Hacen falta más baronesas. Es una conclusión que puede sacarse luego de observar el hogar El Hornero, creado mediante convenio entre la Fundación Retoño y el Instituto Nacional del Menor (Iname). La presidenta de la fundación es la baronesa Nina von Maltzahn, ciudadana suiza nacida en Estados Unidos, quien pasa la mitad de su tiempo en Uruguay y la otra mitad en Europa.
La baronesa apoya a dos Organizaciones No Gubernamentales que se ocupan de los niños en Uruguay, y esta vez decidió realizar su propia inversión en un hogar que se ocupara de niños y adolescentes de edades que no suelen ser contempladas por otros programas. Entonces se creó el Hornero, que albergará a 22 niños en tiempo completo, en tanto que otros 30 acudirán a realizar diversas tareas durante el día.
Para hacer realidad su sueño de ayudar a algunos niños uruguayos, la baronesa no reparó en gastos. La fundación adquirió un predio de 10 hectáreas, cercano a Instrucciones y José Belloni, y allí recicló lo que era una fábrica de corcho y realizó construcciones nuevas para armonizar el conjunto. La inversión fue de 400 mil dólares.
La armonía y buen gusto del conjunto es notoria. La construcción es sólida y los ambientes son amplios y muy bien equipados. Hay una gran comedor y un salón de juegos, una cocina muy bien puesta, oficinas en la parte delantera y detrás un gran galpón, en el que se implementarán talleres diversos.
El ambiente es más llamativo en la planta superior, donde está el área de los huéspedes permanentes.
Una vez que se suben las escaleras se llega a una sala de estar muy acogedora, donde hay un juego de living de cuero, color arena, en un ambiente dominado por una estufa a leña. Adelante, una gran mesa y atrás, una cocina con su propio estar.
Hacia ese ambiente dan las puertas de las habitaciones de dormir, con cuartos para los niños más chicos y otros para las jóvenes y otros para los adolescentes.
El lugar se inaugura oficialmente hoy, con la presencia de autoridades y medios de prensa, pero los niños todavía no están allí. La idea es que los futuros huéspedes del hogar sepan de qué se trata antes de decidir por sí mismos si quieren participar de la experiencia o no.
Por esa razón, la llegada de los habitantes del hogar será paulatina. "Invitamos a uno de los chicos a ver el lugar y dijo: ‘Me quedo’", cuenta con una sonrisa la baronesa.
Es que el lugar es acogedor y la propuesta educativa y recreativa, también. La fundación hizo un convenio con el Iname, para implementar una educación a los residentes y no residentes en el Hogar, y el Iname decidió acudir a la ONG Cippus (cepa, en latín), para hacerse cargo de los niños y adolescentes.
Un equipo de 30 personas se ocupará de las distintas tareas, entre psicólogos, asistentes sociales, educadores, cuidadores diurnos y nocturnos, limpiadores e instructores en los diferentes talleres.
En el lugar no se manejará dinero, naturalmente, pero el presupuesto del que la Fundación Retoño dispondrá mensualmente será de 12.500 dólares. La representante de la fundación, Elizabeth Mallo de Brugnini, aclara que la idea es que con ese dinero mensual se pueda tener un colchón como para seguir invirtiendo en infraestructura.
De hecho, las diez hectáreas del terreno dan para mucho más. Hay un espacio destinado a huerta, y la baronesa ve una cancha de fútbol en un futuro muy próximo, entre otras iniciativas que podrían tener que ver con la extensión del área edificada.
El convenio con el Iname implica, como sucede en todos los casos, un aporte de la institución estatal de 20 Unidades Reajustables por niño de tiempo completo y nueve UR por cada uno de los que reciben atención diurna, además de realizar el reintegro por gastos de carne, leche y pan y ocuparse del pago de las facturas de UTE, OSE y Antel.
En principio, se pensó en lograr que el hogar de los 22 huéspedes permanentes fuera lo más confortable posible, no sólo por la amplitud de los espacios, sino por la calidad de los materiales y la decoración esmerada.
La baronesa entiende que se trata de las comodidades elementales que merece cualquier niño, siempre que haya posibilidades de proveerlas, y cree que lo más importante es la atención que reciban: "Las autoridades del Iname siempre han estado muy receptivas a nuestras iniciativas, y la atención que dan a los chicos es excelente", explicó.
El encargado de que todo salga de la mejor manera posible será Hugo Recuero, de la ONG Cippus, quienes trabajan con niños y adolescentes en situación de calle hace varios años.
Recuero explica que, más allá de las comodidades, que "ojalá siempre estuvieran", la tarea no es fácil, "porque el cambio de vida para los niños va a ser muy abrupto". Por eso es que los huéspedes serán voluntarios y tendrán tiempo de evaluar lo que se les ofrece y las obligaciones que ello les impone.
La inauguración de hoy será sin niños, todavía. Los chicos se irán incorporando al hogar de manera paulatina, dentro de una semana.
Los futuros habitantes del hogar son niños y adolescentes que pasan la mayor parte del tiempo en la calle, a veces incluso durante la noche. Algunos no tienen padres, otros sí los tienen pero fueron abandonados y en otros casos, son chicos que van a su casa de vez en cuando.
Tanto la baronesa como la representante de la fundación en Uruguay entienden que la experiencia no será fácil, por las características de los chicos y sus edades, en un hogar mixto. "Habrá problemas, seguramente. No esperamos que sean niños que solo digan gracias, pero es seguro que valdrá la pena. Además, ninguno de los chicos vendrá por la fuerza ni será derivado del juez", apunta la baronesa.
Las primeras conclusiones de la experiencia empezarán a medirse dentro de unos meses, pero parece claro que es una suerte que esta dama de apellido tan sonoro se haya encariñado con Uruguay, donde vivió entre 1970 y 1983, y que use su disponibilidad económica para darle una oportunidad a unas decenas de niños que, tarde o temprano, lo sabrán valorar.
Instituto Nacional del Menor
- CONVENIOS. El Instituto Nacional del Menor mantiene 485 convenios de distinto tipo con Organizaciones No Gubernamentales, que atienden diversos tipo de situaciones, tales como los Centros de Atención a la Infancia (CAIF), las clínicas para chicos con dificultades educativas especiales, los clubes de niños, los clubes de jóvenes, y las casas jóvenes, entre muchos otros.
- MENORES. El Iname atiende a 43 mil niños y adolescentes, con distintos programas, de los cuales unos 4 mil viven en los hogares y el resto recibe atención diurna. Los programas de las organizaciones no gubernamentales que involucran a niños en situación de calle atienden a 1.173 niños y adolescentes.
- DINERO. El Iname contribuye con un monto de 20 Unidades Reajustables por mes por niño, en el caso de que sean internos, y 9 UR por mes por niño, en el caso de que reciban atención diurna, para subsidiar el trabajo de las ONGs que se ocupan de niños y adolescentes. El monto total que eroga el Iname por concepto de los 475 convenios es de 32 millones de pesos por mes.
- SEGUIMIENTO. Los funcionarios del Iname supervisan las tareas de las ONGs con las que realizan convenios. La preparación de los miembros de las ONGs tienen el valor de la experiencia en detección, contacto y seducción de los niños en situación de calle, para que participen de los programas educativos. "Se trata de equipos altamente especializados. Eso no se aprende en ninguna universidad", señaló Martín Marzano, presidente del Iname.
- HORNERO. Marzano se muestra muy complacido con la actividad de la Fundación Retoño, quienes impulsaron el hogar El Hornero. La importancia de la inversión es inusual. "No es para nada común una fundación que tenga estos gestos, pero felizmente existe".