UN TECHO PARA TODOS

| El pasado fin de semana se llevó a cabo la construcción de las primeras 20 casas del año en los barrios la Unión y Marconi

Hay barro, mucho barro. Estás cansado. Es probable que haga frío y que pases varias horas sin dormir. Tenés un martillo en la mano e intentás recordar todo lo que te enseñaron durante las semanas de capacitación porque lo que estás haciendo es vital. No es para vos, pero lo hacés voluntariamente y te llena más allá de lo material. Esa sensación y los otros doscientos tipos que están igual de cansados, embarrados y reconfortados como vos son lo que dan vida a Un Techo para Uruguay (UTPU).

Esta ONG nació en junio de 2003 cuando un equipo de implementadores del proyecto Un Techo para Chile trajo a Uruguay la iniciativa de una agrupación de jóvenes que busca mejorar la calidad de vida de familias con las peores situaciones habitacionales mediante la construcción de viviendas de emergencia.

La organización madre se llama Un Techo Para Mi País (UTPMP) y su relacionamiento con los 11 países participantes es de acompañamiento permanente y ayuda entre proyectos. El director de UTPMP es Juan Pablo Larebas, chileno, quien junto a un equipo, que también integra una uruguaya, Marcela Secco, coordinan la iniciativa en el ámbito latinoamericano.

Las coordinadoras generales de UTPU son Alfonsina Almandoz y Sofía Magallanes. Para Sofía, sin embargo, todos se encuentran al mismo nivel: "todo el equipo de coordinadores trabaja con su grupo, toma decisiones y los resultados son gracias a ese esfuerzo conjunto".

Un Techo para Uruguay está formada por ocho áreas que comprenden todos los aspectos de la construcción: asignación, comunicación, construcción, finanzas, formación, logística, proyectos y recursos.

La relación entre organizaciones es permanente, pero que un voluntario viaje a otro país depende de que pueda costear el pasaje. Alfonsina contó que lo que hace la ONG "es facilitar estadía y hospedaje a los que vienen a construir y lo mismo recibimos cuando vamos a otros lados".

Uno de los puntos fundamentales es la financiación que proviene de particulares, de empresas u organizaciones que impulsan este tipo de iniciativas. Para ambas coordinadoras, "la idea de UTPU es involucrar a toda la sociedad en esta lucha contra la extrema pobreza, para que nadie sea indiferente a las casi 50 mil familias uruguayas que viven en esa situación.

Voluntarios. Desde la página web www.untechoparauruguay.org se hace el llamado a todos los jóvenes que "quieran ser parte de un cambio histórico de actitud generacional en Latinoamérica". La edad no es una traba a la hora de ser voluntario pero, como explicó Sofía, "nos acercamos más a los jóvenes, por tener más disponibilidad de tiempo y por ser las generaciones que dirigirán este país el día de mañana. Buscamos cambiar una conciencia. (Que piensen) que ese que está a mi lado es un igual. La organización está esperando a todos los que quieran ser parte".

Para ser voluntario no se necesita tener conocimientos en construcción porque se les da una capacitación adecuada en los aspectos necesarios y no se requiere exclusividad para la tarea; únicamente se les exige compromiso, responsabilidad y creer firmemente en la labor de la ONG.

Actualmente, en el equipo de UTPU trabajan 64 voluntarios de forma permanente. El año pasado, se anotaron 240 personas para construir y para este año el cupo de 200 voluntarios fue superado en sólo dos semanas y media; ahora 230 jóvenes trabajarán el 8, 9 y 10 de abril.

De acuerdo con Alfonsina, la ONG comenzará a pagar sueldos "para poder tener personas trabajando full time". Reconoce que la realidad económica de la juventud uruguaya "hace que debamos ofrecerles, a quienes se dediquen por completo al proyecto, lo mínimo para poder subsistir".

Casas. Es una vivienda mínima y de emergencia, de 3 por 6 metros, que se construye en el terreno que ocupa la familia. El trabajo se hace en un fin de semana porque no tiene instalaciones sanitarias ni eléctricas. "Lo que realmente buscamos es solucionar la situación urgente de no tener un lugar seco donde estar, pero no es definitivo y no busca asentar a la familia allí sino incentivarla a progresar hacia una vivienda definitiva y con todos los servicios".

A cada núcleo familiar se le pide el 10% del costo de la vivienda, que es aproximadamente 1.800 pesos en cuotas, para fomentar el ahorro y el sentimiento de propiedad.

La organización es apolítica y no tiene vinculaciones religiosas ya que busca una autonomía absoluta a la hora de seleccionar los barrios y las familias. Son varios factores que inciden en la selección pero el principal criterio es cuan carenciado es el barrio y la situación de cada núcleo familiar. Una vez relevado el asentamiento, se hace una preselección y luego se determina quienes serán elegidos.

Las coordinadoras uruguayas aclaran que la organización no es asistencialista. "Una de las cosas que les pedimos a las familias es que trabajen con nosotros. Es un trabajo conjunto y los beneficiados somos todos".

Alfonsina dijo que la construcción "está bajo la tutela de dos integrantes del equipo con experiencia en la construcción a los que, además, se los capacita mucho más a fondo y se les da pautas para que sepan cómo incluir a la familia en el trabajo".

La meta para este año es llegar a 300 viviendas en diciembre, pero el objetivo real es que ningún uruguayo tenga que habitar una vivienda de emergencia. "(Deseamos) que los jóvenes se den cuenta que podemos cumplir nuestros sueños y que, en un futuro, UTPU sea el recuerdo de una ONG que desafió a los uruguayos a erradicar las carencias máximas y que lo logramos".

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