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Cocineros orientales, un ciclo de entrevistas a chefs uruguayos que muestran su talento y cuentan el origen de su profesión.
Martina Alonso (34) es la dueña y cocinera del restaurante Lussich, ubicado en Punta Ballena, en el arboreto que lleva el mismo nombre. Es diseñadora gráfica de profesión pero lleva cinco años dedicándose a la cocina, y desde hace cuatro temporadas, las puertas de la casa de su familia en el arboreto se abren al público. Entre árboles que plantó el arboricultor Antonio Lussich, el sonido de los insectos y la calidez de un fuego, Alonso propone más que una cena de verano: Lussich es una experiencia para todos los sentidos.
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La gastronomía no es nueva para Alonso. Trabajó en el restaurante de su padre durante años. Como diseñadora tuvo un emprendimiento vinculado al rubro. Entre diseños de recetas y fotos de comida fue que se dio cuenta de que quería "estar del otro lado". Su hermana le dio la idea de usar la casa de la familia y así nació el restaurante, que además de lo verde y lo tranquilo, se caracteriza por el aire doméstico que solo puede brindar un hogar.
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En la cocina de Lussich no hay productos congelados. Alonso apuesta por lo local: la carne uruguaya, el sirí y el pescado, los quesos, las verduras; todo viene directamente desde el mar, el campo y la huerta. Salvo algunos productos como el garbanzo u2014que Uruguay no produceu2014, hasta la cerveza que ofrecen es fabricada en Maldonado."Está bueno tomar conciencia de dónde vienen las cosas", dice Alonso. Además de la calidad de los productos orgánicos, la decisión de Alonso tiene que ver con "aportar al tema del cambio climático. Gran parte de la culpa la tiene la industria alimentaria", agrega.
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Creció en una chacra con huertas, en una famlia que siempre vio la comida como "un momento especial". "La comida tiene eso de que todos tenemos que comer para sobrevivir, hay gente que se lo toma muy así y come rápido porque tiene que comer. Yo me lo tomo más como algo que, si bien hay que hacer todo el tiempo, estaría bueno que sea un momento de satisfacción", dice. Por eso, desde la selección de los ingredientes hasta la luz tenue están pensados en función de ese objetivo: el placer de comer.
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