Redacción El País
Las redes sociales y los teléfonos del reptilario y criadero Alternatus Uruguay se convirtieron en una suerte de línea directa para todo tipo de consultas sobre fauna. Sin embargo, según su cofundadora, Irasema Bizais, la mayoría de los mensajes no refieren a emergencias reales ni a animales venenosos, sino a problemas de convivencia con especies silvestres que aparecen en entornos urbanos.
“La mayoría de las consultas no son por animales de riesgo, sino por temas de convivencia”, explicó Bizais a El País. “Hace unos días, por ejemplo, nos escribió una persona de Montevideo porque encontró un sapo afuera de su casa después de la tormenta, y quería que fuéramos a sacarlo. Le explicamos que no era necesario que fuera un especialista: podía cubrirlo con un tacho y trasladarlo sin tocarlo. Pero a veces la gente se molesta porque no recibe la respuesta que esperaba”, comentó
El equipo de Alternatus —integrado por especialistas en reptiles y anfibios— recibe también mensajes que rozan lo absurdo. “Hay personas que nos consultan si podemos revivir a un animal que acaban de matar. A veces lo hacen por miedo, y cuando después se enteran de que el animal era inofensivo, les da culpa. Hemos tenido casos de gente que lleva una serpiente muerta al reptilario y pregunta si se puede revivir”, contó Bizais.
La falta de información y el desconocimiento sobre la fauna nativa son, según ella, parte del problema. “Tratamos de que la gente entienda que es mejor consultar antes de disponer del animal. Si ya lo mataron, ya no importa si era peligroso o no, porque ya está muerto. Pero si llaman antes, podemos orientar para que no se generen riesgos innecesarios”, aseveró.
Servicio "a pulmón"
El servicio de Alternatus, que funciona “a pulmón”, intenta dar respuesta a todas las consultas, aunque muchas veces no se trate de emergencias. “Nos llegan mensajes a cualquier hora, incluso a las tres de la mañana, preguntando cosas como ‘cómo revivo la serpiente que maté’. Es complicado, porque es un servicio de emergencias, pero también somos personas que necesitan descansar”, relató.
Bizais señaló que incluso se comunican por situaciones que nada tienen que ver con reptiles o animales silvestres. “Nos han llamado para sacar un gato muerto o el perro del vecino. Y tenemos que explicar que no es un servicio de recogida de animales, sino de atención ante emergencias que puedan implicar riesgo para las personas o la fauna”, aclaró.
En otros casos, las consultas sí derivan en acciones relevantes. “Hace poco nos contactaron desde Paysandú porque encontraron una tortuga de tierra en un río, algo imposible en condiciones naturales. Le explicamos que se trata de una especie traficada ilegalmente desde Argentina o Paraguay, que vive en zonas áridas y no podría llegar por su cuenta. En esos casos, sí podemos intervenir o derivar a las autoridades”, señaló.
El crecimiento del servicio llevó al reptilario a ampliar su labor hacia la educación y la concientización. “Queremos que la gente entienda que ya compartimos el espacio con la fauna silvestre, y que hay maneras de convivir sin eliminar a los animales. No hacer de la casa un lugar confortable para serpientes, evitar acumulación de objetos o basura que atraen roedores, y mantener el entorno limpio son formas simples de prevenir encuentros”, recomendó.
Para Bizais, el mayor desafío hoy es cambiar la percepción del miedo por una de respeto y coexistencia. “Nuestro trabajo no es solo retirar un animal, sino llevar un mensaje de convivencia responsable. Si entendemos por qué los animales aparecen en ciertos lugares, vamos a evitar muchos conflictos y también muertes innecesarias”, concluyó.
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