracias a grandes sacrificios. Tras asumir bajó los salarios 25% y un año después, cuando logró estabilizar la economía, los volvió a subir. Su poder en Santa Cruz también le permitió crecer a Cristina, que pudo convertirse en senadora nacional en 1995. En la Cámara se opuso a varios proyectos menemistas. Al mismo tiempo alternaba su trabajo de política con el de madre, Florencia, su hija, tenía apenas cinco años; Máximo, su hijo, ya era un joven de 22 que comenzaba a ponerse al tanto de los negocios de la familia y empezaba a buscar votos de los jóvenes para sus padres.

Luego que Néstor llegó a la Presidencia en 2003 tras un país que dejó prendido fuego el radical Fernando de la Rúa y una seguidilla de presidentes que renunciaban unos tras otros, hasta llegar Duhalde, Cristina no pasó a segundo plano. Desde la Cámara defendió a su marido de cualquier crítica que se ejerciera contra el nuevo gobierno. Y cuando ella llegó al poder ambos se seguirían cuidando la espalda. Él, en la dirección del Partido Justicialista, mantenía el control de cualquier crítica contra su esposa. Los medios comenzaron a hablar de "matrimonio presidencial", haciendo alusión a que Kirchner aún mandaba en la Casa Rosada y que ambos pretendían gobernar por años pasándose la cinta entre ellos. La muerte de Kirchner en 2010, cuando ya era candidato a presidente, lo bajó de la candidatura y cambió el panorama. Kirchner pasó a ser "él".

Los allegados de Cristina dicen que ella no se quería presentar para esta elección. Que está cansada, deprimida, que su salud -sufre de hipotensión- no es la mejor desde la muerte de su compañero, que su hija la quiere en casa. La presidenta dice que aceptó la reelección para proteger el modelo. Otros piensan, que tiene sed de poder y que, incluso, buscará una re-reelección.

La cifra

55% Es lo que más le dan los sondeos a Cristina Fernández de Kirchner; quienes menos le dan hablan de, por lo menos, un 51%.

¿Quiénes le dan más del 50% de los sufragios?

Buenos Aires | La activa política social de la mandataria argentina Cristina Fernández de Kirchner cautivó a millones de trabajadores y pobres, que forman el principal caudal electoral para sustentar su favoritismo en las presidenciales de hoy, según los sondeos.

Las encuestas cantan en favor de esta carismática líder peronista de 58 años otra avalancha de sufragios como la del 50,7% que hizo temblar las urnas en las primarias obligatorias del 14 de agosto, y que ahora los sondeos elevan a un rango de entre 51% y 55% del total de sufragios.

Casi 29 millones de argentinos están empadronados para los comicios en los que Fernández de Kirchner buscará un segundo mandato de cuatro años, con la perspectiva de ganar sin balotaje debido a que le lleva entre 35 y 40 puntos de ventaja en los sondeos al segundo, el socialista Hermes Binner.

En Argentina alcanza con sumar en primera vuelta más del 45% de los votos o bien más del 40% pero con una diferencia de 10 puntos sobre el segundo.

"La explicación del apoyo es que el alza de la economía (8% en promedio desde 2003) entró a las casas, lo siente la gente", analizó la socióloga Analía Del Franco, directora de la consultora Analogías.

El núcleo del respaldo radica en trabajadores y sindicatos, amas de casa con jubilaciones especiales y masas empobrecidas que cobran subsidios alimentarios.

Las consultoras OPSM, Poliarquía, Giacobbe, Equis, Analogías, Julio Aurelio y Management & Fit adjudican a Kirchner entre 51% y 55%, delante del socialista Binner (12% y 16%), el socialdemócrata radical Ricardo Alfonsín y el expresidente peronista Eduardo Duhalde (ambos están entre 8% y 12%) y el peronista disidente Alberto Rodríguez Saá (9% y 11%).

El consumo creció a un ritmo del 4% anual, con firmes ventas de vehículos, electrodomésticos y alimentos, aunque la proyección de alza para este año es de 2,5% anual, según la consultora CCR, por efecto de la inflación.

El alza real del costo de vida sigue en 25% anual, según la oposición en el Congreso, a diferencia del desacreditado índice oficial de 10%, en quien nadie cree, ni siquiera los gremios peronistas, pero la alta inflación no hizo mella en la imagen de Fernández de Kirchner.

Si las encuestas aciertan, Kirchner recuperará el control de Diputados y reforzará el que tiene en el Senado. "Aquí hay una explicación más política que económica. Ella releyó y cambió su relación con la clase media (que empujó su derrota en las legislativas de 2009)", afirmó el politólogo Enrique Zuleta Puceiro, director de la consultora OPSM.

La tendencia de Kirchner "es ahora progresista moderada, ni de izquierda ni de derecha y por eso no sólo la votan en zonas pobres", dijo Zuleta Puceiro.

"La presidenta hizo un gran gesto esta semana al reunirse con nosotros", dijo Carlos Garetto, quien fue un líder de la rebelión de patronales agrarias contra el alza de impuestos que la pusieron en jaque en 2008. Con esto, hasta el campo puede estar de su lado. AFP

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