Un estudio publicado en la revista de la Asociación Norteamericana de Psicosomática es el primero en probar que, aun en personas aparentemente sanas, existe una relación entre factores psicológicos como la personalidad hostil, la tendencia al enojo y la depresión, y los niveles elevados de una sustancia llamada proteína C reactiva, que se asocia con un mayor riesgo cardiovascular y cerebrovascular, por su acción proinflamatoria.
La investigación estudió a 127 adultos de 18 a 65 años (con un promedio de edad de 27,6 años) que no tenían ninguno de los factores de riesgo tradicionalmente considerados peligrosos a la hora de evaluar la posibilidad de sufrir una enfermedad cardiovascular o cerebrovascular: no fumaban; eran normotensos; sus niveles de colesterol no estaban por encima de lo deseable; no tenían una historia de enfermedad cardiovascular o cerebrovascular temprana en la familia; no eran diabéticos ni tenían sobrepeso, y realizaban actividad física.
ENOJONES. La investigación, dirigida por el doctor Edward Suárez, profesor asociado del Departamento de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento del Centro Médico de la Universidad de Duke, en Durham, Carolina del Norte, EE.UU., estableció que el enojo y la gravedad de los síntomas depresivos, en forma separada o combinados con una personalidad de base hostil, están significativamente asociados con un incremento de la proteína C reactiva en personas aparentemente sanas.
"Nuestro estudio es el primero en demostrar una asociación entre el aumento de la proteína C reactiva, que es producida en el hígado como respuesta a la inflamación, y determinados atributos psicológicos vinculados con un mayor riesgo cardiovascular. Esa relación existe en forma independiente de otros factores como fumar o sufrir de diabetes o hipertensión", indicó el especialista en diálogo telefónico con La Nación desde los EE.UU.
Suárez añadió que, como una proporción de los infartos –para los europeos, el 10%, para los norteamericanos por lo menos la mitad– se presentan en personas sin factores de riesgo cardiovascular, es necesario identificar qué los origina.
El estudio mostró que en sujetos aparentemente sanos existían más altos niveles de proteína C reactiva en personalidades más hostiles, tendientes al enojo fácil y también en personas depresivas. Cuando se combinaron hostilidad y enojo con depresión, el riesgo hallado fue mayor que cuando experimentaron depresión o enojo en forma separada.
Los hostiles y deprimidos mostraron en el estudio conducido por Suárez entre dos y tres veces más posibilidades de tener más elevada la proteína C reactiva. "A mayores trastornos del ánimo -dijo el especialista-, más altos niveles de esta sustancia."
EL ATAQUE. El doctor Edward Suárez, norteamericano hijo de padres cubanos, explicó: "Los procesos inflamatorios desempeñan roles clave en la iniciación y progresión de la aterosclerosis y su secuela clínica. Ya se han identificado distintos niveles de marcadores de inflamación que desempeñan un papel fundamental como indicadores del riesgo futuro de enfermedad cardio y cerebrovascular en personas aparentemente sanas. Uno de esos marcadores biológicos es la proteína C reactiva, que en numerosos estudios ha sido asociada con un riesgo aumentado de enfermedad coronaria, enfermedad vascular periférica y accidente cerebrovascular.
En cuanto a la relación entre la hostilidad y el enojo, el investigador aclaró que "la hostilidad es una dimensión estable de la personalidad. El enojo es una emoción. Las personas hostiles tienden a enojarse más frecuentemente que aquellos que no lo son". Algunos estudios mostraron que muchos ataques cardíacos son precedidos de situaciones en las que la persona tuvo importantes episodios de enojo. Otras investigaciones muestran que la depresión está asociada con un peor pronóstico en los pacientes enfermos del corazón. "Es muy prematuro decir que el estrés causa ataques cardíacos —reflexionó el especialista—, al igual que es prematuro decir que el fumar los causa. Los ataques cardíacos reflejan el efecto de muchos factores de riesgo asociados."
Otro de los hallazgos previos del doctor Edward Suárez habían mostrado que en las personas con bajos niveles de un neurotransmisor llamado serotonina, que desempeña un papel fundamental en la regulación del estado de ánimo, el apetito, el sueño y el deseo sexual (entre otras muchas funciones) las situaciones de estrés activan las mismas respuestas inmunes que desencadenan malos hábitos, como fumar o tener alto el colesterol.
Esto podría explicar -dijo- por qué las personas depresivas y hostiles, que suelen tener bajos niveles de serotonina, mueren más habitualmente de enfermedad cardíaca y de otras patologías que envuelven en forma más estrecha el sistema inmune. En ellos, su estilo de afrontamiento del estrés, daña sus arterias como los más conocidos y peligrosos factores de riesgo cardiovascular."
Por Gabriela Navarra. LA NACION
Malospresagios
El doctor Edward Suárez, profesor asociado del Departamento de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento del Centro Médico de la Universidad de Duke, indicó que la proteína C reactiva es un indicador tan sensible "que no sólo se la considera predictora de riesgo en los fumadores, los diabéticos o los hipertensos sino también en aquellos de bajo riesgo cardiovascular, es decir, quienes no tienen ninguno de los factores de riesgo tradicionales".
Hormonas del enojo
Según Suárez, autor de la investigación, "está demostrado que individuos con frecuentes ataques de ira o enojos, o que sufren estados depresivos, responden a las situaciones estresantes produciendo una cantidad excesiva de hormonas como la norepinefrina o noradrenalina. Estas hormonas activan el sistema inflamatorio produciendo una serie de reacciones en cadena que llevan a un aumento de la proteína C reactiva".
Advirtió que los niveles de enojo o de depresión necesarios para que el sistema inmunológico cause reacciones inflamatorias no tienen por qué ser elevados ni constituir una condición psiquiátrica; pueden experimentarlos personas sin patología psicológica o mental.
En investigaciones anteriores, el psiquiatra ya había demostrado que aquéllos que sufren de depresión tienen también más altos niveles de otra sustancia inflamatoria, la interleukina 6, que se utiliza como marcador de riesgo cardiovascular. "Es otro mecanismo que contribuye a explicar cómo el cerebro y el cuerpo interactúan para contribuir a una mala salud", dijo el doctor Suárez.