En el pasillo de una escuela una maestra conduce a sus alumnos hacia la biblioteca. Junto a ellos marcha un robot blanco con una pantalla de video que muestra el rostro gordinflón sonriente de otro chico. Las alergias mortíferas que padece Devon Carrow no le permiten asistir a la escuela. Pero el robot de poco menos de metro y medio con un enlace inalámbrico de video le permite asistir a clase a distancia, participar, caminar por los pasillos y dialogar en el recreo. Lo que más llama la atención es la naturalidad con que lo aceptan sus compañeros de clases. Estos niños de siete años criados con videojuegos y juguetes a control remoto no ven un robot, sino sencillamente a Devon. El humanoide artificial se llama "VGo`` y es un robot en forma de peón de ajedrez, conocido por un aviso televisivo de Verizon que muestra el tipo de tecnología posible con la red inalámbrica de la firma. Para Devon fue la oportunidad de asistir a la escuela. Padece de esofaguitis eosinofílica, causada por glóbulos blancos que crecen en el estómago y el esófago. También tiene el síndrome del shock anafiláctico, que causa reacciones alérgicas potencialmente mortales. Su maestra y las autoridades de la escuela tenían dudas de cómo reaccionarían los niños ante su particular compañero. Sin embargo, un día una niña se acercó a el para contarle una broma que circulaba entre los alumnos y cuando quisieron enviarle tarjetas mientras estaba internado, no hubo un niño que lo dibuja como un robot; todos dibujaron un niño. Para Devon maniobrar las cuatro ruedas y hacer girar a "VGo`` para ver a los compañeros es muy divertido porque "es como si fuera un juego en la computadora``. AP