Gustavo Ekrtoh
No es lo mismo sentirse inferior que ser inferior. Lamentablemente en general en los momentos en que nos sentimos inferiores tenemos una tendencia casi natural a pensar que somos realmente inferiores, lo cual es totalmente diferente. Este tipo de "razonamiento emocional" es engañoso y un peligro sobre todo cuando se constituye en un hábito.
Nuestros estados emocionales dependen en gran medida de lo que pensamos. De hecho si tenemos pensamientos realistas, nuestros sentimientos van a estar adaptados a la realidad objetiva. Pero si tenemos pensamientos distorsionados nuestras emociones van a estar alejadas de la realidad.
Sentirse inferior surge de maneras de pensar distorsionadas: en primer lugar, nunca deberíamos etiquetarnos de manera alguna. No existe tal cosa como una persona inferior o superior. Simplemente existen personas que hacen cosas muy bien y otras directamente muy mal.
Hay algunas personas "exitosas" en unas áreas y personas fracasadas" en otras. Por ejemplo alguien puede ser muy bueno en el relacionamiento interpersonal pero malo a nivel laboral, alguien puede ser muy inteligente para los negocios pero totalmente negado en los temas del corazón.
En segundo lugar, no se trata de la clase de persona que somos sino de la clase de rasgos, actitudes y comportamientos que tenemos. Por ejemplo algunos de nuestros rasgos serán inferiores a los de otras personas y éstas inexorablemente tendrán algunos rasgos inferiores a los nuestros. Y eso no tendrá nada que ver con nuestro valor como seres humanos.
Si en algún momento debido a los acontecimientos del devenir de la vida nos sentirnos inferiores, y de ahí llegamos a concluir que somos inferiores deberíamos analizar que:
Una característica personal como por ejemplo ser distraído, olvidadizo, poco demostrativo o malo para las matemáticas, de ninguna manera puede describir nuestra persona en forma global y completa.
Tampoco la suma de todas las características negativas puede llagar a describirnos como personas, porque nuestro ser es mucho más que la simple sumatoria de todos nuestros aspectos negativos.
Juzgar las características como buenas o malas en si mismas también es muy relativo.
Generalmente muchos de esos juicios provienen de "programaciones" del entorno.
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