¿Qué son las interjecciones?

María Antonieta Dubourg

La mayoría de las personas no sabría cómo definir estas palabras. Sin embargo, se usan con frecuencia.

Generalmente cortas, aparecen una y otra vez. Son capaces de expresar las más diversas emociones: dolor, alegría, temor, angustia, hastío, entusiasmo, amor...

Como usuarios del lenguaje, captamos el mensaje que encierran

Lo que es asombroso es que la misma palabra puede trasmitir sentimientos muy diferentes. Todo dependerá del contexto en el que aparezca y, en la lengua hablada, del tono con que se diga.

En la escritura, se encierran entre signos de exclamación.

Hay muchísimas: imposible tratarlas a todas. Pero, como ejemplo, parece interesante ver qué productivas son estas tres, que empiezan con "a".

Ah

Denota:

Pena: ¡Ah!, ¡cuánto lo siento.

Admiración: ¡Ah! ¡Qué valiente!

Sorpresa: ¡Ah! No sabía que estabas acá.

Alegría: ¡Ah! ¡Llegaste!

Desilusión: ¡Ah, no pudiste hacerlo!

Seguida de puntos suspensivos denota:

Una respuesta encubierta:

¡Ah..! Así era el problema.

Ajá

Denota:

Asentimiento: ¡Ajá! Asunto resuelto.

Sorpresa : ¡Ajá! Eras tú el que se había escondido.

Ay

Denota:

Aflicción: ¡Ay, no sabía que estaba tan enfermo!

Dolor: ¡Ay, me apreté el dedo!

Riesgo: ¡Ay, no vayas a caerte!

Sobresalto: ¡Ay! ¡Qué susto!

Amor: ¡Ay, cómo te quiero!

Desilusión: ¡Ay, nunca lo hubiera imaginado!

Seguida de la preposición "de", de un pronombre o de un nombre denota:

Pena: ¡Ay de mí! Nunca pensé que eso sería posible.

Amenaza: ¡Ay de Juan si no me hace caso!

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