La pandemia aceleró la digitalización de la educación formal a nivel mundial y la Universidad de la República no fue la excepción. Pero con este avance llegó también una interrogante: ¿el desempeño estudiantil mejora o empeora en comparación a la presencialidad? Esto se propuso responder una investigación del Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias, que concluyó que quienes cursan online “tienen menos probabilidad de permanecer activos o aprobar las materias”. Sin embargo, hay excepciones porque “no tuvieron un impacto negativo o se vieron beneficiados” los que tienen barreras -como vivir lejos de la facultad o trabajar a tiempo completo- para concurrir a clase.
El estudio denominado Efectos de la educación virtual en cursos universitarios -y cuyos autores son Manuel Flores, Mariana Gerstenblüth y Lucía Suarez- lo resume afirmando en que esta nueva modalidad es un beneficio para quienes la necesitan y un perjuicio para los demás.
Para el relevamiento se analizaron a 1.651 estudiantes de primer año de la Facultad de Ciencias Sociales que cursaron al menos una de tres materias obligatorias en el primer semestre de 2022 -problemas del desarrollo, principios de economía y matemática.
Para comparar el desempeño de los estudiantes se partió del análisis del programa piloto de enseñanza virtual que aplicó la Facultad de Ciencias Sociales en ese semestre. Este plan, como se explica en el artículo, tenía como público objetivo a los alumnos con limitaciones geográficas -por ejemplo, vivir lejos, lo que implica largos tiempos de traslado-, con empleo -lo que reduce la cantidad de tiempo que se le puede dedicar al estudio-o con responsabilidades de cuidado -como tener un hijo. Sin embargo, podía formar parte del estudio cualquiera por lo que entre los participantes hubo distintas situaciones de vida.
Los investigadores encontraron, según explican en el artículo, que “en la comparación entre estudiantes virtuales y presenciales -tanto en los resultados finales de los cursos como en las etapas intermedias del semestre- los estudiantes que toman clases online tienen un peor desempeño, con menores niveles de actividad y probabilidades de aprobación”.
Pero, al poner la lupa en quienes optaron por la virtualidad, vieron que los “impactos negativos se concentraron en estudiantes que no eran el público objetivo del programa”. “Los hallazgos muestran además que los estudiantes que tenían la opción de asistir presencialmente, pero optaron por la educación virtual, se vieron más afectados, mientras que los estudiantes con responsabilidades laborales o de cuidado, o aquellos que viven lejos de la facultad, no se tuvieron un impacto negativo significativo por las clases online”, se añadió en el estudio.
Los autores plantearon que hay distintos motivos por los cuales los resultados estudiantiles se pueden ver afectados. Algunos están vinculados a su comportamiento -continúan en el informe- “mientras que otros están relacionados con las interacciones dentro del entorno de aprendizaje”. Sobre este punto, explicaron que los alumnos que cursan de manera virtual “suelen experimentar una menor participación y un menor sentido de comunidad debido a la comunicación limitada con docentes y compañeros”.
“Para los estudiantes que dependen de un apoyo estructurado, esta interacción restringida puede resultar en peores niveles de retención y rendimiento, lo que subraya la importancia de diseñar entornos virtuales que mejoren la conectividad y la participación estudiantil”, se agregó.
Una de las puntualizaciones hechas es la necesidad de “contar con un programa bien focalizado” porque el estudio muestra “cómo una educación virtual bien implementada puede servir como una herramienta inclusiva”. Al mismo tiempo se apuntó que los “programas mal focalizados pueden aumentar inadvertidamente las desigualdades, ya que los estudiantes que no requieren flexibilidad son quienes tienen más probabilidades de enfrentar resultados negativos”.
Más investigaciones de Ciencias Sociales
El Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Sociales presentó otros dos estudios este jueves, ambos vinculados al tabaco. Estas invesitgaciones tienen tres autores, de los cuales dos -Manuel Flores y Mariana Gerstenblüth- también hicieron el estudio sobre las clases virtuales, y el tercero es Zuleika Ferre.
Uno de los resultados que se destacó en la confirmación de que la “epidemia tabáquica uruguaya es más tardía en las mujeres”. Esto es porque las “generaciones nacidas después de 1950 presentan un riesgo creciente de consumo, lo que anticipa que la mortalidad femenina atribuible al tabaco continuará en ascenso durante las próximas décadas”.
La investigación, además, se concentra en los cánceres que son atribuibles de manera fuerte al consumo de tabaco. Estos son pulmón, laringe, cavidad oral y faringe, esófago, estómago, páncreas, riñón, vejiga y cuello de útero. Los investigadores proyectaron la mortalidad hasta el año 2050 simulando diferentes escenarios de prevalencia de consumo.
El primer escenario es que la prevalencia se mantenga en el nivel actual hasta 2050. Las muertes atribuibles al tabaco aumentarían desde las 2.800 anuales actuales -de manera aproximada- hasta más de 4.000. El segundo escenario es que la prevalencia baje un 1% hasta 2050. Ahí se generaría -se advirtió en el informe- un “impacto acumulado notable, evitando más de 2.200 muertes en el período”.