Un brindis por el viejo parroquiano

| Bares y boliches buscar fidelizar clientes y revitalizar su rol social con torneos de truco o de "popularidad"

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El País

H. VAROLI / D. FRIEDMANN

Todo tiempo pasado fue mejor. Al menos, eso piensan muchos parroquianos, al rememorar las barras de los boliches de antaño. En López y Bouza, de Uruguay y Rondeau, las mañanas de los años 50 eran agitadas. Se vendían 150 "completos", de café con leche, tostadas, manteca y mermelada. Después seguían los almuerzos y desde la tardecita las interminables "vueltas" de grappa y caña, que nucleaban a 300 o 400 personas hasta la madrugada.

"Había más respeto. Gente que tenía mucho dinero y otra que tenía poco. Todos se juntaban en la barra. Ahora la gente es más fría. Entra al bar, se queda un rato y se va", contó Roberto Bouza, propietario del clásico bar.

Quienes estaban detrás del mostrador, cumplían un rol que excedía al de comerciante. "Era un confesionario", contó Bouza.

En aquellos bares, también se hacían amistades y las ventas eran más que buenas. Sólo en Rondeau, entre Colonia y Uruguay, había 12 boliches. Hoy sobreviven dos: López y Bouza y Cachari.

"Hace 30 años teníamos muchos cli-entes que venían y pagaban dos o tres vueltas. Hoy eso casi no existe y se extraña", dijo Elso Núñez, quien desde hace 30 años trabaja en el bar Cachari.

Es que los bares de esquina -esos con olor a humedad, pocas mesas y que venden tragos clásicos- están en extinción. Cada vez tienen menos parroquianos acodados al mostrador, ahogando penas y festejando victorias. Los pocos que quedan están principalmente en la Ciudad Vieja, en el Centro y en el Cordón.

Por estas horas hay algunos impulsos para tratar de volver a las viejas tradiciones, con largas tertulias y un trago de por medio. Un "homenaje a los parroquianos" y un campeonato de truco intentan revitalizar bares y cantinas barriales.

El vicepresidente de Cambadu, Daniel Fernández, dijo a El País que el VIII Campeonato Metropolitano de Truco tiene como uno de sus objetivos "reencontrar la tradición del bolichaje a través del juego".

En el torneo participan 2.500 parejas, en equipos muy heterogéneos, algunos conformados por familias, hombres y otros integrados por mujeres.

"Son todos bares barriales. La idea es volver a llevarlos al boliche y que los jóvenes de hoy puedan volver a reunirse en ellos. Eso también se ha perdido; no hay contención en los barrios para la juventud", señaló Fernández.

Para el vicepresidente de Cambadu los "apuros" del estilo de vida actual son claves para que el "hacer barra" sea un hábito casi del pasado. "Entre el 80 y el 90 aún venían a tomar en la barra de a tres o cuatro. Cerrábamos a la una de la mañana entre semana. Ahora, a las 23 ya bajamos la cortina", dijo Gustavo Gabard, del Bar Metro.

Esas tertulias eran parte importante del negocio, y algunos se han visto afectados. Para Bouza y Gabard, la pérdida del poder adquisitivo también se vincula con la tendencia a la extinción de la costumbre de tomar en la barra.

Otro factor que Bouza relaciona con el fenómeno es la pérdida de protagonismo del Centro. Por Uruguay y Rondeau llegaron a pasar casi todos los tranvías y líneas de ómnibus de Montevideo. Eso, unido a la cercanía con la Onda, hacía que cada día transitaran por allí miles de per- sonas.

PARROQUIANOS. "Los boliches los hacen los parroquianos, no los gallegos", dijo Gerardo Trigo, propietario de Don Trigo Meson. Su padre, oriundo de Galicia, fundó el "Pocitos Star" en 1965. Era conocido por la gente del barrio como "el gallego José", y luego como Don Trigo.

Parroquiano era el que llegaba al boliche, se le conocían los gustos, sus temas; el que podía llegar solo, recordó Gerardo Trigo.

El empresario piensa que en los últimos años cambió el concepto. "Está faltando la modalidad de conversación en el mostrador. Ahora las generaciones más jóvenes salen más tarde y son más de escuchar música alta y tomar algo. Y esos bares de esquina como que no se aggiornaron", dijo.

En Don Trigo Mesón se lanzará un "homenaje a los parroquianos". Se trata de proponer nombres -públicos y anónimos- y que los 100 más votados se conviertan en "socios del mostrador".

Sus nombres quedarán marcados en una chapita de bronce que se atornillará a la barra. Tendrán beneficios: un 20% de descuento en lo que consuman, la casa invitará el primer trago cuando lleguen con algún amigo, y podrán tener una botella abierta con su nombre guardada atrás del mostrador.

El único requisito para participar es tener una anécdota de boliche. Las mejores se publicarán en un libro. "No se trata de elegir curdas. Son personas que vienen a compartir un momento, a conversar y tomar algo", explicó Trigo.

La encuesta se lanzará oficialmente la semana próxima. Sin embargo, ya se puede votar en el sitio web del local (www.dontrigo.com).

Hasta ayer de tarde, el que tenía más votos es nada más ni nada menos que Carlos Colacce, el presidente de OSE. "Es un inmerecido primer lugar", aclaró el jerarca. Explicó que se trata de una broma de amigos. "Soy amigo personal de Gerardo Trigo. Nos juntamos con él y otros amigos a hacer deporte, a comer asados y de ahí que esté en la encuesta".

Tantas son las adhesiones que tiene Colacce por culpa de sus amistades, que hasta el ministro José Mujica aparece relegado en una encuesta por primera vez después de mucho tiempo.

También cuenta con más votos que el conductor televisivo y radial Jorge Piñeyrúa, que el escritor y director municipal Mauricio Rosencof, el ex intendente Mariano Arana, y que los músicos Rubén Rada, Jaime Roos y José Carbajal, entre otros.

Entre los 15 primeros lugares aparecen las más diversas figuras y también personas menos públicos. Guillermo Risso y Eduardo Irastorza figuran en la nómina que comparten también con Mario Delgado Aparaín, Gonzalo Camarotta, Darwin Desbocatti, Joel Rosenberg, Carlos Maggi y Julio María Sanguinetti.

Trigo explicó que se sumarán a la lista otros nombres. Un caso es el ministro Víctor Rossi, que ayer almorzó en el local de la Ciudad Vieja. "El Toto tiene que estar en la lista de socios", dijo.

Entre los candidatos a "socios del mostrador" habrá personalidades del gobierno y los partidos tradicionales, de las letras, del teatro, de los medios de comunicación, de la música, del arte, de las ciencias, y todas las personas anónimas que sean postuladas.

De todos modos vale la aclaración: "la casa se reserva el derecho de admisión".

¿Con quien te tomarias una?

Con chapa

Los nombres de los más votados en Don Trigo estarán escritos en la barra del local de Sarandí

MARTIN | 23 años

"Yo me tomaría una con Petinatti. Le preguntaría de todo, especialmente de su vida, de sus programas. Lo elijo a él sobre todo para poder compartir un rato personalmente, con su chispa y pasarla bien".

HORACIO | 27 años

"A mí me gustaría compartir un trago y una charla tranquila con Gustavo Bouzas, que es un autor teatral. Me gusta lo que escribe y también disfruto de lo que hace, así que esa sería mi opción".

PATRICIA | 28 años

"Me tomaría algo con Pepe Mujica para preguntarle sobre la marcha del país. Me interesa su punto de vista porque habla de frente y en un lenguaje claro que todos podemos comprender".

ADRIAN | 30 años

"Yo me sentaría a conversar tranquilo con Eduardo Galeano. Le preguntaría sobre su vida, sus experiencias y también sobre sus libros. Para mí sería un honor poder compartir una mesa con él. Es mi ídolo".

VERONICA | 32 años

"Conversaría con el presidente, Tabaré Vázquez. Le preguntaría sobre cómo va el país y si piensa cumplir con las promesas que hizo. También sobre el futuro de mi niña, para saber si vale la pena quedarse acá".

FEDERICO | 29 AÑOS

"Me sentaría a conversar tranquilo con José Mujica. Le preguntaría qué va a pasar y si está de acuerdo con la política del gobierno. La charla me serviría para saber si aguanto un poco más o ya me desilusiono".

Apoyan a los de interés patrimonial

"Comercio destacado. Local seleccionado por su valor patrimonial". Cuatro bares montevideanos lucen ese distintivo: Tasende, El Volcán, el Café Brasilero y La Giralda.

El Tasende era la trastienda del poder, ubicado justo atrás del Palacio Estévez; el Café Brasilero es "el último exponente de la estirpe de muy notables cafés montevideanos"; La Giralda es cita para médicos, nurses y murgas; y El Volcán dicen que debe su nombre a una espectacular erupción del volcán Villarrica en los Andes chilenos, cuyas cenizas habrían llegado hasta Uruguay, según el libro "Boliches Montevideanos".

Hay otros 20 comercios que también llevarán esa distinción, seleccionados por la Comisión de Apoyo y Promoción de Cafés, Bares y Almacenes.

Con las placas, además de identificarlos, se busca que se integren al circuito turístico montevideano. Además, esos comercios históricos están exonerados de los tributos municipales.

Esa comisión busca promocionar los sitios para que el público más joven los conozca, y también los disfrute. En los cuatro bares ya distinguidos, un ciclo de tango fue una de las actividades que se realizó con ese fin.

Además, la idea es que los bares y almacenes puedan también estar integrados al circuito del Día del Patrimonio, una actividad que nucleó unas 500.000 personas en 2005 y que este año se realizará en el fin de semana del 7 y 8 de octubre.

Hay otros bares, que aunque hasta julio no habían sido aún distinguidos con la placa, tienen una rica historia.

El Montevideo Center, en San José y Yaguarón era frecuentado por el artista plástico Manuel Espínola Gómez, que siempre se sentaba en la misma mesa a disfrutar de un cortado.

A dos cuadras, en San José y Cuareim, el Bar Metro, era en la década del 40 elegido por pintores y escritores.

"La cosa empezaba a las siete de la tarde y duraba hasta las dos o tres de la madrugada. Se iban unos, venían otros", contó el artista plástico Tola Invernizzi (1918-2001) a Carlos María Domínguez, en una entrevista publicada en mayo de 2001 en "El País Cultural".

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