ELECCIONES PRESIDENCIALES
Los sondeos esperan una segunda vuelta entre el candidato del partido de Evo Morales y el expresidente; el gobierno no tendría mayoría parlamentaria.
En Bolivia, esta madrugada se contaban los votos luego de la jornada electoral de ayer domingo, y se espera que el próximo presiente se defina en segunda vuelta el 29 de noviembre entre los candidatos del Movimiento al Socialismo (MAS), Luis Arce, y de Comunidad Ciudadana (CC), el expresidente Carlos Mesa, según los sondeos previos.
Arce, que responde al partido del expresidente Evo Morales, llegó con una pequeña ventaja sobre Mesa en la intención de voto.
Los analistas pronostican una “gobernabilidad frágil” en los siguientes cinco años, ya que ni el izquierda MAS ni la centrista CC lograrían una mayoría absoluta, por lo que el futuro presidente gobernaría sin controlar el Parlamento.
“Las elecciones del 18 de octubre serían los comicios más importantes desde el retorno a la democracia (1982), porque o sigue el partido del expresidente Morales o comienza un proceso de desmantelamiento del poder masista”, señaló el analista Carlos Valverde.
La votación de ayer fue una repetición de las elecciones de octubre de 2019, anuladas por un fraude atribuido a Evo Morales, quien buscaba extender su mandato hasta 2025.
Ese hecho detonó violentas protestas que terminaron con la renuncia de Morales, asilado hoy en Argentina.
Con la experiencia de 2019, muchos bolivianos optaron por tomar previsiones y abastecerse de alimentos para resistir un eventual escenario de protestas en las ciudades y bloqueos en las carreteras.
En días recientes, los mercados de las principales ciudades del país se vieron abarrotados por miles de personas y se registraron largas filas de vehículos en busca de combustibles.
“Hay mucha preocupación por un posible estallido de violencia después de las elecciones”, señaló el embajador de la Unión Europea en Bolivia, Michael Dóczy.
Paciencia
La presidenta interina de Bolivia, Jeanine Añez, pidió “paciencia” y evitar hechos violentos ante la lentitud de la entrega de los resultados de las elecciones.
“Paciencia, todos debemos tener paciencia para esperar los resultados sin generar ningún tipo de hechos violentos”, dijo Añez en un mensaje televisivo tras el cierre de las mesas electorales luego de nueve horas de votación.
Al felicitar al pueblo boliviano por la jornada “participativa y en paz”, la Unión Europea igualmente pidió esperar los resultados “evitando cualquier provocación o acción violenta que dañe o intente desvirtuar el actual proceso electoral”, indicó en un comunicado.
Se prevé que la difusión de resultados sea lenta luego de que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) suspendiera su sistema de conteo rápido, con el fin de garantizar la fidelidad de los datos.
“Les aseguro vamos a tener resultados creíbles”, dijo Añez, quien abandonó su candidatura presidencial tras ser cuestionada por su gestión de la pandemia de COVID-19, que deja con 8.500 muertos y 140.000 contagios en Bolivia.
Arce y Mesa expresaron sus dudas sobre la decisión de la TSE, en medio de temores de que se desate una convulsión social como la ocurrida tras los comicios de octubre de 2019.
Tras votar en La Paz, Arce dijo que le “parece no muy atinada” la suspensión del conteo rápido horas antes de la elección. “No es lo ideal, pero entendemos que (el Tribunal) ha escogido el camino de garantizar la seguridad absoluta del voto”, señaló por su parte Mesa.
Los 7,3 millones de electores habilitados acudieron a las urnas en forma tranquila pese a las tensiones de la campaña. La gente también fue respetuosa de las medidas de bioseguridad por la pandemia, que volvieron más lenta la votación.
“Es el fin de un ciclo del gobierno de Evo Morales y de la crisis política. Se espera que se inicie un proceso para fortalecer las instituciones”, dijo el politólogo Carlos Cordero, de la Universidad Católica Boliviana.
El tono de la campaña, con amenazas del MAS a movilizarse ante un posible “fraude” y la difusión de noticias falsas, generó temores de nuevos disturbios.
Los temores obedecen a que en los comicios de 2019, el conteo rápido fue suspendido por más de 20 horas y al reanudarse Morales apareció con un salto que lo hacía ganador en primera vuelta. La misión electoral de la OEA afirmó que hubo manipulación.
Por tres semanas la oposición y simpatizantes del gobierno coparon las calles con violentos enfrentamientos, que dejaron 30 muertos. Morales perdió el apoyo de las fuerzas armadas y renunció.
Para garantizar la transparencia de estos comicios, se depuró el TSE y llegaron misiones de observadores internacionales. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, instó a “respetar los resultados”.
Y Morales, inhabilitado tanto para votar como para postularse al Senado, pidió desde Argentina que “el resultado de las elecciones sea respetado por todos”. También prometió que retornará a Bolivia “al día siguiente” si Arce gana.
Morales tiene abiertas varias causas judiciales en Bolivia, desde fraude electoral hasta pederastia.
Este domingo también se renovaron las 166 bancas del Congreso bicameral y los analistas prevén que el MAS perderá su mayoría en favor del partido de Mesa y de Creemos, del derechista Luis Fernando Camacho, líder de las protestas de 2019,y tercero en intención de voto detrás de Arce y Mesa.
Fue ministro de Economía durante los gobiernos de Evo Morales (2006-2019), y es considerado el padre del llamado “milagro económico” boliviano. Bolivia creció a un ritmo anual de 4,6% durante la gestión de Arce, que promovió la nacionalización de empresas estratégicas, la inversión pública y las políticas redistributivas para hacer de la demanda interna un motor de crecimiento económico.
El candidato del MAS, de 57 años, ha dicho que si llega a la presidencia retomará los planes de industrialización del gas natural y de los grandes yacimientos de litio, la generación de energía para la exportación y otros proyectos. Además, se mostró en contra de la producción ilegal de hoja de coca y del narcotráfico. Respecto de Evo Morales, asilado en Argentina y con denuncias pendientes ante la Justicia, señaló que el exmandatario debe resolver los casos antes de considerar una posible participación en un eventual Gobierno del MAS.
Escritor e historiador, fue presidente de Bolivia entre octubre de 2003 y junio de 2005, un período de convulsiones sociales que lo obligaron a renunciar tal como su antecesor, Gonzalo Sánchez de Lozada. Candidato de Comunidad Ciudadana, Mesa (67) asegura que no es neoliberal y que no pretende la privatización de empresas públicas, y sostiene que los 14 años del MAS fueron de “despilfarro”.
Mesa proyecta convertir a Bolivia en un productor competitivo en los sectores de gas, minería y principalmente de litio. También plantea un debate sobre el uso de los cultivos transgénicos en la agroindustria.
El candidato de la CC pretende conformar una coalición para obtener mayoría parlamentaria. Afirmó que enfrentará al narcotráfico, aunque no perseguirá a los productores de la hoja de coca que usan sus beneficios nutricionales y medicinales.
Economía y política exterior
Una de las principales misiones del próximo presidente de Bolivia será afrontar el golpe de la pandemia del coronavirus contra la economía, que registró una caída del 7,9% de enero a julio y se prevé que cierre el año con un descenso de 6,2%.
El déficit superó los 2.800 millones de dólares en el primer semestre, una cifra que estaba prevista para todo el año, y el desempleo subió al 11,8%, datos negativos atribuidos a la cuarentena que rigió desde finales de marzo hasta agosto incluido.
En las elecciones de ayer domingo también se renovó el Parlamento para los próximos cinco años, clave para garantizar gobernabilidad al ganador. Carlos Mesa probó de primera mano lo difícil que es gobernar sin apoyo en el Legislativo, cuando fue presidente de 2003 a su renuncia en 2005, y Evo Morales también tuvo dificultades en su primer periodo de 2006-2009, pues sus opositores controlaban el Senado. En los dos siguientes periodos, el MAS tuvo mayoría en ambas Cámaras. Durante el Gobierno transitorio de Áñez, el Legislativo siguió en manos del MAS. Las leyes aprobadas que Áñez se negó a promulgar fueron firmadas por la presidenta del Senado, Eva Copa, del MAS.
También en política exterior puede haber un giro. Durante la Presidencia de Morales, Bolivia fue una aliada de Rusia, China, Cuba y Venezuela y se distanció de Estados Unidos. También fue parte de bloques como Unasur, Celac y Alba.
Áñez, por su parte, suspendió relaciones con Cuba y Venezuela, retiró a Bolivia de la Alba y empezó a tramitar su salida de la Unasur, además de mantener tensiones con Argentina, a la que acusa de intromisiones para proteger a Morales, exiliado en ese país desde diciembre. Además se acercó a Estados Unidos, entró al Grupo de Lima y reconoció como presidente encargado de Venezuela al opositor Juan Guaidó.