Brasil busca controlar su oro negro

Petrobras. El modelo de incorporación de capital privado fue próspero, pero Lula quiere que los descubrimientos vayan totalmente "al pueblo"

 20081018 600x428

RIO DE JANEIRO | OMAR LUGO, AMÉRICA ECONOMÍA

Sería como si Indiana Jones hubiera regresado con las manos vacías después de dar con la calavera de cristal, o como si un conquistador español hubiera debido entregar "El Dorado" a los cofres de su rey. La petrolera brasileña Petrobras se pasó los últimos 50 años escudriñando el lecho del océano Atlántico en busca de más petróleo y, tras descubrir una de las mayores reservas mundiales de la última década, está a punto de perder el control de esa riqueza.

Ése es el debate que hoy en Brasil produce más tinta que petróleo, pues esas nuevas reservas están a 7.000 metros de profundidad -incluyendo 2.000 metros de agua y 5.000 de rocas y sedimentos salinos- a unos 300 kilómetros de tierra firme. Se necesitan unos US$ 600.000 millones para explotarlas y al menos una década para que ese petróleo llegue con fuerza al mercado mundial.

Pero ya el presidente Luiz Inácio Lula da Silva busca reformar la Ley del Petróleo para que ese tesoro se quede en el "pueblo brasileño", sea invertido en educación, salud y tecnología y pague "la deuda histórica" de 500 años de Brasil con los pobres (se estima que 57 millones de brasileños, un 29% de la población, vive en la miseria), en vez de engrosar las arcas de unas pocas empresas petroleras. "Lo que se busca es un modelo adecuado a la nueva orden petrolera de Brasil. Todos los países del mundo que encuentran petróleo generosamente alteraron su legislación. Nosotros no lo hicimos hasta ahora y vamos a hacerlo", dice el ministro de Energía y Minas, Edison Lobao.

En su gobierno Lula ha dejado atrás su pasado de líder sindical de izquierda y ha sido afecto al liberalismo económico. Por eso, sus anuncios sobre el nuevo petróleo del horizonte geológico del pre sal (como llaman en Brasil a las formaciones geológicas submarinas donde parecen acumularse enormes reservas de petróleo y gas natural) escandalizan a los mercados y a la propia Petrobras, controlada por el Estado, pero cuyo 60% se cotiza en las bolsas de Sao Paulo, Nueva York, Madrid y Buenos Aires, con unos 400.000 accionistas directos.

Para Lula, Petrobras es la joya de la corona de la economía brasileña, aunque fue parcialmente privatizada en la década de 1990 y el Estado sólo conserva actualmente el 40% del capital social, además de designar al presidente de la empresa y su junta directiva.

Una comisión interministerial deberá presentar a Lula este mes -después de asentado el polvo de las elecciones regionales- sus recomendaciones para una nueva política petrolera, que debería ser aprobada en el Congreso. Una de las propuestas, del ministro de Minas y Energía, Edison Lobao, es crear una nueva empresa estatal para administrar el pre sal bajo un régimen similar al de Noruega, donde Statoil -que cotiza en bolsa- domina el negocio como operadora, pero fue creada una 100% estatal, Petoro, para administrar los contratos.

"Difícilmente escaparemos de tener una estatal", aventura Lobao sobre las propuestas. Otra de las opciones es que por decreto el presidente decida "aumentar los royalties y las participaciones especiales del Estado en el negocio petrolero", dice.

Nueva economía. Los ejecutivos de Petrobras, y especialmente su presidente, José Sergio Gabrielli, un hombre de las filas del oficialista Partido de los Trabajadores (PT), guardan prudente silencio sobre el tema. Mientras, Lula, sus ministros clave, como Dilma Rousseff, de la Casa Civil (secretaria de la Presidencia y a quien todo el mundo considera la próxima candidata a la Primera Magistratura en 2010), y líderes del PT han dejado claro que la intención es modificar el marco regulatorio, porque el pre sal cambia la economía petrolera de Brasil.

En el mundo se usan cuatro modelos básicos: el de concesión, como el de Brasil, el de producción compartida, el de contratos de servicio y el de asociaciones conjuntas. La principal diferencia entre ellos es el grado de control del Estado. Y a Brasil le apremia modificar su régimen, porque del área total del pre sal quedan por conceder otros 71.000 kilómetros cuadrados, un vasto territorio que enciende la codicia de la industria petrolera mundial y del propio gobierno.

Para la directora asociada de la consultora Cambridge Energy Research Associates (CERA), Sylvie D`Apote, el modelo empresarial de Noruega sería una fórmula para representar al Estado, algo imposible de hacer hoy, pues en realidad "Petrobras es privada". "Cualquier gobierno haría lo mismo, porque (el pre sal) es muy grande, muy importante y modifica mucho las perspectivas como para dejarlo simplemente en una empresa que no es del Estado", estima.

Por su parte, el senador Aloisio Mercadante, líder legislativo del PT, propone crear un fondo soberano para administrar los recursos y modificar los criterios de repartición de la renta y los royalties petroleros. Calcula que Brasil será el octavo mayor exportador mundial, detrás de Arabia Saudita, Irán, Irak, Emiratos Árabes, Venezuela y Rusia y debe evitar el mismo destino de países "parásitos de la renta petrolera". "Seremos la única potencia exportadora de petróleo que tiene democracia, un estado de derecho y que ya es la novena economía del mundo... tenemos que pensar el petróleo de una forma mucho más estratégica", dijo Mercadante en un reciente foro.

En el Congreso, el consultor del legislativo, Paulo Ribeiro Lima, observó que los descubrimientos anunciados son sólo "la punta del iceberg" y se esperan más en otros bloques. "Como el riesgo exploratorio en esa área tiende a cero, el gobierno debería tener una participación en los resultados y mayor control de la riqueza potencial", dice. "Brasil es el único país entre los mayores productores que todavía usa libres contratos de concesión, orientados a atraer inversiones", destaca Lima, autor de un estudio sobre el tema.

viejo escenario. Sin imaginar siquiera que existía ese tesoro en el lecho del océano Atlántico, el gobierno liberal de Fernando Henrique Cardoso (1994-2002) y el Congreso de entonces modificaron la Ley del Petróleo para establecer el régimen de concesión administrativa, y atraer empresas privadas al negocio de los hidrocarburos.

Lima admite que esa apertura fue positiva para acelerar la exploración de la costa brasileña, porque el gobierno estableció plazos máximos para que Petrobras y sus competidoras o socias perforaran o de lo contrario perdían las concesiones. "Pero Petrobras también es parte interesada del proceso y la realidad es que ahora el escenario es otro", argumenta.

La estatal salió adelante en la conquista de nuevas fronteras, con su experiencia geológica de 50 años y el apoyo de grupos mundiales que apostaron a las cartas de navegación de la dueña de casa. Una década después, Petrobras ha logrado detallar el mapa del tesoro del pre sal, paralelo a la costa sureste del país, con 800 kilómetros de largo y 200 de ancho. Ha perforado nueve pozos, sola o acompañada, y en todos ha hallado crudo liviano.

Solamente en dos campos, Tupí y Iara, ha detectado unos 12.000 millones de barriles, suficientes para casi duplicar las actuales reservas probadas de Brasil. El detalle es que el pre sal ocupa en total 112.000 kilómetros cuadrados, de los cuales sólo 41.000 kilómetros cuadrados (33%) han sido concedidos en licitaciones previas, la mayoría de ellas ganadas por Petrobras.

La ley limita el ejercicio del monopolio estatal, pues obliga al Estado a firmar contratos de concesión y deja el producto en manos del concesionario, explica Lima. Por eso, recomienda restituir ese control estatal y establecer un régimen de "producción compartida", como sucede en muchos grandes países petroleros con bajo riesgo exploratorio. "Como Petrobras fue desnacionalizada y de cierta forma privatizada, sería oportuno crear una empresa pública para representar al Estado en esos contratos", señala.

El ex director de gas y energía de Petrobras, Ildo Sauer, señala que cuando en agosto de 2000 el gobierno de Cardoso vendió el 30% inicial de Petrobras en la Bolsa de Nueva York, esa parcela valía US$ 5.000 millones, lo que equivale hoy a unos US$ 80.000 millones. Por eso, sería muy difícil para un gobierno de recursos limitados salir a comprar esas acciones, lo que además dispararía los precios del papel.

Desde hace un año, Sauer es el único ex director de Petrobras del gobierno de Lula y hoy encabeza una campaña de sectores nacionalistas, sindicales y de izquierda que se propone "defender Petrobras" y el petróleo del pre sal. "También estamos buscando el desarrollo de ese recurso, que sea aprobado un plan para delimitarlo, cuantificarlo, asegurar que su explotación sea hecha al ritmo necesario y que el pueblo tenga participación en las ganancias", dice.

Mientras la discusión toma cuerpo, Petrobras sigue concentrando su búsqueda en 15.000 kilómetros cuadrados del pre sal, entre las cuencas de Santos y Campos, donde ha perforado con éxito nueve pozos exploratorios que bastan para cambiar la historia petrolera de Brasil. Sus socios minoritarios en estos bloques son la británica BG, la portuguesa Galp, Exxon, Shell y Repsol.

En el bloque de Tupi, Petrobras sólo tiene el 65% y, en palabras de Lula, eso significa que el pueblo brasileño sólo tiene 25% de esa riqueza, pues el resto pertenece a los accionistas privados. Este bloque sólo tiene 15 kilómetros cuadrados y nadie sabe con seguridad si en el pre sal hay "un continente" de petróleo o una serie de islas con cada yacimiento separado, como explica Sauer.

En el primer caso la ley brasileña obliga a "unificar" las operaciones de las petroleras en caso de que el crudo pase las fronteras de cada bloque. El problema es que los yacimientos parecen extenderse también hacia áreas aún no licitadas.

La estadounidense Anadarko le acaba de echar más petróleo al fuego al anunciar que perforó con "resonante éxito" el pozo Wahoo en la cuenca de Campos, a sólo 25 millas al sureste del campo gigante de Jubarte, de Petrobras, en territorio del pre sal.

Mientras la caravana pasa y los perros ladran, Petrobras ya invierte en promedio US$ 20.000 millones anuales para aumentar en 50 % al 2013 su producción actual de casi dos millones de barriles en campos convencionales.

Ajena al debate, también incorpora el programa de explotación del nuevo horizonte a su plan estratégico 2009-2013, que será anunciado antes de fin de año y que prevé un "rampante" crecimiento de la producción y las inversiones del pre sal a partir de 2010. Para D`Apote el gran éxito de la empresa llegó cuando se le quitó la exclusividad y enfrentó la competencia de otras empresas.

"En los últimos 10 años el éxito fue en un ambiente de competición y entraron unas 70 compañías, 35 privadas, nacionales y extranjeras" en la carrera por las nuevas reservas, aunque Petrobras permanece con la mayoría de los bloques, destaca. "Petrobras es un óptimo ejemplo de éxito. Ahora va a resistir y a usar todo su poder para evitar que le quiten el pre sal. Pero tampoco creo que el gobierno sea bobo, sabe que la empresa tiene el conocimiento, por eso no debe estar pensando en sacarla del negocio, sino en tener el control", estima la directora de CERA.

Las cifras

20% Participación del petróleo en la economía brasileña con estos nuevos yacimientos.

60% Porcentaje de la participación extranjera que actualmente tiene Petrobras.

Se necesitan 138 plataformas y 200 buques más

La explotación de los nueve yacimientos descubiertos el año pasado pone a prueba la capacidad de la empresa estatal Petrobras, que tiene una experiencia de décadas en la perforación en aguas profundas. Los pozos petroleros serán los más complicados y costosos que se hayan explotado. Si se toma en cuenta la profundidad y distancia de la costa, además de las capas de tierra y sal corrosiva, además de las fuertes condiciones marítimas, la tecnología que se requiere para taponar la capa salina que recubre el petróleo de Brasil solo es comparable a la que se usó en el descenso del hombre en la Luna, comentó Eric Smith, un experto en perforación del Instituto de Energía Entergy-Tulane de la Universidad Tulane, de Nueva Orleáns.

Petrobras usará un sistema de resonancia sísmica para hacer un mapeo de las reservas, pero aún así no se obtendrá una clara imagen a causa de la capa salina, que hace borrosa la visión, señaló Judson Jacobs, director de tecnología aplicada a corrientes marítimas de Cambridge Energy Research Associates en Cambridge, Massachusetts.

Pero existen otros problemas logísticos al margen de la ingeniería. La reciente alza de precios del crudo a niveles sin precedente ha provocado una escasez mundial de equipos de perforación justo cuando Brasil los necesita más. El país tendrá que alquilar unas 138 plataformas de perforación, o tendrá que construirlas por un valor de 1.700 millones de dólares cada una, y deberá encontrar por lo menos 200 buques para el transporte del crudo y el gas. AP

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar