Redacción El País
La portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, confirmó ayer martes que el presidente estadounidense,Joe Biden, y su homólogo chino, Xi Jinping, tendrán un encuentro en noviembre en San Francisco.
Aunque Jean-Pierre no lo detalló, esta reunión podría celebrarse en los márgenes del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) que se celebrará a mediados de noviembre en esa ciudad.
Biden, afirmó, “espera reunirse con el presidente Xi” y será “una reunión constructiva”, agregó la portavoz, sin adelantar más detalles del histórico encuentro.
Esta confirmación se da después de que la semana pasada el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, y el ministro de Exteriores de China, Wang Yi, se reunieron en Washington para intentar encauzar la relación entre ambas potencias y preparar el posible encuentro.
La conversación entre ambos líderes, afirmó Jean-Pierre, será “difícil pero importante” y se dará en un marco en el que la política con China “no ha cambiado”: es de “una competencia intensa”, que significa “una diplomacia intensa”.
El pasado día 27, Biden recibió por sorpresa al ministro Wang Yi en la Casa Blanca, una reunión que supuso el encuentro de mayor rango que ha tenido el mandatario con un funcionario chino en el último año.
La reunión, que no estaba en la agenda de Biden, emuló a la que tuvo también por sorpresa Blinken con el presidente chino en su viaje a Pekín del pasado junio.
Estados Unidos lleva meses intentando limar asperezas con China, una necesidad que ahora cobra todavía más urgencia ante el estallido de la guerra entre Israel y Hamás en Gaza. En concreto, Estados Unidos quiere que China utilice su influencia sobre Irán para disuadir al país persa de entrar en la guerra y evitar un conflicto regional.
Biden y Xi se vieron por última vez en noviembre del año pasado durante el G20 de Bali (Indonesia), donde acordaron mantener contactos periódicos tras años de deterioro de la relación bilateral por la guerra comercial entre ambos países, la situación de Taiwán o las actividades militares en el mar del Sur de China. Pero esos esfuerzos se dinamitaron en febrero, cuando Estados Unidos acusó a China de haber enviado un globo espía al espacio aéreo estadounidense.
La relación no comenzó a mejorar hasta el viaje de Blinken a Pekín en junio, al que le siguieron las visitas de otros funcionarios estadounidenses como la secretaria del Tesoro, Janet Yellen. (EFE)