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entrevista

Díaz Rossello: "El Estado debe apoyar a quien quiera tener hijos"

Entrevistado por El País el pediatra afirmó que los nacimientos por fuera del sistema ponen en riesgo a la madre y al niño.

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José Luis Díaz Rosello, pediatra.
José Luis Díaz Rosello, pediatra.
Foto: Darwin Borrelli.

Por Carlos Tapia
Para el pediatra José Luis Díaz Rossello los bebés son “hiperseductores agobiantes” y la Universidad “es el mayor anticonceptivo”. Con expresiones así de llamativas, defiende a rajatabla que el Estado debe poner foco en la parentalidad. Es docente honorario Grado 5 en el Clínicas y, además, hasta 2010 fue parte del Centro Latino Americano de Perinatología de la OPS. Esta semana se concretó su ingreso a la Academia Nacional de Medicina.

-¿Se valora más a los médicos hoy que antes de la pandemia?

-No tengo datos en cuanto a la opinión de la población, pero yo creo que sí. Por ejemplo, la Academia Nacional de Medicina, un órgano que estaba invisible y cuyos integrantes tenían cierta reticencia a exhibirse, salió a la luz y le dio credibilidad a todo lo que se estaba haciendo. Podemos hablar de Rafael Radi y Henry Cohen, pero también de muchos más. En momentos duros hubo una palabra prudente, equilibrada, que permitió al gobierno tener un buen asesoramiento. También hubo grupos de profesionales que se opusieron a algunas medidas, pero no fueron tan visibles. El resultado final fue un sistema de salud solidario, con buenos vacunatorios y con hospitales que estuvieron a la altura. Por algo la gente aplaudió a quienes los cuidaban.

-Nunca había pasado que la gente saliera a aplaudir al personal de la salud…

-El médico que actúa bien siempre tiene recompensa y vive feliz por ese agradecimiento. Los pocos regalos que he recibido en la vida, parece ridículo decirlo, fueron de madres que habían perdido un hijo. La gente a la que se la cuida bien está agradecida con el profesional que la cuidó.

-Usted trabajó muchos años en organismos internacionales que han puesto como centro a la infancia. A veces se señala que como los niños y adolescentes no votan, no son prioritarios para los gobiernos. ¿Qué tanto le importan los niños al sistema político uruguayo?

-Uruguay tiene una tradición de cuidar a los niños, a las madres y a las familias que es centenaria. Desde 1934 hay un código de derechos para los niños. ¿Hay cosas para mejorar? Claro. Nos hemos centrado mucho en las políticas para la infancia, desde los 0 a los 5 años, pero hay que darse cuenta que no hay políticas para la niñez si no hay políticas para la parentalidad. En Uruguay el 50% de las gestaciones no son intencionales y eso es algo que hay que atender. De todas las gestaciones que se dan en un año, 10.000 terminan tempranamente por decisión de la mujer -con la terminación voluntaria del embarazo- y de los 40.000 que nacen hay un 30% en que no hubo una planificación. Aquí radica la primera desigualdad: el derecho a decidir cuándo tener un hijo.

-¿Qué cambios debería hacer Uruguay en este sentido?

-Hay cosas que ya se están haciendo, ahora y desde la administración anterior. No se ha puesto foco verbal sobre el tema de la parentalidad, pero sí se han hecho transferencias económicas con las asignaciones familiares. También me parecen importantes las políticas de licencias para los padres, en lo que se ha avanzado sin diferencias ideológicas. Yo siempre me refiero a la ceremonia de los Oscar. Ahí uno ve a personas de culturas completamente diferentes: asiáticos, europeos, africanos, uruguayos, argentinos… y todos agradecen a sus padres. Entonces, hay que mirar a los padres si queremos pensar en qué tipo de proyectos pueden llegar a tener esos hijos. El Estado debe apoyar a ese individuo que quiere tener un hijo.

-Ha definido a los recién nacidos como hiperseductores agobiantes, ¿qué quiere decir esto?

-Un padre se queda con su bebé un día, dos, tres, y lo último que quiere es volver a trabajar. ¿Quién se va a querer perder eso? Un hijo te cambia la cabeza. Un padre tiene un enorme cansancio, pero a su vez ese enorme cansancio da una gran satisfacción. Y el niño de eso no se olvida más. Un recién nacido atrae de una manera obsesiva y uno no puede zafar. Y cuando el niño crece te engancha aún más. No tiene que ver esto con engendrarlo, con parirlo, porque al varón le pasa lo mismo. Por otro lado, el potencial de desarrollo del niño es máximo al momento de nacer. Esto no tiene que ver con la escuela, sino con las posibilida-des que ese niño tenga en cuanto a sus vínculos iniciales: que le den seguridad, que le den salud mental.

-Es prioritario para el futuro de esos niños, entonces, el vínculo entre ellos y sus padres, o sus cuidadores, en esos primeros días de vida…

-Esto estuvo estudiado en la Rumania de Ceauçescu, cuando 150.000 niños de los orfelinatos fueron enviados a distintos países. Los niños que fueron enviados a Canadá fueron evaluados a los 10 años y comparados con los niños canadienses que iban a las mismas escuelas. Los que habían estado cuatro meses en el orfelinato tenían el mismo desempeño cognitivo y de lenguaje que los canadienses, pero cuando habían pasado más de seis u ocho meses la diferencia era notoria, y fundamentalmente esta se hacía notar en los aspectos que tenían que ver con la conducta. Por eso vuelvo a lo mismo, hay gente que dice: “hay que mandarlo a la guardería para que adquiera destrezas sociales”. No es así, el niño va a la guardería para ampliar sus destrezas. Y, en realidad, ya las va a tener todas porque las va a adquirir desde el primer día. Los primeros días, las primeras semanas, los primeros meses son importantes para que el niño consiga el lugar para estimular al adulto que lo cuida. Si se le pide a un fotógrafo que vaya a una maternidad y saque la foto de un recién nacido que vive en un hogar pobre, y luego que vaya a sacarle a una madre de un hogar muy cómodo, las fotos van a ser muy parecidas. La foto cambia si se saca 20 años después. El desafío está en que esos padres tengan las mismas oportunidades. Si eso se hiciera se estaría ante una sociedad más igualitaria, más justa. Uno va a tener muchas más chances si la madre no está en una situación depresiva, y aunque esto puede pasar en cualquier lugar, pasa en abundancia cuando la madre está sola, cuando la pareja la abandona estando embarazada, cuando el embarazo no fue planificado. Esas situaciones afectan al niño, porque implican la no disponibilidad del adulto.

-En sus conferencias también habla de los diferentes modos de crianza. Y dice que la crianza en realidad no es de a dos. Están los abuelos, o los amigos... ¿Cómo cambió eso con la pandemia?

-Esa pregunta no se ha podido contestar aún. Pero lo lindo es que nunca hubo un ensayo mundial tan claro como la pandemia para ver eso. Se hizo un experimento masivo. Se puede comparar a los niños que nacieron antes de la pandemia, con sus padres que se tenían que ir a trabajar, con los otros, cuyos padres se tuvieron que quedar en sus casas. Es obvio que la pandemia permitió un acercamiento con los padres y ya veremos las consecuencias de eso. Hay otras cosas que se pueden analizar, más negativas, como la distancia con los abuelos, o las dificultades que se hayan generado en los hogares, entre otras cosas por pérdidas en los ingresos.

-La baja natalidad es un problema a nivel mundial. Incluso es un fenómeno que está afectando a los países europeos. ¿Qué consecuencias tiene esto para Uruguay?

-Tal es el problema que hasta lo tiene China. El país que prohibió tener más de un hijo, ahora le pide a la gente que tenga más hijos y la gente no quiere. Eso está estrictamente vinculado a que los adultos entiendan que el mundo les da la posibilidad de cuidar a sus hijos. Hay que darles a los individuos la tranquilidad de que un niño no es una carga, que para llevarlo a una buena educación y para que tenga un buen trabajo no se va a encontrar con tantos obstáculos. Porque tener un hijo es muy fácil, es placentero, engendrarlo es placentero, pero si vos mirás un poco más para adelante tenés que decir, bueno, ¿y esto cuánto me va a salir? Son muchos los que se inhiben. Hay algunos que deciden no tener hijos y me parece perfecto, pero muchos tienen la intencionalidad de tener uno, dos, tres o cuatro hijos, y esos proyectos se quedan por el camino. Algunos caen por la disminución de la fertilidad, pero hay otras cuestiones… No le podés pedir a Forlán que vaya a un campeonato mundial a los 40 años. Tener un hijo no es un campeonato mundial, pero es un esfuerzo para militantes. La sociedad también suma militancia, porque hoy tenés a los abuelos trabajando. Entonces, las sociedades deben garantizar, no que te van a dar todo, pero sí que te van a sacar el susto de que no vas a poder. Yo, de todas formas, prefiero que haya menos niños y que sean bien criados, porque sus padres pudieron criarlos, a que haya niños expuestos a la violencia de no ser bien criados.

-Usted decía que había un 30% de embarazos no deseados, ¿cómo afectan estas situaciones a la crianza de los niños?

-Los niños que nacen tienen que ser en su mayoría embarazos decididos. Así quienes nazcan van a tener todas las garantías de que la pérdida de potencial de desarrollo va a ser mínima o no va a existir. Y a partir de ahí, de que nacieron y tuvieron esa condición, le va a ser mucho más sencillo al Estado generar aditivos a eso, que son todos los que da la educación.

-Según las últimas cifras del INE el 22% de los menores de 6 años están bajo la línea de pobreza…

-Por ese motivo, porque los embarazos no intencionales son muchos más cuando hay menor nivel de educación. Hace mucho tiempo yo dije que la Universidad es el mayor anticonceptivo. La Universidad te dice que te expulsa si te quedás embarazada. El sector laboral también te expulsa. Cuanto más vos ascendés, mejores salarios tenés; entonces, para tener un mejor salario optás por diferir la parentalidad.

-Uruguay ha estado en la mira también por la cantidad de cesáreas que se llevan a cabo. ¿Cómo ve esa situación?

-La cesárea anticipada, o sea, fijada a las 37 o 38 semanas, incluso a las 39 semanas, antes que empiece el trabajo de parto, contraviene el principio de que el niño tiene derecho a estar en el útero mientras esté bien y no haya riesgo para él ni para la madre. A un niño de 39 semanas le va mejor que a un niño de 38 semanas o 37. En realidad uno lo que tendría que hacer como política es establecer que las instituciones que tienen más cesáreas para la misma población tienen que ir progresivamente descendiendo en el número de cesáreas que son innecesarias. Hay un aspecto económico, también. Porque la cesárea dura 30 minutos y el trabajo de parto son de ocho a 12 horas. El costo, además, se distribuye en un número mayor de personas, y es una remuneración alta comparado con el costo de las personas que tienen que atender un parto. O sea que hay un doble beneficio. Uno es el tiempo en que se hace y otro es la cantidad de dinero que se mueve. Se gana más dinero, y hay sectores que consideran a esto derechos adquiridos, por eso también es difícil de revertir.

-¿Cambia a un niño haber nacido por cesárea o en un parto natural?

-Es ínfimo el cambio. Si vos me decís: opción uno, te doy tres meses de licencia posnatal al padre y a la madre, pero nace por cesárea. Opción dos, te garantizo un parto vaginal, sin dolor, todo precioso, que el bebé lo pongan en sala de partos, pero el padre se va a trabajar al día siguiente y la madre queda sola. Elijo sin pensarlo la opción uno.

-¿Qué opina de los partos que se hacen en una piscina o en un domicilio?

-Los nacimientos por fuera del sistema ponen en riesgo a la madre y al niño. Definitivamente y por dos motivos. El primero es que la Facultad de Medicina, la Escuela de Parteras y la Facultad de Enfermería no tienen experiencia de campo para poder formar a su personal para atender en condiciones domiciliarias. Si uno quisiera ir a países donde eso puede pasar, Holanda, eventualmente Inglaterra, las estrategias de formación de ese personal y la historia de ese personal es totalmente diferente a la que tenemos nosotros. Segundo, y lo más importante, la razón para atender en domicilio es porque el hospital no brinda la intimidad necesaria, y eso se puede cambiar. De hecho, en todos los hospitales del mundo lo han cambiado. Todos sabemos que hay enormes condicionantes comerciales de la salud, porque si yo tengo jerarquía y hago una oferta genero demanda. Por eso la publicidad de salud debe ser muy controlada, porque si yo digo que vos necesitás hacerte 10 ecografías, a la larga voy a conseguir que te hagan 10 ecografías, aunque no las necesites. De todos modos, y volvemos al mismo punto, no son problemas para el futuro haber nacido en una piscina o en el hospital. El problema siempre es cómo te crían.

El formulario que él hizo y todos usamos

Díaz Rossello fue uno de los creadores del sistema informático perinatal, es decir de la planilla de seguimiento del embarazo que cada ginecóloga utiliza a la hora de realizar los controles. Este fue formulado en 1984 y se empezó a utilizar en todo el país en 1990. Luego se fue progresivamente adaptando. “Se trata de un standard de cuidados, de registro, que sirve para verificar el cumplimiento de cada cosa que se tiene que hacer en un embarazo”, explica. El médico destaca que el sistema empezó a utilizarse antes de que se pensara en una historia clínica electrónica. Junto a Fernando Filgueira, que hoy está en el Fondo de Población de ONU, y un grupo interdisciplinario hoy Díaz Rossello trabaja en un plan que sirva para el cruzamiento de estos datos con otras dependencias, como ser el Mides y otras instituciones con recursos adicionales para poblaciones vulnerables, para así tener una detención temprana de las necesidades que pueda tener cada familia.

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