Violencia: riña en liceo 19 y herido por un puntazo de compás en el 40

1/3:  20090325 422x600 ()

2/3:  20090325 600x511 ()

3/3:  20090325 422x600 ()

PABLO MELGAR

Las clases en el liceo 19 se reanudaron ayer en medio de una riña entre alumnos. Intervino la Policía, detuvo a dos menores y a las pocas horas los liberó. En el liceo 40, en tanto, un alumno fue herido por un puntazo en una pelea con otro.

Las clases en el liceo 19 de la Unión volvieron ayer tras casi una semana de suspensión, tras la detección de armas blancas a un grupo de 10 alumnos de primer año. En el turno de vespertino las clases comenzaron más tarde por una movilización de ADES en solidaridad con un grupo de docentes que debían concurrir a un juzgado. Por tal motivo muchos estudiantes llegaron o se fueron antes.

Para pasar el tiempo dos de ellos se dispusieron a jugar a la "arrimadita" con una moneda de 50 centésimos en la puerta del liceo, cuando de buenas a primera se tomaron a golpes de puño. Del incidente, que involucró a dos menores de 17 años que, según padres y docentes, el año pasado concurrían a la Escuela 38 que está pegada al edificio liceal y están inscriptos en primer año.

Un estudiante cuyo profesor de dibujo no concurrió indicó que el guardia 222 salió y les pidió a los menores que se retiraran ya que no se podía jugar en el lugar, lo que generó que los estudiantes comenzarán a golpearse y a acusarse mutuamente. La versión del guardia es muy distinta ya que aseguró que en el momento de los disturbios estaba en el baño y fue avisado del episodio por la directora. Al rato llegó un móvil de la Seccional 15 que llevó detenidos a los participantes de la riña. Uno de los violentos estudiantes fue asistido por una tía que lo acompañó en el móvil policial hasta la comisaría, de donde fue liberado a las dos horas aproximadamente.

"No puedo creer que se agarren a trompadas, yo soy la tía, el padre que tiene la tenencia, trabaja todo el día. Me cita la directora y se podrá imaginar que yo vine volando. El señor se agarró a trompadas con un amigo. Ahora tengo que hablar con la directora a ver si lo van a suspender. No lo van a mandar al INAU", dijo muy preocupada la señora.

Control. Muchos de los 1.800 alumnos salieron ayer antes de lo previsto porque los docentes no concurrieron a dar sus clases. El liceo, como otros, no les ofrece una alternativa cuando no son horas puente y los alumnos terminaron dispersándose sin que se tuviera en cuenta para dónde o con quién se retiraban.

Pocos padres concurrieron a la vuelta a clases. Sin embargo, los que sí estuvieron manifestaron una gran preocupación por la violencia reinante por lo que la comisión de padres comenzó a actuar. En principio formarán grupos para acompañar a los liceales mientras concurren a las clases de educación física que se desarrollan frente al liceo en el Parque César Díaz, un lugar que califican como peligroso por las "barritas" que se juntan en el lugar. "Vamos a venir con termo y mate a controlar que no les roben las camperas y los celulares", anuncian los padres.

Un grupo de ellos acompañará a los chicos que toman el ómnibus en 8 de Octubre y otro con los que lo toman en la esquina del liceo", cuenta Fernanda, una madre de seis hijos a los que debe dejar a cuidado de otra persona para acompañar a su hija. A su vez otra hija padece "espina bífida" por lo que se moviliza en silla de ruedas. "Muchas veces me llaman por problemas de ella y no la puedo atender porque tengo que venir hasta acá", explicó.

Puntazo. En el liceo 40 un estudiante de 13 años sufrió una herida punzante en el hemitorax izquierdo, según información policial, como consecuencia de una pelea que terminó cuando un alumno tomó un compás y atacó a su oponente quien fue atendido en el lugar y trasladado a un hospital.

Respuesta. El Consejo de Educación Secundaria (CES) emitió un comunicado en el que reconoce que la violencia en los institutos liceales y su zonas de influencias es un inconveniente importante para la administración. "Uno de los problemas mayores es la violencia en los alrededores de los liceos", dice el mensaje. Más adelante el comunicado de Secundaria recuerda que conformó junto al Ministerio del Interior la unidad "Comunidad Educativa Segura" destinada a hacerse cargo de la problemática alrededor de los liceos. El responsable y creador de la unidad es el comisario Robert Parrado, que a la vez dirige la Oficina de Programas Especiales.

Parrado dijo a El País que cuenta con 300 agentes que en horas de servicio 222 pagados por Secundaria custodian el perímetro de los locales. A la vez desarrollan una serie de estrategias que involucran a todos los integrantes de la comunidad educativa y buscan coordinar con otras reparticiones del Estado. "Si se mira de afuera el liceo 19 es seguro y este hecho concreto hace pensar que está inserto en un lugar al que van estudiantes de distintos orígenes, eso no quiere decir que sea más delicado que otro", puntualizó Parrado.

Los padres y docentes del liceo 19 reclaman la incorporación del instituto al programa ya que cuenta con personal entrenado para prevenir actos de violencia. "Para este liceo estaba previsto aportar una guardia para lo que no se había conseguido personal, ya que el 222 no es obligatorio", explicó Parrado. Y aclaró que están trabajando desde agosto y que buscan cambiar el paradigma de la gestión de seguridad.

Durante la tarde de ayer un grupo de jóvenes compuesto por seis adolescentes vestidos con casacas deportivas de equipos extranjeros y sombreros de béisbol no se movió de los bancos del Parque César Díaz, que está frente al liceo 19. Desde allí gritaban a los estudiantes a los que algunos de ellos les respondían mientras otros se acercaban al lugar cuando se retiraban de clases. Según padres y docentes esta situación se repite a diario y es una de las razones por la cuál están más preocupados y reclaman se atienda el asunto ya que estos jóvenes incentivan la violencia. El País pudo confirmar que al salir todos los alumnos del liceo la "barrita" desaparece para volver al otro día y seguir perturbando el ambiente. El grupo está compuesto por jóvenes que en apariencia son menores de edad y que algunos de los estudiantes los identifican como ex compañeros de clase.