Rivera: vecinos buscan escriturar predios que compraron "de palabra"

La Palma. Sin títulos no tienen acceso al agua ni a otros servicios estatales

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RIVERA | FREDDY FERNÁNDEZ

Los vecinos de La Palma, en el entorno del Valle del Lunarejo, siguen esperando que el Estado encuentre los mecanismos que les permitan documentar sus tierras, y así lograr el apoyo de organismos públicos para acceder al agua que hoy no tienen.

Hace casi tres años, la sub mesa de desarrollo rural de Masoller y alrededores planteó que los vecinos de ese lugar carecen de documentos que prueben que son propietarios de las pequeñas extensiones que ocupan.

Esto obedece a que por tradición, falta de conocimiento, y algún otro factor, se fueron concretando ventas "de palabra", que ahora les impiden acceder a programas del Estado que les permitirían mejorar su calidad de vida.

La mayoría de los ocupantes de modestas viviendas no tiene agua. La búsqueda de una solución definitiva ha sido lenta y, hasta ahora, infructuosa.

Entre los actores comprometidos en alcanzar soluciones, está la Universidad de la República (Udelar), que a través de la Facultad de Derecho aportaría la solución, utilizando datos veraces en el ejercicio estudiantil de regularizaciones de "prescripciones treintenarias". Frente a esta posibilidad, el Ministerio de Ganadería (MGAP) comenzó a realizar gestiones en Catastro, el Ministerio de Educación y el Ministerio de Economía y Finanzas para lograr evitar todo tipo de gastos en el transcurso de las gestiones que deban cumplirse frente a esos organismos. No obstante, ante la falta de solución por parte de la Udelar, el presidente de la Mesa de Desarrollo Rural, José Carlos Gómez, director del MGAP, trata de articular con la Asociación de Escribanos y de Abogados para "agilitar la cosa".

REALIDAD. Los habitantes de La Palma compraron sus viviendas siguiendo una tradición centenaria de que la "palabra es un documento que nadie intentaría violar".

Esa modalidad de transacción hoy complica la vida a quienes viven en las poco más de 20 casas que conforman el pueblo. La falta de títulos impide obtener el apoyo de organismos estatales como el Movimiento para la Erradicación de la Vivienda Insalubre Rural (Mevir), la Intendencia de Rivera o el MGAP.

Esas entidades tienen disposición para aportar el dinero necesario para lograr el alumbramiento de agua. Mientras esto no ocurra las mujeres seguirán cargando agua de la zanja, del arroyo o de algún pozo cercano. El director departamental del Ministerio de Ganadería y presidente de la Mesa de Desarrollo Rural dijo que están "preocupados porque la población consume agua del arroyo o de pozos, que muchas veces están contaminados".

A ello se suma que son las mujeres jóvenes de la localidad las que acarrean el agua, en virtud de que los hombres trabajan en el campo. Las mujeres mayores, por razones de edad, cumplen otras actividades.

Por ahora, lograr la prescripción de esas propiedades es la única alternativa para resolver el problema de fondo.

El paraje La Palma está a pocos kilómetros de la ruta 30 en el Valle del Lunarejo. Para llegar a la escuela, policlínica y a la posada -instalada en una vivienda de 1880, que fue reciclada a tales efectos- hay que transitar dos kilómetros en un camino "bastante judeado", al decir de uno de los vecinos. No obstante, en un auto es posible internarse y recorrer múltiples caminos, cruzando arroyos de agua límpida. En ese lugar viven unas 25 familias en torno a la escuela 22. El Valle del Lunarejo es Área Protegida desde octubre de 2009.

Incipiente desarrollo turístico

Los vecinos de los parajes La Palma y Bola de Oro viven en una zona de belleza privilegiada. La "Posada del Lunarejo" -hotel rural a pocos metros de la escuela- ha hospedado a turistas uruguayos y también a visitantes europeos, estadounidenses y de la región, en especial de Brasil. El incipiente desarrollo turístico lleva a que, tímidamente, los vecinos comiencen a hacer artesanías para vender.

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