Tres hombres de entre 70 y 75 años remaron desde Tigre (Argentina) hasta Mercedes, Soriano, en una travesía de 240 kilómetros. En una de las etapas los sorprendió una tormenta que los obligó a acampar en medio de la noche en un monte.
Los tres gozan de una salud envidiable y, sin pretenderlo, se transformaron en un digno ejemplo de amor a la vida. Proclaman que los jóvenes deberían inclinarse a practicar deporte y estar más en contacto con la naturaleza. "De esa forma evitaríamos muchos problemas de los que se ven actualmente", dice uno de ellos.
Pablo Enrique Rehmann, con 75 años, es considerado el capitán de la expedición. La tripulación la componen su primo Ernesto Rehmann de 72 y Guido Hampel, de 70, ingeniero de profesión que aún sigue en actividad en Buenos Aires.
Partieron el sábado 23 de febrero a las 7:40 de la mañana desde el dique Luján de la localidad de Benavídez en el partido de Tigre, provincia de Buenos Aires. Representan al club Teutonia, fundado por en 1890. Cuentan que es el club de habla alemana más antiguo de Sudamérica. De hecho viajan a bordo de una estructura traída desde ese país en la década del 40. Compitieron juntos desde 1950 y siguen remando por deporte y amistad desde hace más de 60 años.
Viajan munidos de cartografía y una planificación diaria, que cuidadosamente lleva Rehmann, quien además se encarga de documentar con lápiz y papel cada hecho significativo de la aventura.
AVENTURA. Cruzaron por el Delta del Tigre frente a playa de la Agraciada. A la capital de Soriano llegaron el lunes 4 de marzo, tras remar un promedio de 35 kilómetros por día, sin contar las jornadas de descanso o las que, por alerta roja, debieron quedarse al margen del río. Rehmann dijo que el tramo desde el balneario La Concordia, Paso Márquez, cruzando por la boca falsa del río Negro, "costó muchísimo y se navegó con fuerte oleaje y márgenes de seguridad muy bajos por lo que nos quedamos sobre la costa e incluso comimos a bordo".
El capitán señaló que luego avanzaron por isla Pepe Ladrón y llegaron al río Negro con el propósito de remontar hasta Villa Soriano, Asencio y luego a Mercedes, el destino final; "en determinado momento cambió la dirección del viento y se complicó. A las 2:00 de la mañana del sábado (2 de marzo) se desató una tormenta que nos obligó a acampar a la luz de las linternas y en medio de un bosque de espinillos", contó.
Hampel explica que el bote se desliza a poco más de 4 kilómetros por hora cuando tienen la corriente en contra y debe soportar una carga de 400 kilos entre los insumos y el peso de los tres. "Consumimos 10 litros de agua por día y eso multiplicado por todo el viaje se transforma en un problema logístico", dice el remero de 70 años.
"Desde 1958 hago remo y canotaje. Actualmente todos los sábados vamos a remar con un grupo de entre 6 y 8 amigos de los que soy el menor. El mayor tiene 83 años", agregó.