Cinco países tras el gran tesoro del polo norte

Ártico. Un cuarto de las reservas mundiales de gas y petróleo está bajo el hielo

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BRUSELAS | EL COMERCIO

DE LIMA/GDA

Hasta hace algunos años la región ártica, o el Polo Norte, era, ante todo, un extenso océano cubierto por gruesas y perennes capas de hielo que lo hacían prácticamente inaccesible.

Debido al aumento de la temperatura del planeta, la banquisa ártica se descongela a un ritmo tan acelerado que algunos científicos pronostican su completa desaparición, en período estival, para 2020.

Las colosales reservas de hidrocarburos que el fondo marino ártico atesora quedarán pronto al alcance del hombre y nuevas vías marítimas y rutas comerciales serán transitables.

Hace dos semanas, el Centro estadounidense de Información sobre la Nieve y los Glaciares (National Snow and Ice Data Center) informó que la banquisa ártica sufrió, por segundo año consecutivo, un nivel de deshielo jamás observado en el pasado. En el 2008, la superficie mínima de hielo se redujo en 15% respecto del 2005 y en un 33% respecto a las observaciones entre 1979 y el 2000.

Apresurados por el ritmo inusitado de los deshielos, los cinco países con costas en el círculo polar ártico -EE.UU. (Alaska), Canadá, Rusia, Noruega y Dinamarca (Groenlandia)- comenzaron a desplegar esfuerzos (científicos, diplomáticos e incluso militares) para afianzar su posición en la región y encontrar el respaldo necesario para sus reivindicaciones territoriales. En un documento presentado en la Cumbre Europea de marzo de este año, el Alto Representante para la Política Exterior de la UE, Javier Solana, advirtió: "El aumento de la accesibilidad a los recursos de hidrocarburos en la región del Ártico está cambiando la dinámica geoestratégica de la región, con potenciales consecuencias para la estabilidad internacional y la seguridad de intereses europeos".

OFENSIVA RUSA. El puntapié inicial en pos del Ártico descongelado lo dispararon los rusos a mediados del año pasado, cuando la expedición formada por el buque científico Akademik Fedorov y el rompehielos atómico Rossia logró el descenso de dos minisubmarinos hasta el fondo del Océano Polar Ártico (a más de 4.000 metros de profundidad) para recoger evidencias de que el lecho marino es una prolongación de la plataforma continental siberiana.

Los científicos dejaron plantada una bandera rusa de titanio en el fondo del mar como símbolo de las reivindicaciones de Moscú.

Las reacciones de los otros cuatro países árticos no se hicieron esperar. Washington, a través del portavoz del Departamento de Estado Tom Casey, comunicó al instante que "una bandera plantada bajo la banquisa ártica no tiene ningún valor jurídico". El ministro de Asuntos Exteriores de Canadá, Peter MacKay, protestó con sorna: "No estamos en el siglo XV, no se puede ir por el mundo plantando banderas y reclamando la posesión de un territorio". Y casi en paralelo a las críticas, Canadá, EE.UU. y Dinamarca lanzaron millonarias campañas de exploración geológica en el Ártico.

El 21 de agosto una misión científica conjunta de EE.UU. y Canadá, integrada por más de cuarenta científicos, geólogos y geofísicos, partió rumbo al mar de Beaufort (a la altura del Yukon y Alaska) para estudiar el relieve marino y recolectar datos que permitan conocer la naturaleza de la plataforma continental del oeste del Ártico.

Por el momento, la batalla por el Ártico se libra sobre todo en el terreno científico. En virtud de la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar, las fronteras exteriores de los países árticos han quedado limitadas a una zona económica exclusiva de 200 millas marinas calculadas a partir de sus costas. Sin embargo, un Estado puede extender su soberanía en 150 millas adicionales si llega a probar que su plataforma continental (la prolongación natural del continente cubierta por aguas poco profundas) constituye una prolongación de su masa terrestre.

"En ese afán se encuentra Rusia, pero también los otros estados árticos quieren hacer valer sus derechos, con el resultado obvio de que las reivindicaciones territoriales se superpondrán", explicó Susanne Lalonde, experta en Derecho Internacional de la Universidad de Montreal.

Las cifras

30% Es la cifra de reservas mundiales de gas natural que está bajo suelo del Polo Norte. Alberga oro, cobre, níquel y diamantes.

13% Es el total de las reservas mundiales de petróleo que están bajo el Ártico. Esto equivale a 90 mil millones de barriles de crudo.

Un rincón lleno de riquezas

Esta región casi virgen del mundo atesora una rica, pero frágil, biodiversidad. Los medioambientalistas temen que a las nefastas consecuencias del calentamiento del planeta sobre el Ártico se sumen en un futuro próximo los efectos de una explotación irresponsable de sus riquezas. El Ártico alberga un codiciado tesoro, entre otras cosas, el 22% de los recursos energéticos no descubiertos, pero explotables del planeta, está bajo su hielo.

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