Valeria y Brad Pitt, los más lindos

| La modelo argentina y el actor son los preferidos. Natalia Oreiro y Osvaldo Laport, son los uruguayos top

LEONEL GARCIA

La pinta es lo de menos? Este verso pop de los años 70 se ha convertido en una pregunta, en una interpelación a comienzos del siglo XXI. En tal sentido hay tantas respuestas como personas estén dispuestas a entrar en este debate.

Aquella despreocupada "porteñada", no pudo adivinar el arrollador paso de los supermodelos en los años 80 como patrón de belleza. Y muchos menos el culto yuppie a las apariencias que comenzó en Estados Unidos y extendió estas preocupaciones al ámbito de los varones.

Lo cierto es que la belleza personal es una cualidad inestimable. No tiene precio, ni nadie sabe en qué consiste realmente, pero pesa en casi todas las actividades de la vida. ¿Qué es ser una persona bella? Nadie lo sabe a ciencia cierta. ¿Es la suma de las partes anatómicas? ¿Es el misterio del equilibrio? ¿Es simplemente coincidencia con los parámetros de la época?

A los montevideanos la mujer que más les gusta es la modelo argentina Valeria Mazza, la conductora Susana Giménez y la actriz uruguaya Natalia Oreiro, reina de las telenovelas. Julia Roberts. Catherine Zeta Jones, la "nena" Julieta Prandi, Jennifer López y Shakira conformaron un heterogéneo séquito de beldades preferidas por los hombres. Otras uruguayas que fueron nominadas fueron la informativista Yisela Moreira o la presentadora de tevé Mónica Willengton

Los íconos de Hollywood Brad Pitt y Richard Gere son los hombres por quienes más suspiran las damas capitalinas. El cantante portorriqueño Chayanne y el actor Osvaldo Laport quedaron en un segundo escalón. Pablo Echarri, David Beckham, George Clooney y el ex Mister Universo, el uruguayo Ignacio Kliche, también sonaron fuerte en el ranking coronario femenino. Otros uruguayos que estuvieron en la conversación de las mujeres fueron el

músico Jorge Drexler, el goleador Sebastián Abreu, el "maestro" de la Filarmónica Federico García Vigil, los periodistas Fernando Vilar e Ignacio Alvarez y hasta el animador Omar Gutiérrez por aquello de que el hombre es como el oso.

La tevé y el cine imponen muchas de esas imágenes. Solo así se explica que los galanes Dady Brieva o José Luis "El Puma" Rodríguez estén en esta encuesta compartiendo cartel con Ben Affleck, Keanu Reeves o el porteño Gastón Pauls.

Pero una cosa son lo modelos prácticos y otros son los modelos ideales de belleza. Los montevideanos piensan que el ideal de belleza es no ser ni gordo ni flaco (67%), ni demasiado alto ni demasiado bajo (53%) y en todo caso prefieren a las personas de ojos claros (58%) y morochas (46%).

A uno de cada cuatro le gustan las personas atléticas, pero solo 6% confesó que le gustan los musculosos. Los petisos tampoco tienen mucha suerte, a juzgar por la encuesta. Solo un 8 por ciento de las mujeres y los varones montevideanos los tienen en cuenta a la hora de ponerlos en el pedestal de belleza.

Atrás quedaron las épocas en que las barbas —y en especial las ideológicas— calaban hondo en el corazón femenino. Las mujeres hoy los prefieren sin pilosidades en la cara. No los quieren con barba (48%) y sin bigote (39%).

El estilo personal también cuenta y en tal sentido la imagen "informal moderna" (56%) gana adeptos tanto en el sexo femenino como en el masculino, frente a un 46 por ciento de personas que prefieren la imagen "formal clásica". La simpatía también gana terreno a la hora de seducir a los demás. Los extrovertidos y extrovertidas son la opción para el 64 por ciento de las personas.

SER LINDO. Más allá de ser un factor importante en la seducción, expertos aseguraron que el físico influye, en un porcentaje difícilmente mensurable, al momento de acceder a un puesto laboral. Al respecto, motivos relacionados con el trabajo representan aproximadamente un 10% de quienes deciden realizarse una cirugía estética.

Jesús Manzani, presidente de la Sociedad de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética del Uruguay, estima en un 10% a los motivos laborales como la génesis de una visita a un cirujano especializado. "No son muchos, porque no somos un país de grandes empresas", señala.

Sin embargo, afirma que cada vez es más frecuente que los hombres, sobre todo si están en un cargo importante, pasen por el quirófano a quitarse años del rostro o grasa del cuerpo. Esta situación tampoco es ajena a las mujeres.

"Aunque pueda parecer banal, en puestos ejecutivos y gerenciales puede ser importante la apariencia física a la hora de efectuar negocios o cerrar un trato. La importancia de la primera impresión provoca que estos trabajadores deban lucir jóvenes", asegura Manzani.

Eliminar la grasa subcutánea a través de la lipoaspiración es el motivo más frecuente de visitas a un especialista en cirugía estética. Tanto en hombres (sobre todo abdomen y papada) como mujeres (abdomen, cadera, brazos, piernas y papada) ronda el 50% de los casos.

En materia de cirugías en el rostro, Manzani dice que lo que se busca es la armonía entre las facciones "apuntando a un rejuvenecimiento". En hombres, la rinoplastia, cirugía en la nariz, ocupa el segundo lugar entre las consultas. Entre mujeres, la cirugía de párpados y el "lifting" consisten en el tercer y cuarto motivo más frecuente de asistencia al quirófano. El segundo puesto está ocupado por los implantes de silicona en el busto.

Verónica Massonier es psicóloga especializada en investigación de mercado y opinión pública. No desconoce la situación de quienes deciden realizarse una cirugía estética por motivos laborales. Sin embargo, sostiene que en estos casos "suele tratarse de personas que interpretan que sus metas profesionales no alcanzadas se deben a su apariencia física". La experta opina que "se trata más de una cuestión de autoestima e inseguridad".

SELECCION. Para Massonier, empero, el aspecto estético de una persona —sin tomar en cuenta la apariencia en el vestir— "indudablemente influye" a la hora de ser tomada para ocupar un cargo laboral. "Una persona de complexión física ‘standart’ corre con ventaja".

Por supuesto, hay casos y casos. Massonier especifica que esto ocurre sobre todo en cargos en que el contacto con el público o con dirigentes de otras empresas es constante. "Si el trabajo es alejado del público, no es imprescindible un énfasis en la estética".

La psicóloga afirma que actualmente hay una tendencia a relacionar la belleza con la salud. "Esto creció mucho en la última década. Se valora un estado físico que denote lo saludable y eso se conecta con la belleza. Años atrás, el concepto estaba más relacionado con el ‘maquillaje’". Vinculando con el tema anterior, las operaciones de rostro —según Manzani— se basan en que "un rostro ideal es un rostro joven".

Por su parte María Noel Padrón, psicóloga social de la consultora KPMG, dice que "lo fundamental al momento de una contratación, luego de las calificaciones técnicas, pasa por el perfil de personalidad y las competencias requeridas para el cargo. Sin embargo, considera la presencia física de suma importancia: "es la primera imagen que se tiene de una persona a la hora de una entrevista".

Padrón recomienza a la hora de una entrevista "respetar el estilo de cada uno, sintiéndose cómodo con la ropa escogida" así como con el peinado y demás arreglos. La vestimenta deberá, eso sí, ser acorde al cargo en que se postula. "Los requisitos en cuanto a la presencia física son exigidos en virtud del nivel de representatividad que debe poseer la persona y no por cánones estéticos".

Similar concepto manejó Geraldine Delfino, gerente de Selección de Personal de PriceWaterhouseCoopers. "Nuestros clientes no ponen aspectos estéticos como requisitos, lo que sí se pide es una razonable buena presencia. Nuestra experiencia en Uruguay dice que lo importante es una adecuada capacitación técnica y profesional".

Volviendo a la psicóloga Massonier, ella sí estima a lo estético como un aspecto fundamental. Su razonamiento es sencillo: "quien realiza las entrevistas de trabajo maneja los mismos parámetros en la selección que en su vida cotidiana. Es por eso que puede tener mayor o menor predisposición ante la persona que está delante de sí".

Los parámetros son una construcción cultural

ALICIA HABER

El arte es un testimonio elocuente. La concepción de la belleza humana tanto femenina como masculina es una construcción cultural, es relativa, depende de cada momento histórico, de cada cultura, de los ideales de las sociedades. Y cambia a lo largo de la historia.

Pocos hombres de hoy encontrarían deseable a la imagen de "Eva en el Paraíso" grabada por el célebre renacentista germano Alberto Durero en 1509 con sus gruesos muslos, su anchas caderas. Y era todo un símbolo de la mujer capaz de hacer pecar. Menos apetecibles aún parecerán las eróticas figuras del francés Boucher, con sus carnes rebosantes y ampulosas, excesivas para los cánones estéticos actuales.

Rembrandt nunca se cansó de pintar a sus modelos bien rollizas, como sucedió con Henrickje Stroffels, su amante y futura mujer tal como la registra en 1654 en "Joven Mujer bañándose en un arroyo".

Es difícil imaginarse el drama pasional que despertó Carlota Ferreira en la familia Blanes y los amores posteriores de esa seductora femme fatale, cuando se observa el magnífico retrato realizado por Juan Manuel Blanes en 1883.

En el siglo XX el ideal continuó. Cuando Picasso estaba en algunas de sus etapas de gran enamoramiento dejó numerosos testimonios de imágenes curvilíneas, plenas, voluptuosas, abundantes y lo mismo hizo en sus etapas neoclásicas como se puede ver en obras tales como "Mujeres corriendo en la playa" y "Madre y niño" (ambas de 1922).

Durante siglos el ideal de belleza femenino que trasmitió la pintura y la escultura fue el de la mujer curvilínea, voluminosa, corpulenta, abultada, con adiposidades sensuales y con carnosidades vehementes.

Ninguno de estos creadores hubiera optado para sus pinturas al ideal estético de la mujer de los desfiles de modelos y de los cirujanos estéticos. La hubieran encontrado poco femenina, algo andrógina, con pocos atributos sexuales específicos bien marcados (caderas sobresalientes, carnes exultantes, vientres marcados, senos desbordantes), y seguramente hubieran estado preocupados por su apariencia decaída, desmejorada, lánguida, anémica, quebradiza y endeble.

El ideal actual de belleza sería entonces candidata a alguna cura de salud. No para adelgazar, sino para engordar.

Ni un solo afrouruguayo

Ninguno de los "ideales o modelos de belleza" mencionados en la encuesta es de raza negra. Ni siquiera la hermosísima Halle Berry, forma parte del listado que totalizó 89 personas.

Tomando en cuenta el reflejo de esta situación en el campo laboral, Carolina Ricarte es terminante: "aunque lo nieguen, para las empresas interesadas en tomar personal, ser negro no es tener buena presencia. Eso es parte del racismo institucional que hay en Uruguay, aunque se diga lo contrario". La prueba está, señala, en que "no hay ningún negro en cargos gerenciales o ejecutivos en las empresas uruguayas".

Ricarte es la directora de la revista Mundo Afro, investigadora asociada al área de salud en Facultad de Psicología y estudiante de Ciencias de la Comunicación. Según ella, es una de los "menos de cien" alumnos de la raza que realizan cursos terciarios en Uruguay.

Hay un total de 164 mil habitantes afrouruguayos que representan el 5.9% de la población del país.

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