"Apagones alimenticios" azotan en el congo

Hambruna. Familias se organizan para repartir la comida y niños deben comer salteado

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KINSHASA | The New York Times

Hoy, los niños grandes comerán: Cinthya, de 15 años, y Guellor, de 13. Mañana, será el turno de los pequeños: Benedicte, Josiane y Manasse, de 3, 6 y 9 años de edad respectivamente.

Por supuesto, los pequeños crearán un alboroto. "Sí, seguro, ellos piden comida, pero no tenemos nada", dijo la madre, Ghislaine Berbok, agente de Policía que gana 50 dólares al mes. Habrá un poco de pan para ellos en el desayuno, nada más.

"Estarán débiles por la noche", dijo. "Claro, se quejan. Pero, no hay nada que podamos hacer``.

Los Berbok están practicando un ritual familiar de Kinshasa que es casi tan común aquí como los techos de metal corrugado y las calles de tierra: el "apagón", como lo han bautizado irónicamente residentes de esta capital, de aproximadamente 10 millones de personas. Algunos días, algunos niños comen, no así otros. Otros días, todos los niños comen, pero no los adultos. O viceversa.

La expresión "apagón" -en francés, "delestage"- tiene el propósito de evocar otra rutina nada deseada de la vida en la ciudad: los cortes de electricidad escalonados que llegan primero a un barrio y después a otro.

La palabra "delestage" se emplea universalmente en el África de habla francesa para describir los apagones decretados por el Estado, pero, cuando se aplica al racionamiento de comida, ilustra un crudo cálculo de supervivencia, mismo que el jefe de una familia u hogar debe imponerle al resto. Además, a diferencia de los apagones, no es meramente una molestia temporal ordenada desde arriba.

"Si comemos hoy, mañana beberemos té", dijo Dieudonne Nsala, padre de cinco menores que percibe 60 dólares mensuales como administrador en el Ministerio de Educación. El alquiler asciende a 120 dólares mensuales; las cuentas, destacó Nsala, sencillamente no cuadran. ¿Hay días en que los niños no comen? "¡Por supuesto!`` respondió, desconcertado ante la pregunta. "Pueden ser dos veces por semana", agregó.

Expresión. Si bien los residentes locales con frecuencia se reúnen en atestadas esquinas de las calles para discutir sobre política, su lucha diaria pudiera contribuir a explicar porqué la capital no experimentó constantes manifestaciones masivas tras el anuncio de resultados electorales en discusión el mes pasado.

Ciertamente estallaron protestas esporádicas y choques en las calles, pero el margen de supervivencia aquí sencillamente es demasiado pequeño para que la mayoría de la gente se manifieste por mucho tiempo.

"La gente en Kinshasa es tan pobre que vive al día", dijo Theodore Trefon, investigador por el Museo Real de África Central, en Bélgica.

Más allá de eso, el gobierno deja poco espacio para las expresiones. El grupo Human Rights Watch informó que soldados congoleses habían matado cuando menos a 24 personas y detenido a docenas más tras las defectuosas elecciones que devolvieron la presidencia al presidente Joseph Kabila.

"Durante el fin de semana, tienes que hacer todo lo que puedas para tener comida porque estás en casa con los niños", destacó Nsala, el administrador.

Nsala, hombre de voz quedada y dicción precisa, clavó la mirada en el suelo de su modesta sala de concreto y techo metálico. Granulosas imágenes del noticiario en televisión sonaban en el fondo. Su esposa estaba vendiendo vegetales en el frente. Ni le pregunten por la carne. "Si hacemos un sacrificio, quizá", dijo, destacando que una libra de carne de res cuesta 5 dólares.

"`Delestage`. Eso significa: `Hoy comemos. Mañana no`. Los congoleses, en un ánimo irónico, han adoptado esta expresión", dijo Nsala. Agregó que la familia había comido el día anterior: "Así que, hoy, no hay nada".

Cifras. El "delestage" alimenticio no es nuevo en el Congo, país rico en minerales y verdeantes paisajes, pero incluso así uno de los más hambrientos sobre la tierra, con base en datos de expertos.

Ocupa el último lugar en el Índice Mundial del Hambre 2011, medición de la desnutrición y nutrición infantil compilado por el Instituto Internacional de Investigación sobre Estrategia Alimentaria, y ha empeorado. Fue el único país en el cual la situación alimentaria pasó de "alarmante`` a "sumamente alarmante``, informó este instituto el año pasado. La mitad del país está desnutrido.

Hace 10 años, incluso los congoleses pobres podían esperar que tendrían una comida sustancial al día; quizá mandioca, raíz con almidones, con un poco de aceite de palma y un poco del pescado congelado de importación, que es un alimento básico aquí. Pero en los últimos tres años, incluso esa certidumbre se ha perdido, comentó el Dr. Eric Tollens, experto en nutrición en Congo por la Katholieke Universiteit Leuven en Bélgica, donde es profesor emérito en el Centro de Economía Agrícola y Alimentaria. Tollens responsabilizó al "abandono total de la agricultura por parte del gobierno", que está fijo en la lucrativa extracción de minerales valiosos como cobre y cobalto. "La productividad agrícola simplemente ha desaparecido", notó en una entrevista, agregando que no había razón para que un país exuberante y fértil como El Congo estuviera importando 20.000 toneladas de frijol al año.

"Es peor que en Níger o Somalia", destacó, mencionando a dos naciones subsaharianas perennemente al borde de la hambruna. "Vamos, vamos. Con tantos recursos, ¿qué está ocurriendo?", dice.

"Antes, comíamos tres veces al día; ahora, comemos por `delestage```, dijo Cele Bunata-Kumba, entrenador de tenis que vive en el barrio Matongele de Kinshasa con su esposa y 12 hijos.

"Hoy día, los niños son los que comen``, señaló.

"Nosotros, los adultos, podemos sacrificarnos. Nosotros, los adultos, podemos sobrevivir", dijo, con una mueca en el rostro. Después agregó: "Sí, sí, por supuesto, todo el día. Sin nada de comer. Ni pan. Seguro, eso pasa", asegura.

En el plazo inmediato, los experimentados kinois - como se conoce a los residentes de Kinshasa -, famosos por trabajar arduamente y por su destreza en el arte de la supervivencia en un ambiente severo, deben sobrellevar la situación. Deben alimentar a sus hijos, esa es la máxima prioridad, dijeron varias familias.

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