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Mojones que dividieron al país

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Al rescate de los marcos de piedra que separaron los territorios hispano-lusitanos en 1750.

Historia de singulares testimonios

Al rescate de los marcos de piedra que separaron los territorios hispano-lusitanos en 1750.

Al rescate de los marcos de piedra que separaron los territorios hispano-lusitanos en 1750.
Al rescate de los marcos de piedra que separaron los territorios hispano-lusitanos en 1750.

Las tierras en disputa entre imperios son parte importante de la historia nacional. La Colonia del Sacramento cambió de manos tantas veces que en ocasiones cuando los europeos llegaban, después de largos derroteros en barco desde el Viejo Continente, desconocían que el valioso enclave rioplatense había izado una nueva bandera. Eso le costó al capitán Robert Mac Namara la pérdida del imponente navío inglés Lord Clive, tras una cruenta batalla disputada en 1763 contra los españoles frente a la ciudad amurallada.

A partir del Tratado de Madrid de 1750 (también conocido como de Permuta), firmado por Fernando VI de España y Juan V de Portugal, se acordó una línea limítrofe y se colocaron una serie de marcos de piedra separando los territorios hispano-lusitanos, comenzando en el actual balneario de Valizas. Estos enormes mojones también se emplazaron en lugares como Castillos y la ciudad de Maldonado, si bien poco queda de su presencia física. Aunque el historiador Horacio Arredondo se ocupó hace mucho del asunto, se perdió buena parte de la memoria, que la escritora Mabel Moreno se propuso rescatar con una investigación que recientemente fue publicada bajo el título Tierras en disputa y sus testimonios en Uruguay.

Con la ayuda de un equipo para las tareas de campo, que incluyó buzos para recuperar fragmentos que se hallaban bajo el agua, la investigadora revela el enorme caudal de sucesos que durante más de dos siglos tuvieron como protagonistas a estos marcos ornamentados, en general desconocidos por el gran público.

u201cEl Tratado de Madrid de 1750 tuvo una enorme importancia histórica y diplomática, tanto por su contenido político como por su contenido jurídico, y en especial por sus trascendentes e irreversibles consecuencias para el Río de la Plata. La prueba de su importancia la da que a más de 250 años del mismo, se sigue escribiendo sobre élu201d, señala la investigadora y licenciada en Ciencias Antropológicas, oriunda de Lascano.

Al rescate de los marcos de piedra que separaron los territorios hispano-lusitanos en 1750.
Al rescate de los marcos de piedra que separaron los territorios hispano-lusitanos en 1750.

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Mojones.

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El trabajo de Moreno comienza cronológicamente con los marcos de Castillos Grande (que antiguamente se encontraba oculto por la arena) y de India Muerta.

La recuperación de estos dos mojones, ubicados en el departamento de Rocha, fueron parte de una patriótica iniciativa del autor Benjamín Sierra y Sierra seguida por una comisión de vecinos de la época, para salvar del olvido y de la destrucción a dos simbólicos monumentos que recuerdan una de las tantas usurpaciones que sufrió la tierra rochense, que perdió las dos terceras partes de su territorio por el Tratado de Permuta.

El primero terminó, aunque incompleto, en la Fortaleza de Santa Teresa; mientras que el segundo se encuentra, desde 1899, algo restaurado, en la Plaza Lapeyre de la ciudad de Rocha, donde ha sido vandalizado varias veces.

El tercer marco en el que se hace hincapié es el de la Sierra de los Reyes, cuya pertenencia departamental es disputada por Maldonado y Lavalleja desde hace tiempo. u201cPero se debe tener en cuenta que en la época de emplazamiento del mismo, tanto Rocha, como Minas y Maldonado eran un solo territorio, una sola unidad administrativa departamental y bajo el nombre genérico de Maldonadou201d, anota Moreno.

u201cDe los tres marcos, instalados por el Tratado de Madrid, poseemos información dispar sobre sus avatares y destinos, aunque es de aclarar que el petitorio de los vecinos de Rocha es claro en cuanto pretendía hacerse, y así lo pidió, de los dos marcos de su departamentou201d, destaca. u201cEn distintas épocas los rochenses se han preocupado por estos marcos y siguen exigiendo hoy, a casi tres siglos de su instalación en su departamento que el marco de Castillos vuelva a su lugar de origen, conjuntamente con la base del mismo, aún debajo de los arenales y se le adjunten los pedazos del mismo que aún siguen apareciendo en la arena y en el mar, de los que nuestros buzos han recuperado algunas partes. Los rochenses sentimos esta tarea como una obligación ineludibleu201d, agrega la escritora.

Al rescate de los marcos de piedra que separaron los territorios hispano-lusitanos en 1750.
Al rescate de los marcos de piedra que separaron los territorios hispano-lusitanos en 1750.

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Fin de una era.

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Luego que el Tratado de Permuta quedara sin efecto, en 1761, se ordenó la ruptura de los famosos marcos demarcatorios.

Con la muerte de Fernando VI, el 10 de agosto de 1759, asciende al trono de España Carlos III, quien tras revisar los sucesos militares y políticos acontecidos hasta ese momento decide efectuar nuevas gestiones diplomáticas que acabaron con el Tratado de Anulación, el 12 de febrero de ese año.

El marco ubicado en el Cerro de la Buena Vista fue disperso entre los médanos próximos al lugar de su emplazamiento, restos que quedaron allí por más de 200 años hasta que en la década de 1960 fueron rescatados y llevados a la Fortaleza de Santa Teresa. Éste es el que se encuentra actualmente mejor protegido. Otras piezas pudieron ser rescatadas para el trabajo de Mabel Moreno por el buzo rochense Álvaro Guerra Gómez y sus ayudantes Eduardo Villagrán y Pedro González.

Uno de los jefes militares del siglo XVIII que estuvo a cargo de la destrucción de los marcos fue José Joaquín de Viana, primer gobernador de Montevideo y abuelo del segundo presidente constitucional de Uruguay, Manuel Oribe. La corona también requirió los servicios de Pedro de Ceballos, militar que escribió varias páginas de la historia nacional al mando de la tropa española.

Al rescate de los marcos de piedra que separaron los territorios hispano-lusitanos en 1750.
Al rescate de los marcos de piedra que separaron los territorios hispano-lusitanos en 1750.

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Vecinos recuperan su propia historia
Rocha

Hace muchos años fue extraído por el historiador Horacio Arredondo el marco de Castillos Grande de los arenales de Valizas y colocado en la Fortaleza de Santa Teresa, aunque incompleto porque su base sigue debajo de las grandes dunas del desierto costanero. A pesar de ello, la población local de Barra de Valizas, Cabo Polonio y Castillos nunca estuvo conforme con esa situación. u201cEn el pasado y actualmente siguen preocupándose y ocupándose de su destino, en dos proyectos separados en el tiempo, uno del siglo XX y otro del XXI, lo que indica la persistencia en el tiempo del interés de los pobladores locales quienes asumen que la preservación del patrimonio histórico y cultural local, es una responsabilidad de toda la comunidad para con las futuras generacionesu201d, destaca Mabel Moreno.

El último proyecto de recuperación del marco de Castillos Grande pertenece a Emilio u201cAlbou201d Prieto, un balicero de la zona. En 2013, presentó al entonces ministro de Educación y Cultura, Ricardo Ehrlich, un plan para revalorizar este patrimonio, en el que le pedía un apoyo institucional para llevar a cabo la tarea. u201cEl sitio en cuestión está ubicado en la falda del Cerro Buena Vista (Valizas)u201d, anotó Prieto.

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El tratado que creó una línea divisoria

El Tratado de Madrid de 1750 representó una notoria desventaja territorial para España que, a cambio de la pequeña Colonia del Sacramento, desvalorizada luego de la fundación de Montevideo en 1724, cedía seis millones de quilómetros cuadrados.

El acuerdo entre ambas potencias, también conocido como u201cde Permutau201d representó además para España una sustitución de la línea geográfico-matemática de Tordesillas por una línea geodésica basada en límites naturales y la introducción de incertidumbres sobre los derechos de ambas coronas, lo que solo podía beneficiar a Portugal al dejar abiertas fisuras para una posterior reclamación y pleitos por demarcaciones.

Además, la cesión de las Misiones a Portugal no pudo hacerse efectiva por la correcta resistencia de los indios en una desigual contienda, la Guerra Guaranítica (1751-1756) que al final dejó un territorio devastado y casi anulada la obra de los Jesuitas, quienes luego serán expulsados de América.

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