JERUSALÉN | AFP
El presidente estadounidense George W. Bush se vio confrontado ayer a la violencia entre palestinos e israelíes justo cuando, desafiando el estado de ánimo general, se declaraba optimista sobre la posibilidad de que ambos alcancen un acuerdo de paz.
"EE.UU. se mantendrá firme al lado de Israel y de los palestinos que no comparten la visión" de Hamas, el movimiento islamista que controla la franja de Gaza, dijo Bush.
El dirigente estadounidense viajó a Jerusalén para sumarse a los actos del 60º aniversario de la fundación del Estado de Israel y promover un acuerdo de paz. "Lo he visto más optimista de lo que me esperaba", dijo el presidente israelí Shimon Peres sobre Bush, mientras éste iniciaba su encuentro con el primer ministro Ehud Olmert.
Pero prácticamente al mismo tiempo, un cohete lanzado desde la franja de Gaza impactaba en un centro comercial en Ashkelon (sur de Israel) causando al menos 14 heridos, tres de ellos graves. Según el Megen David Adom (equivalente en Israel a la Cruz Roja), entre los heridos se encuentran una madre y su hija (ambas en estado grave) y dos bebés. El proyectil, aparentemente de tipo Grad, impactó de lleno en el centro comercial a una hora de gran afluencia de público.
La Casa Blanca condenó el ataque y acusó al grupo radical Hamas de "no estar interesado en la paz", dijo el portavoz Gordon Johndroe. "Israel no podrá tolerar la continuación de los ataques a civiles inocentes", había advertido Olmert tras entrevistarse con Bush, poco antes del ataque. Horas después, un ataque israelí en Gaza dejaba dos muertos y cuatro heridos.
La visita de tres días de Bush a Israel (luego irá a Arabia Saudita y Egipto) comenzó con malos auspicios, entre negociaciones que patinan, nuevas sospechas de corrupción de Olmert y alarmantes tensiones en el vecino Líbano. Bush pronunciará hoy su primer discurso ante el parlamento israelí, que será boicoteado por los diputados árabes israelíes.