EFE/AFP
El ahora exdictador sirio Bashar al Asad está en Moscú, protegido por su aliado Vladimir Putin. Huyó de su país ante el avance de grupos rebeldes que en menos de dos semanas llegaron a Damasco, la capital de Siria, y pusieron fin a más de medio siglo de la dinastía Asad en el poder.
La caída del régimen fue muy festejado por Estados Unidos y en especial por Israel, porque consideraba a Siria como un “eslabón central” del denominado “eje del mal” que lidera Irán, el gran enemigo del Estado hebreo en Medio Oriente. Pero también abre muchas interrogantes sobre el futuro de Siria y, en particular, qué hará el que asoma como el nuevo hombre fuerte: el islamista Abu Mohamed al Golani.
Bashar al Asad, quien dirigió Siria con puño de hierro desde su llegada al poder hace 24 años, dimitió y abandonó el país, afirmó Rusia, su principal aliado, que le concedió asilo.
La casa del mandatario alauita, quien sucedió a su padre Hafez al Asad, que gobernó Siria de 1971 a 2000, fue saqueada después del anuncio de que la alianza rebelde liderada por los islamistas de Hayat Tahrir al Sham (HTS) entró a Damasco.
Una multitud salió a las calles para celebrar. Imágenes mostraron personas derribando y pisoteando estatuas de Hafez al Asad.
“¡Siria es nuestra, no es de la familia Asad!”, gritaron combatientes en las calles de Damasco. En la plaza de los Omeyas, se podía escuchar disparos en señal de júbilo.
Los insurgentes derrocaron a Al Asad tras una fulgurante ofensiva lanzada desde un bastión en la provincia de Idlib, en el noroeste del país, el 27 de noviembre.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), una oenegé con sede en Reino Unido que monitorea el conflicto, estima que al menos 910 personas, entre ellas 138 civiles, murieron desde el inicio de esta operación relámpago.
La violencia también desplazó a 370.000 personas, según la ONU, en un país que sufrió una sangrienta guerra civil provocada por la represión de masivas manifestaciones prodemocracia en 2011.
A pedido de Rusia, el Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá hoy lunes de emergencia para discutir a puerta cerrada la situación en Siria.
El líder islamista de la coalición rebelde, Abu Mohamed al Golani, llegó ayer domingo a Damasco y se dirigió a la célebre mezquita de los Omeyas donde pronunció un discurso en el que afirmó que Siria fue “purificada”. Videos que circulan en los medios muestran que fue recibido por una multitud entre gritos de “Allah Akbar” (Dios es grande).
“Después de 50 años de opresión bajo el gobernante partido Baaz, y 13 años de crímenes, tiranía y desplazamiento (desde el comienzo del levantamiento en 2011) anunciamos hoy el fin de esta era oscura y el comienzo de una nueva era para Siria”, afirmó el líder rebelde.
En la televisión pública, la coalición de insurgentes informó que liberó a todos los prisioneros “detenidos injustamente”.
La caída del régimen abre un periodo de incertidumbre en Siria, fragmentada por una guerra civil que mató a casi medio millón de personas desde 2011.
El conflicto dividió al país en zonas de influencia, con fuerzas beligerantes apoyadas por potencias extranjeras.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, celebró el fin del “régimen dictatorial” de Siria.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, calificó la caída de Al Asad como una “oportunidad histórica” y afirmó que el dirigente “debería rendir cuentas”.
Estados Unidos tiene cerca de 900 soldados en Siria como parte de la coalición internacional que se creó en 2014 para ayudar a combatir al grupo yihadista Estado Islámico (ISIS).
Rusia afirmó que los rebeldes “garantizaron” la seguridad de las bases militares rusas en Siria, reportaron agencias de noticias rusas.
Hay que evitar que Siria “caiga en el caos”, advirtió Catar, un mensaje que repitió Arabia Saudita al pedir proteger al país de la “división”.
Turquía, muy influyente en Siria donde respalda algunos grupos rebeldes, pidió una “transición” pacífica en el país y afirmó estar en contacto con los rebeldes para garantizar la seguridad.
La jefa de la diplomacia de la Unión Europea, Kaja Kallas, afirmó que la caída del régimen sirio es “positiva” y muestra “la debilidad” de algunos de sus apoyos, Rusia e Irán.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, calificó el derrocamiento de Al Asad como un “día histórico” y describió al mandatario como un “eslabón central” del “eje del mal” dirigido por Irán.
Asilado en Moscú
El depuesto Bachar al Asad llegó ayer domingo a Rusia, cuyas autoridades le dieron refugio tras apoyar militarmente a su régimen durante la última década. “Asad llegó junto a los miembros de su familia a Moscú. Rusia, partiendo de criterios de carácter humanitario, le ofreció asilo”, informó una fuente del Kremlin a las agencias de noticias locales.
El presidente ruso, Vladímir Putin, lanzó en 2015 una operación militar que impidió entonces el derrocamiento de Asad y la toma del poder en Damasco por el ISIS.
El padres de Bashar, Hafez, también fue respaldado por el Kremlin desde que llegó a la Presidencia en 1971.
Aunque le dio asilo, Rusia asegura no haber participado en las negociaciones con representantes de facciones armadas para que Al Asad dejara el poder.
En el pasado otros mandatarios depuestos encontraron cobijo en Rusia, el más reciente el ucraniano, Víctor Yanukóvich, que fue derrocado en febrero de 2014 tras la revolución del Euromaidán.
Golani, el líder de la ofensiva
Después de haber atraído poca atención durante años, Abu Mohammed al-Golani encabezó una impresionante ofensiva relámpago que condujo a la caída del régimen de Bashar al Asad en Siria después de más de 13 años de brutal guerra civil.
Al-Golani, de 42 años, es el líder de Hayat Tahrir al-Sham (HTS), un grupo islamista que alguna vez estuvo vinculado a Al Qaeda y que ha controlado la mayor parte de la provincia de Idlib, en el noroeste de Siria.
“De lejos, es el actor más importante sobre el terreno en Siria”, dijo Jerome Drevon, analista senior de yihad y conflictos modernos en el International Crisis Group, que se ha reunido con al-Golani varias veces en los últimos cinco años.
Según los medios árabes, Al-Golani, nacido en Arabia Saudita con el nombre de Ahmad Hussein al-Sharaa, es hijo de exiliados sirios. A finales de los años 80, su familia regresó a Siria y, en 2003, viajó al vecino Irak para unirse a Al Qaeda.
Pasó varios años en una prisión estadounidense en Irak.
Más tarde apareció en Siria, y formó el Frente Nusra, una filial de Al Qaeda que, con el tiempo, se convirtió en HTS. En algún momento adoptó el nombre de guerra Abu Mohammed al-Golani.
Desde que rompió vínculos con Al Qaeda, Al Golani y su grupo han tratado de ganar legitimidad internacional.
En los últimos años, Al-Golani y su grupo han creado una administración en el territorio que gobiernan, recaudando impuestos, prestando servicios públicos limitados e incluso emitiendo documentos de identidad a los residentes.
Drevon comparó la situación de Golani con la de otros líderes que han adquirido mayor prominencia durante la guerra, como el presidente Volodimir Zelenski de Ucrania. “En cierto modo, este es su momento ZelenskI”, dijo Drevon. “ZelenskI fue criticado antes de la guerra en Ucrania, y luego se convirtió en un estadista. La pregunta es si Golani puede lograr la misma transformación”. (The New York Times).
Rendir cuentas
El presidente estadounidense, Joe Biden, dijo que el derrocado dictador sirio Bashar al Asad debería “rendir cuentas” y calificó la situación del país como una “oportunidad histórica” para reconstruir Siria. En la primera reacción estadounidense al derrocamiento de Asad, Biden también advirtió que Washington “seguirá vigilante”.
Israel levanta restricciones en Altos del Golán. Las medida incluían la suspensión de clases en varias localidades
El Ejército israelí anunció el levantamiento de las medidas impuestas el domingo en varias localidades drusas de los Altos del Golán, junto a la frontera siria, tras la caída del Gobierno de Bashar al Asad.
Las restricciones incluían la suspensión de clases en las comunidades de Buqata, Ein Qiniye, Masade y Majdal Shams, pero fueron retiradas “luego de una evaluación de la situación del Comando Norte”, informaron las Fuerzas de Defensa Israelí (IDF) a través de su canal oficial de Telegram.
“Como parte de los cambios, las escuelas y los jardines de infancia reanudarán sus actividades educativas habituales”, señaló el comunicado oficial de las IDF.
Asimismo, se levantó la declaración de “zonas militares cerradas” en varios campos de cultivo junto a la frontera.
Israel había decretado dichas medidas ayer domingo después de que el Ejército israelí confirmara el despliegue de tropas en la zona desmilitarizada en la frontera con Siria “para garantizar la seguridad de las comunidades de los Altos del Golán”.
Según la prensa israelí, el despliegue militar se realizó en coordinación con la Fuerza de las Naciones Unidas de Observación de la Separación, que supervisa la zona desmilitarizada en Altos del Golán, y las fuerzas israelíes permanecerán en la zona hasta que la situación se tranquilice.