JUAN MIGUEL PETIT
Cuando se produce la inesperada desaparición, pérdida o ausencia de una persona, sus familiares o amigos recurren a la policía a hacer la denuncia. Y ahí aparece enseguida la principal dificultad que tiene el sistema para atender el caso: como no existe un protocolo único, claro y moderno para la intervención en el momento de recepcionarse la denuncia, la reacción ante ella puede ser diversa según la dependencia policial que se trate.
Si la suerte no ayuda, se pierden horas vitales.
EN EEUU. Expertos del Centro Internacional de niños perdidos y explotados de Estados Unidos, dijeron a El País que las primeras horas son clave. "Es en esas primeras cuatro o cinco horas que se pueden producir los homicidios o las violaciones. También es el momento para intervenir antes que la persona se desplace o sea llevada más lejos". Ernie Allen, presidente de este centro estadounidense considerado un referente mundial en la materia, dijo que en su país la sociedad civil juega un papel muy importante, colaborando en la búsqueda. "Tenemos decenas de voluntarios en las ciudades más importantes. Van al lugar donde se perdió alguien y se activa una búsqueda con folletos y carteles en toda la zona de influencia" contó Allen.
Paralelamente, hay una red de emergencia que difunde el caso en radio, televisión, móviles policiales, ambulancias y otros medios asociados, como redes de radioaficionados, camioneros, taxistas y hasta comercios.
COMPLICADO. La carencia de procedimientos estandarizados y recursos tecnológicos es un serio obstáculo en Uruguay para que los operativos de búsqueda tengan una cobertura nacional inmediata.
Una vez que una repartición inicia una investigación, emite una "averiguación de paradero", noticia que debe llegar a todas las reparticiones policiales del país. Sin embargo, en muchas de estas dependencias no funciona el fax, o se les acabó el papel, o el soporte informático falla o una vez que llega el comunicado con la noticia esta no es difundida localmente, a veces por la falta de pautas o costumbre al respecto.
Asimismo, la manera en que se han recepcionado tradicionalmente y se recepcionan aún las denuncias, provoca que exista un gran banco de datos pero de inmanejables dimensiones. No está al día y es difícil extraer conclusiones del mismo. Pero además este universo de casos es muy heterogéneo, ya que el procesamiento de la información es poco. No hay un patrón de preguntas, de llenado de formularios y de seguimiento del tema.
En conclusión: con la información disponible hoy, no es posible saber cuántas personas perdidas, ausentes o desaparecidas hay. Tampoco es posible sacar conclusiones que permitan políticas de prevención o de búsqueda porque, por ejemplo, tampoco es posible saber en qué ciudad o barrio son más frecuentes los casos, ni qué edades o circunstancias son las que se repiten.
SISTEMA. En este momento la médula de la información policial es el llamado "sistema de gestión policial", un programa informático donde se recepcionan todas las novedades relevantes, entre ellas las denuncias de ausencia de personas.
El problema es que ese programa no está operativo en todos los departamentos aunque en breve se completará su cobertura. Todos los meses se integran nuevos departamentos a esta red. También hay otro universo de denuncias que no están en este sistema de gestión, pero que quedan registradas en la dependencia del caso.
Otro problema serio para el manejo del sistema es que se utiliza más de un término para la misma situación. Por ejemplo: entre el 20 de setiembre de 2004 y el 18 de agosto de 2005, hubo 1.244 notificaciones de averiguación de paradero, 2.166 personas fugadas (incluyendo internos del INAU), ocho "desapariciones" y 361 casos de "averiguación de situación". Cuatro rótulos de límite difuso para un mismo concepto. Un mapa tan grande como el territorio.
AGGIORNARSE. Desde hace un año, el Ministerio del Interior está tratando de poner al día el sistema de búsqueda de personas perdidas. Para eso creó en setiembre del año pasado el Departamento de Registro y Búsqueda de Personas Ausentes, a cuyo frente está el comisario y psicólogo Robert Parrado.
Este departamento empezó a centralizar todos los casos de personas ausentes. La meta es llegar a un banco de datos único, que pueda ser manejado con facilidad y del que se puedan extraer conclusiones. Para lograrlo se ha elaborado un protocolo de intervención, o sea una guía de cómo intervenir, qué preguntar y qué hacer ante cada caso que llega. Ese protocolo de preguntas se aplicará a todos los casos pendientes, buscando nueva luz para su esclarecimiento. Pero todavía se está en plena transición. En comisarías y destacamentos se reciben las denuncias a la vieja usanza, sin aplicar este protocolo.
Ahora, una resolución de la Dirección Nacional de Policía del 19 de setiembre dispuso que "toda denuncia o averiguación de paradero de las personas físicas (ausencia de lugares habituales sin haber dado noticia de su voluntad de ausentarse)" debe ser comunicada dentro de las 48 horas al Departamento de Registro y Búsqueda de Personas Ausentes. A partir de esta notificación, el Departamento aplicará el protocolo a los casos recientes y seguirá en contacto con la unidad policial interviniente.
BUSCAR Y BUSCAR. Ante el marasmo informativo de los casos denunciados, la tarea por ordenar ese universo es ciclópea.
De muy diversas dependencias, el Departamento de Personas Ausentes tiene una lista de 1.000 casos, el más viejo de 1971 aunque la mayoría se registran en los últimos 15 años. Su tarea es depurarlos uno a uno, ver cuáles se aclararon o cerraron, pedir nueva información y seguir buscando. Para investigar con una nueva mirada, se les aplica el protocolo de búsqueda. De esos 1.000 casos ya se ha trabajado sobre 129, verificándose que el 65% de los mismos debía ser cerrado, porque la persona había vuelto, se había aclarado su alejamiento o se había verificado su muerte.
El Departamento, integrado por 10 personas, trabaja sobre 481 casos de personas enterradas como NN en todo el país (aún faltan datos de nueve departamentos) entre los cuales podría haber personas ausentes, perdidas o similares. El entierro como NN requiere un previo certificado de defunción de la persona hallada sin documentos en un lugar público y cuya identidad no puede verificarse.
SIN LOGICA. El comisario Parrado dijo que no hay una clave o regla para entender los casos de ausencia de personas. "Es un mundo sin lógica. Hay gente que decide que quiere cambiar de aire, romper con su entorno, y se va. Hace poco se encontró a una mujer de casi 80 años dada por perdida y se la encontró con un novio en el Interior. En la otra punta hay casos donde todo indica que la persona se perdió y que tuvo algún problema de salud, pero no aparece. Nuestro lema, para no decaer, es ‘te vamos a buscar y buscar y buscar, y vas a aparecer’".
Todo indica que el camino para llegar a un sistema de respuesta rápida, homogénea y eficiente en todo el país, no será corto.
Quieren analizar los casos de otra manera
Actualmente hay dos planos institucionales en la búsqueda de personas ausentes. Por un lado la unidad donde se radica la denuncia, que solo o en conjunto con otro cuerpo policial procede a llevar adelante la indagatoria. Además, en la medida que desde hace pocas horas estos casos deben ser notificados al Departamento de Registro y Búsqueda de Personas Ausentes, este también toma cartas en el asunto. Y lo hace aplicando al caso el Protocolo específico de Registro y Búsqueda. Ambos niveles deben coordinar sus acciones y comunicarse novedades. Se aspira a tener una unidad que maneje la temática en forma centralizada, con un banco de datos único y pautas de trabajo idénticas para todas las reparticiones policiales. Para esto, se están preparando instancias de capacitación para funcionarios de todas las jefaturas. Fuentes policiales dijeron que el proceso es similar al ocurrido con el tratamiento de violencia doméstica: "En cada comisaría se respondía de forma distinta. Ahora hay pautas definidas y un accionar homogéneo porque se vio la importancia del tema".
Apoyos para mantener la esperanza
Cada tanto aparecen en los medios de comunicación pedidos de ayuda para ubicar el paradero de alguna persona. Salvo los casos que cobran mayor difusión y "se instalan" en la opinión pública, en la gran mayoría con el tiempo el aviso deja de aparecer y el público ignora el desenlace. Robert Parrado dice que la resignación complica aún más las búsquedas. "La única manera de encontrar a alguien es con mucha imagen, imagen por todos lados" dijo el responsable del área. Actualmente el Ministerio del Interior estudia una sugerencia del diputado Luis Gallo (Asamblea Uruguay) para que los medios oficiales den amplia e inmediata difusión a los casos de personas que están siendo buscadas.