JERUSALEN | AFP
El asesinato del primer ministro israelí, Yitzhak Rabin —del que hoy hace 10 años— cumplió las expectativas de la extrema derecha que lo inspiró, pues el proceso de paz con los palestinos está bloqueado mientras crece el temor de una nueva muerte política en Israel.
Sin embargo, si la muerte de Rabin acabó con una esperanza de paz, también desvaneció el sueño de la extrema derecha de crear un Gran Israel con los territorios palestinos englobados, vista la retirada de los colonos y los soldados israelíes de la franja de Gaza en setiembre luego de 38 años de ocupación.
Por ironías de la historia, el actual primer ministro, Ariel Sharon —ex "niño mimado" de los ultraconservadores y que hace una década acusó a Rabin de malvender la tierra de Israel— fue quien decretó la evacuación de las colonias israelíes del Gaza, algo que Rabin nunca se atrevió a hacer.
El rencor que esa decisión provocó en la extrema derecha podría ser ahora la causa de un nuevo asesinato político, según afirmó recientemente el 36% de los israelíes en un sondeo.
El blanco de ese acto sería el propio Sharon, cuya vida diaria se desarrolla en medio de decenas de guardaespaldas, numerosos coches blindados, limitados desplazamientos y rarísimas intervenciones públicas.
Esas precauciones no son casuales. "El peligro de un nuevo asesinato es más que real", estimó el politólogo Yoram Peri.
Lo que Sharon hizo a fin de cuentas es llevar a la práctica la concepción tradicional de Rabin y de su Partido Laborista de una separación necesaria con los palestinos, si bien el ex primer ministro asesinado quería lograrlo a través de un acuerdo de paz que por el momento no se perfila en el horizonte.
Para el ex jefe de gabinete de Rabin, Eytan Haber, el proceso de paz nunca logró levantar cabeza. Sin embargo, en su opinión, Sharon sigue las huellas de Rabin con el apoyo de la gran mayoría de los israelíes. Si el tren de la paz se paró, sólo fue una parada temporal.
El diputado de la oposición de izquierdas Yossi Sarid, ex ministro de Rabin, se mostró más pesimista.
"Hay una diferencia esencial entre Rabin y Sharon: se podía confiar en Rabin, mientras que nunca se sabe qué es lo que pretende Sharon, si su plan de retirada está destinado a lograr la paz o a anexionarse una parte de Cisjordania", precisó.
Sarid coincidió con los que señalan la posibilidad de un atentado contra Sharon. En cierto sentido, un asesinato político es actualmente más probable porque el magnicidio creó un peligroso precedente.
"El ex general Rabin era un hombre pragmático. No tenía nada de pacifista", recordó el diputado de izquierdas, que precisó que Rabin fue ministro de Defensa en la primera Intifada palestina (1987-1993).
Sin embargo, Sarid destacó cómo, después de muchas dudas, se comprometió sinceramente en el camino de la paz.
Yitzhak Rabin fue asesinado el 4 de noviembre de 1995 tras una manifestación por la paz en la plaza central del Tel Aviv que ahora lleva su nombre.
Durante las semanas anteriores había sido objeto de una violenta campaña verbal lanzada por la extrema derecha, apoyada en parte por la derecha, en la que ciertos rabinos ultraortodoxos clamaban abiertamente por su muerte.
Su asesino, Yigal Amir, detenido apenas cometido el crimen y condenado a cadena perpetua, cuenta aún ahora con las simpatías de una parte de israelíes no desdeñable. Uno de cada cinco israelíes se muestra dispuesto a concederle la gracia un día.