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Josefina Puig, la uruguaya de 22 años que busca dar fin a las bacterias resistentes

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Josefina Puig. Foto: Marcelo Bonjour.
MARCELO BONJOUR

CON PRODUCTOS BASADOS EN BIOTECNOLOGÍA

La directora ejecutiva de Kinzbio, una empresa uruguaya que lanzará este año productos basados en biotecnología para matar bacterias intrahospitalarias y otras presentes en la producción de alimentos.

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Cuando Josefina Puig salió de una clase en Facultad de Ciencias en la que aprendió la función de unos “bichitos” capaces de matar bacterias específicas quedó fascinada. Al buscar en internet descubrió que son pocas las empresas en el mundo que están desarrollando productos en base a bacteriófagos y ninguna lo hacía en Uruguay. A menos de dos años de haber terminado la carrera y con unos jóvenes 22 años, Puig ahora es la directora ejecutiva de Kinzbio, una empresa uruguaya que lanzará este año productos basados en biotecnología para matar bacteriasintrahospitalarias y otras presentes en la producción de alimentos.

“Es difícil hablar de virus buenos, sobre todo porque ahora con el covid está muy estigmatizado el tema y creemos que todos los virus son algo malo; pasó a ser como una mala palabra. Pero los bacteriófagos son virus muy buenos y con mucho potencial”, dice Puig a El País.

A pesar de que la inmensa mayoría de las infecciones causadas por bacterias hoy se tratan con antibióticos, en los últimos años la resistencia que han adquirido muchas de ellas generó la necesidad de buscar alternativas para el tratamiento de las infecciones y los bacteriófagos con los que trabaja Puig son un elemento “natural y efectivo”, según explica. Como estos tipos de virus “buenos” son específicos para cada bacteria, la implementación de un bacteriófago puede terminar con una infección en el caso de que una bacteria haya desarrollado la resistencia a los antibióticos.

“La primera vez que escuché de esto me imaginaba inventar un spray con bacteriófagos para la salmonella y poder echarlo a un pollo crudo para no tener la duda de si es peligroso comerlo o no. Es una forma de seguridad alimenticia que no está lo suficientemente desarrollada”, explica la científica. Esta es una de las áreas en las que la empresa está trabajando.

Otra de las posibles aplicaciones de este virus es para las bacterias que se encuentran en los hospitales y pueden agudizar el estado clínico de un paciente. Consultado al respecto, el presidente de la Sociedad Uruguaya de Medicina Intensiva (SUMI), Julio Pontet, dijo que este tipo de infecciones es “muy frecuente” y durante la primera ola de contagios de covid-19 en Uruguay hubo “más casos de lo habitual”. Pontet señaló: “Influyó mucho la debilidad adquirida por el covid que tenían los pacientes y se veía mucha bacteria intrahospitalaria a nivel pulmonar. Esto luego complicaba el cuadro de los pacientes, incluso llevando a la muerte antes de lo que provocaría la enfermedad”.

Para Puig, es importante trabajar en la “aplicación real” de los bacteriófagos para terminar con las bacterias en ambientes hospitalarios porque “está la posibilidad de salvar vidas”. “La idea es poder introducirlos en las camas, los catéteres, los pisos y los monitores de CTI para reducir el impacto de las bacterias y prevenir una infección”, dijo.

Además de lo ambiental y lo alimenticio, una tercera línea de investigación para Kinzbio es la aplicada a humanos. Sin embargo, Puig cree que es “un poco ambiciosa” porque “tratar humanos con bacteriófagos lleva mucha investigación y los procesos son más complejos”.

La empresa recibió fondos de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) y tiene cuatro socios. Uno de ellos es el científico uruguayo Gregorio Iraola, quien está encargado de la parte bioinformática del proyecto.

Infecciones por bacterias matan 1,2 millones al año

Una investigación publicada esta semana en la revista científica The Lancet indica que las infecciones por bacterias resistentes a los antibióticos matan a 1,2 millones de personas por año, la cifra más alta hasta el momento. Esto significa que hay más muertos por esta causa que por el sida o la malaria, según recoge El País de Madrid.

El estudio se llevó a cabo en más de 200 países y, según los científicos que lo realizaron, en menos de 30 años es esperable que las bacterias que resisten a los antibióticos maten cerca de 10 millones de personas por año. En este sentido, Gregorio Iraola dijo que el problema “lleva a que hoy se estudien alternativas” para el tratamiento de las infecciones causadas por bacterias, y los bacteriófagos son “un área incipiente” por tratarse de “una excelente opción”.

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