Por Esteban Lafuente/La Nación/GDA
El contexto de inflación que se desacelera pero se mantiene en niveles elevados, con aumentos en alimentos, educación, medicamentos y fuertes ajustes en algunos rubros regulados como los planes de la salud privada o las tarifas de servicios públicos, golpea el bolsillo de los argentinos. En este escenario, los hogares enfrentan desafíos para mantener su nivel de consumo. Así lo reflejan los números oficiales que indican que en abril una familia tipo necesitó un ingreso de $1.264.410 (pesos argentinos) para ser considerada de clase media.
Traducido a dólares, esta cifra implica US$ 1.371 al tipo de cambio oficial o U$S 1.215 al informal o blue. En pesos uruguayos, sería entre $52.749 y $46.747, según el tipo de cambio que se tome.
Este es el número que corresponde a un grupo familiar de cuatro integrantes (dos adultos y dos menores) para abril en la Ciudad de Buenos Aires, distrito que registró una inflación mensual del 9,8% en el período.
Se trata de un indicador que se desprende del informe de Líneas de pobreza y Canastas de consumo para la Ciudad de Buenos Aires que elabora el ente estadístico porteño (Dirección General de Estadísticas y Censos), que entre otras cosas determina los umbrales de indigencia y pobreza en la ciudad.
En términos nominales, el número registra un alza del 9,3% con respecto al piso de ingresos estimado para la clase media en marzo ($1.157.084). La variación se ubica apenas por debajo del 9,8% que el mismo organismo estimó como cifra de inflación en el mes (72,6% en lo que va de 2024 y 292,6% interanual).
En términos absolutos, implicó que ese mismo grupo familiar necesitó en abril $107.326 más que en marzo para poder ser considerado de clase media.
No obstante, hay que considerar un asterisco en esta estimación. Es que el informe del ente estadístico porteño se elabora considerando un grupo familiar que es propietario de su vivienda y, consecuentemente, no contempla el gasto necesario en alquiler. El mes pasado, el precio promedio del alquiler mensual de un departamento de tres ambientes en la Ciudad de Buenos Aires fue de $574.986.
Esto implica US$ 624 al tipo de cambio oficial o US$ 552 si se toma en cuenta el cambio informal.
De esta manera, un grupo familiar que debe alquilar su vivienda (según datos del último censo, en la Ciudad de Buenos Aires son propietarios solamente el 52,9% de sus habitantes, el distrito con menor proporción de todo el país) requirió en abril un ingreso de al menos $1.839.396 (US$ 1.995 o US$ 1.768 según el tipo de cambio) para pertenecer al segmento de “clase media”.
Con respecto a un año atrás, el encarecimiento de esa canasta hipotética es del 295% (frente a una inflación en los últimos doce meses del 292%). En abril de 2023, según el ente estadístico porteño, el piso de ingresos para ser de clase media era de $320.279. En otras palabras, ese mismo grupo familiar necesitó casi cuadruplicar sus ingresos para mantenerse dentro del segmento de clase media: son $944.131 más que el año pasado.
El informe estadístico porteño definió también en $467.177 (US$ 506 o US$ 449) el umbral de la indigencia para ese grupo familiar. Es el ingreso mensual teórico que debió recibir un hogar tipo de cuatro integrantes.
En tanto, se estableció en $825.809 (US$ 896 o US$ 794) el piso de ingresos en abril para no ser considerado pobre, mientras que quienes no alcanzaron al menos $1.011.258 fueron incluidos en el segmento de “no pobres” vulnerables.
A su vez, el grupo familiar que no alcanzó $1.264.410 integró el estrato de “sector medio frágil”.
En la cima de la pirámide, según la categorización del ente estadístico porteño, se ubican los “sectores acomodados”. En abril, estuvieron en este grupo aquellos grupos familiares que percibieron un ingreso de al menos $4 millones (US$ 4.338 o US$ 3.846).