Viejos boliches con nuevas caras

Montevideo. Casa Mera volvió a 8 de Octubre y Garibaldi, el Fray Mocho de Bulevar España y Libertad ahora es Barra 21, se renovó el Capitol de 18 y Vázquez, y el antiguo Bar Galicia es Il Gatto

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María Inés Hiriart

Horacio Varoli

Algunas esquinas de Montevideo están resurgiendo de las cenizas. Bares y boliches que el tiempo había olvidado están siendo renovados. Hay propuestas nuevas, otras caras y nuevos colores. Pero en el mostrador la tradición es la misma.

Un buen ejemplo: en la esquina de 18 y Vázquez ahora está el "Nuevo Capitol", la segunda parte de un bar mítico de la ciudad que en su momento era reconocido por su acentuado aire bohemio y que en su última etapa estaba completamente deteriorado.

La lavada de cara fue completa. Ahora está mucho más iluminado, las paredes están pintadas y decoradas, la cocina y los baños se hicieron de nuevo y ya no se respira ese ambiente húmedo y melancólico.

"Esto ya había estado asentado como bar hace una punta de años. Los dueños eran españoles. La idea fue un poco trabajar con la estructura edilicia, que se conservó dado que el edificio está declarado de valor patrimonial por la Intendencia. Se mantuvieron las columnas y el techo, y hubo cosas que se pudieron mejorar mucho, como las instalaciones. Esto estaba todo destruido, dijo Alejandro Helal Caruso, encargado del local.

Para recuperarlo se hizo una inversión importante, del orden de los U$S 250.000.

Al (viejo) Capitol -que era un clásico en el Centro-, iban funcionarios de la ex Onda, futbolistas, intelectuales, gays y la gente de la noche.

Tenía un mostrador de mármol donde los parroquianos apoyaban el codo y ahogaban las penas (ahora es de madera con base de ladrillo). Estuvo abierto durante 50 años.

Ahora abandonó aquello de "bar de copas". Tiene un menú ejecutivo, se sirven desayunos completos, hay chivitos, milanesas al pan y postres.

Una especialidad de la casa es la muzzarella y cuenta con servicio de delivery.

Sin embargo, hay rituales que se conservan. Como los del mostrador: se habla de fútbol, de plata, (un whisky), de polleras, (otro whisky y una cerveza), de cómo arreglar el mundo, (la penúltima), del impuestazo, de política, de otras penas (la de la casa)… Hasta llegar al "sos mi mejor amigo".

"El confesionario de la barra se mantiene", dijo Helal.

Ahora vienen los parroquianos de siempre y el párroco de la iglesia del Cordón; hay una cantidad de clientes nuevos y hasta turistas que de vez en cuando se sientan a tomar un refresco y a comer algo.

"Viene el africano que está jugando en Central Español, viene el `Fata` Delgado, viene el presidente de la AUF, viene Gustavo Ferrín, viene la gente del espectáculo, el otro día estuvo Mónica Ayos con el esposo, y también viene la gente que labura en la calle, el policía", comentó el encargado.

En las paredes hay fotos de Juan Caruso -abuelo de Helal- quien fuera fotógrafo del diario El Día (parte de su colección está ahora en el diario El País). Las imágenes son del Montevideo del 1900, del Graf Spee, del zeppelín pasando a metros del Palacio Salvo, del Estadio Centenario. En breve se colocará una foto inédita de Gardel que sacó Rafael Caruso, hermano de Juan.

Otra esquina que cambió es la de Colonia y Martín C. Martínez. Allí abrió hace un mes "Il Gatto", justo en el mismo lugar donde funcionó durante años el "Bar Galicia", típico de copas y tragos.

"Se le cambió bastante el perfil. Era un lugar gris, oscuro; le pusimos más luz, lo pintamos de verde, le cambiamos el mostrador que estaba todo podrido, como que le dimos otra vida", dijo Elida Racedo, la dueña. "No queremos hacer un boliche de caña y grappa sino algo más familiar, de buena comida", agregó.

Se venden empanadas, tartas, pizzas, muzzarellas y hasta comida china y mexicana.

Sin embargo, hay algo en el aire que hace recordar lo que era la vieja instalación.

Por ejemplo, se mantienen las mesas de mármol y de vez en cuando cae alguno a acodarse al mostrador. "El que viene a tomar una copa siempre viene para ahogar penas, algo va a contar. Es como que buscan en el boliche un refugio, alguien que lo comprenda. Y psicológicamente hay que estar preparado para eso", dijo Racedo.

La mujer tiene una amplia experiencia en el rubro. Su esposo "era gallego" y siempre estuvo atrás de la mesada.

"Tuvimos el Bancario, el Expreso del Parque, yo estuve frente al hospital de Clínicas, y siempre seguí en el ramo este", dijo.

Tal vez uno de los mostradores que recuerde con mayor cariño haya sido el del Club Nacional de Fútbol, allá en 8 de Octubre y Jaime Cibils. Trabajó 15 años en la cantina y agarró la época del Nacional del `88, aquel que fue campeón de América y del mundo. Recuerda a Jorge "Superman" Seré, al "Chango" Pintos Saldaña, también al "pelado" Peña y más recientemente al "Chino" Recoba.

-¿Es hincha de Nacional?

-(Se ríe...) Me hicieron hincha de Nacional. Ahora puedo decir que soy hincha. Para recuperar el local invirtió $ 40.000. Lo más costoso fue remodelar el mostrador. Se hacen envíos a domicilio.

retruco. En la esquina de bulevar España y Libertad, donde estaba el famoso "Fray Mocho", ahora abrió "Barra 21". El lugar cambió por completo: las mesas son más amplias, en lugar de sillas tiene sillones de un color violeta y luce una pantalla gigante.

"Los sillones le dan un estilo medio inglés", dijo Milton Morales, el nuevo propietario.

El "Fray Mocho" apuntaba a un público más veterano, tenía una mesa de pool, y estaba identificado como un bar donde cada tanto había campeonatos de truco. Ahora "Barra 21" tiene un perfil más familiero al mediodía y joven durante la noche. La especialidad de la casa es "el baurú" y los gritos de "quiero, retruco" o "vale cuatro" cambiaron por las improvisadas voces del "karaoke".

"El cocinero estuvo 20 años en Brasil, así que la tiene clarísima con el tema de los baurú", dijo Morales.

Pese a los cambios, la gente que iba a tomarse un whisky sigue yendo y, según cuenta Morales, "nos dan para adelante".

En los próximos días abrirá un pub en el sótano, tipo el que tiene el boliche "Tres Perros". De hecho, en la tarjeta del local no se habla de un bar sino de un "disco pub".

Chau a los bares de copetines

El Tranquilo también pasó de ser un bar de copas y tragos para convertirse en un punto de referencia y encuentro en Villa Biarritz. El bar está en la esquina de 21 de Setiembre y Roque Graseras. Es frecuentado por gente joven principalmente en horas de la noche, y personas mayores más al mediodía o los fines de semana. Algo parecido pasó con el bar Tabaré, que está en la esquina de Tabaré y Zorrilla de San Martín; más que un bar de copas fue una especie de almacén. Los dos forman parte de una prestigiosa lista de boliches con valor histórico y testimonial (ahí figuran Don Trigo, el Expreso Pocitos, el Baar Fun Fun, Tasende, el Almacén El Hacha, entre otros). Son pocos los bares de tragos o "copetines" -como se dice en la jerga bolichera-, que siguen estando vigentes. Sólo por mencionar uno: el Ponte Blanco, que está desde hace años en la esquina de Soriano y Yaguarón. Es un bar de parroquianos, que desde la mañana tienen apoyado el codo en el mostrador y que bien podría decirse que se desayunan un vasito de vino o de caña.

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