PELIGROS

Gastón Cossia es veterinario y activista por el bienestar animal, pero también dirigente del Partido Nacional y diputado suplente. A Cossia no le importa chocarse contra una pared: se levanta y vuelve a la carga. Por eso insiste con un proyecto de ley que va contra un hábito muy arraigado en el país. Quiere prohir la elaboración, importación y comercialización de fuegos artificiales.

Su iniciativa, que toma el ejemplo de Chile, fue presentada por segunda vez el año pasado, después de haber sido archivada a mediados de 2018 tras un tratamiento breve en comisión. Cossia dijo a El País que recibió u201cpresionesu201d empresariales (u201ces un negocio que maneja más de dos millones de dólaresu201d) y que los legisladores -incluso los de su propio partido- ni siquiera lo convocaron a escuchar su posición.

u201cEn Uruguay creemos que si no hay fuegos artificiales, una sidra y pan dulce, no podemos festejar la Navidadu201d, afirmó Cossia. u201cPero en casi todo el mundo no es así y los fuegos artificiales solo se usan bajo normas estrictas de seguridadu201d, indicó el legislador, quien considera que hay u201cuna epidemiau201d porque según los registros que maneja unas 100 personas se accidentan al año por el manejo de pirotecnia. Además, las quemaduras aumentan un 20% en diciembre, según estadísticas de la Sociedad de Cirugía Plástica.

Pero el discurso contra la pirotecnia y los peligros del manejo doméstico en las fiestas es cada vez más habitual. Y Cossia no está solo. Por ejemplo, el alcalde de Piriápolis, el frenteamplista Mario Invernizzi, dijo a El País que es partidario de eliminar el u201cuso indiscriminadou201d, porque la pirotecnia u201ces un peligrou201d, genera u201cestrésu201d y afecta tanto a perros como seres humanos.

Pero el alcalde admitió que hoy no está en condiciones de dar el paso hacia la prohibición en su localidad. Eso porque es ir en contra de una costumbre de los uruguayos y también porque la gente evadiría la regla y compraría en otros lugares. Además, afectaría la u201cmano de obrau201d local. u201cLa gente quiere hacer un mango vendiendo cuetes, y estas eliminando el jornal de alguna personau201d, dijo Invernizzi, quien piensa que en todo caso el tema debería pasar por un acuerdo macro a nivel del país.

En La Paloma, el municipio recomendó el año pasado a la población no comprar fuegos artificiales y prohibió su venta en los espacios públicos, según se informó en aquel momento. El alcalde José Luis Olivera dijo a El País que en los hechos esa limitación se extendió a la avenida principal y que se evalúa repetir lo mismo este año.

La primera causa de aquella medida fue una cuestión de seguridad: u201cLa idea era bajar el uso porque estábamos en una seca muy grande y con el bosque es peligroso. Es una medida saludable porque este es un lugar de alto riesgo, toda la costa uruguaya es de alto riesgou201d. Segundo, por los peligros para la salud humana y las mascotas. Pero la prohibición no es una potestad del municipio, explicó Olivera.

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En el Parlamento, la comisión de Defensa de la Cámara de Diputados recibió a mediados de 2018 al entonces subsecretario de Defensa Daniel Montiel. Por su recomendación, los legisladores archivaron el proyecto de Cossia.

Montiel argumentó que esta actividad tiene u201cun muy fuerte impacto económico y comercialu201d en materia de empleo y que, además, una prohibición total y absoluta u201chabilitaría el ingreso al mercado de fuegos artificiales sin ningún tipo de controlu201d desde los países vecinos, lo que generaría un mercado negro. También se podría generar una fabricación ilegal de pirotecnia.

El diputado blanco Gonzalo Novales escuchó aquel día a Montiel y dijo que la propuesta de prohibición le hacía acordar a la ley seca, u201cque agudizó el problema del consumou201d. Novales afirmó que, siguiendo la misma línea de razonamiento, él presentaría un proyecto para prohibir la importación de motos. Después ironizó: u201cTodos los días se matan quince o veinte personas que andan en moto y a nadie se le ocurre decirles que se compren un caballou201d.