Abajo, la exhibición. En la sala de actos del Centro de Industriales Panaderos del Uruguay (CIPU) el aire se impregna con el olor fresco a harina y trigo. Ahí están los trabajos terminados de los equipos que ya actuaron —y fueron calificados— en el segundo Campeonato Latinoamericano de Panadería, clasificatorio para la Copa Mundial, que culmina hoy cuando se conozca al ganador.
Arriba, el trabajo. En el piso superior del CIPU, los tres integrantes de cada equipo demuestran sus habilidades. Hoy a las 15.00 el jurado brindará su veredicto final y se conocerán los ganadores; más tarde, aproximadamente a las 18 horas, todas los participantes viajarán a Buenos Aires donde se realizará la ceremonia de premiación. Es que ahí está instalada la sede regional de Lesaffre, principal productor mundial de levadura y sponsor del evento.
El ganador de este campeonato clasificará como único representante de América Latina a la sexta Copa del Mundo de la Panadería, que se realizará en abril de 2005 en París, Francia. En este torneo regional participan especialistas panaderos de Argentina, Brasil, Chile, México, Panamá, Venezuela y Uruguay.
HONOR. Para el presidente del CIPU, Osiris Fernández, "es un honor y un reconocimiento que esta gente, que son lo máximo a nivel mundial en materia de panadería, hayan optado por Uruguay para el torneo y hayan elogiado permanentemente nuestras instalaciones", afirmó a El País.
"Esta gente" incluye a Andrzej Szyldlowski, presidente de la Unión de Panaderos del Mundo (UIB por la sigla en francés). El, junto a tres expertos franceses en panadería y los siete directores técnicos de las delegaciones participantes conforman el jurado que evalúa cada equipo. Szydlowski (59), panadero de toda su vida en su Danzing natal, Polonia, dijo a El País estar "impresionado" del nivel de infraestructura y maquinaria que encontró en el CIPU.
ARTISTICO. Los equipos tienen ocho horas para realizar sus trabajos, más una hora para limpiar el recinto donde trabajan. Los jurados evalúan no sólo el sabor, sino también el tiempo, la limpieza posterior, la higiene y el nivel artístico.
Los tres integrantes de cada equipo son especialistas en tres diferentes categorías: panadería, bollería (bizcochos) y pieza artística. El producto final "tiene que ser 100% comestible", según dijo a El País Sergio Soria, director técnico de la delegación uruguaya. Para eso dispondrán de harina, sal, agua, levadura, sal y distintos colorantes.
Las "vedettes" de cada delegación son, precisamente, las creaciones artísticas. La uruguaya, a cargo de Israel Zelayes, insumió 38 kilos de harina y combina —en una superficie algo mayor a un metro cuadrado— a Carlos Gardel, el candombe y sus tambores, el gaucho y la libertad, los "dedos" de la Playa Brava y la Torre de las Comunicaciones.
A su lado, el equipo mexicano presentaba réplicas comestibles de las pirámides aztecas y su mitología; el chileno, la cordillera de los Andes y su gente; la delegación argentina homenajeó a Caminito y La Boca; y Brasil —tal vez inspirado en la reciente Copa América, pero de fútbol— un estadio con sus jugadores. Más arriba, los panameños trabajaban inspirándose en el Canal y el caso antiguo de su capital. Hoy de mañana sale al ruedo Venezuela. Difícil pronosticar un ganador.