Una soga en el cuello y medias de vestir

Con una perforación significativa en uno de los laterales del cráneo, una soga alrededor del cuello y medias de vestir masculinas descoloridas en tono bordeau, el esqueleto de quien se presume es uno de los siete militantes comunistas enterrados clandestinamente en el Batallón 13, fue expuesto en la víspera ante la vista de personal del Poder Judicial, integrantes del Instituto Técnico Forense, del Poder Ejecutivo y de la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos. El comandante en jefe del Ejército, Angel Bertolotti, también concurrió al Batallón.

El equipo de antropólogos dirigido por José López Mazz logró ayer desenterrar el cuerpo completo presumiblemente de un hombre, en una fosa de un metro de profundidad cubierta por material de construcción, ubicada en un predio próximo al arroyo Miguelete y a la cancha de fútbol del cuartel.

El esqueleto extendido, se hallaba en posición decúbito dorsal, apoyado sobre el lado derecho. Si bien los restos óseos traslucían vestigios de algunas prendas de vestir, lo más impactante resultó el estado de conservación de las medias masculinas que cubrían las tibias y peroné de ambas piernas. También se pudo observar restos de material elástico en algunos de los huesos.

Respecto a la cuerda anudada al cuello, los técnicos aclararon que durante la dictadura militar, los detenidos llevaban colgada una identificación. Pese al transcurso del tiempo, la cuerda permanece casi incambiada aunque no se halló la placa numérica de identificación del ex detenido.

El secretario de la Presidencia, Gonzalo Fernández, subrayó el viernes que por información en poder del Ejecutivo, dos o tres desaparecidos podrían permanecer sepultados en el 13. Los técnicos se aprestaban a trasladar en la tarde de ayer los restos óseos hasta el Instituto Técnico Forense para su identificación.

Las excavaciones se iniciaron ayer a las 8:30 horas. Antropólogas argentinas se sumaron al equipo uruguayo. Además concurrieron los integrantes del Instituto Técnico Forense, Guido Berro y Horacio Solla, el forense judicial Eduardo Orrico Varela y una representante del magistrado Gustavo Mirabal.

A medida que el esqueleto comenzó a ser descubierto por los antropólogos, integrantes de la entidad que nuclea a los familiares fueron arribando al predio militar. Al tiempo que Eduardo Piroto llegó pasado el mediodía, María del Carmen Martínez lo hizo próximo a las 16 horas.

El secretario de la Presidencia, Gonzalo Fernández y el director de Sepredi, José Luis Veiga, llegaron después de las 15 horas.

CALMA. López Mazz explicó que para poder desenterrar el resto del cuerpo fue necesario delimitar la estructura de cemento que lo cubría. Por su parte, Berro indicó que aún no se podía determinar el sexo y que era necesario realizar los análisis correspondientes. No obstante, otros integrantes de la investigación estimaron que por el tamaño de la piezas óseas y otros indicios, se trataría de un hombre.

Interrogados respecto al orificio del cráneo, los técnicos subrayaron que "a veces hay algún tipo de fragmentación ósea que no necesariamente son fracturas hechas en vida. Eso también hay que analizarlo con calma, con mucha precisión e incluso con ayuda de la radiología".

Por su parte, López Mazz desestimó la posibilidad de que debajo del esqueleto se hallara una fosa común. "La información en este lugar es que iban enterrando a medida que la gente fallecía", dijo al señalar que no existían indicios de más de un enterramiento en la misma fosa. Dijo además que proseguirá la búsqueda para intentar hallar a los seis cuerpos restantes que podrían estar en el 13. Entre 1975 y 1977, fueron enterrados en el 13, siete militantes de la izquierda. Luis Eduardo González, Eduardo Bleir, Juan Manuel Brieba, Carlos Pablo Arévalo Arispe, Otormín Montes de Oca, Oscar Tassino y Oscar Baliñas, es la nómina de sepultados en el 13 reconocida por el Ejército.