El perfil bajo hereda. Los medios no los registran. Su fortuna no es un problema para continuar en las sombras. A 15 años de la muerte de José Luis Cabezas, el caso que los expuso ante la sociedad, los Yabrán transitan sus días en Uruguay.
Mariano y Pablo, los hijos varones de Alfredo, eligieron la capital uruguaya para formar una familia y continuar con los negocios. Pablo, el más chico, se casó con María Paula Traverso, hija del corredor de automovilismo, y se instaló en una casa de Manantiales de Carrasco. Su perfil bajo contrasta con la presencia de varias celebridades que viven en el barrio, como Pablo Forlán.
Los negocios corren por cuenta de Mariano. Con el paso del tiempo, el hijo mayor de Don Alfredo abandonó el anonimato para comandar la empresa de inversiones inmobiliarias Greenpol. Desde la web, Mariano se encarga de actualizar las novedades de la compañía. Las oficinas están en el World Trade Center.
La empresa se dedica a "proporcionar servicios de intermediación para coordinar todo el proceso de inversiones y desarrollos de proyectos inmobiliarios en negocios de mediana y gran escala", dice la web.
Greenpol no solo tiene inversiones en Uruguay, sino también en Argentina y Miami. Mariano maneja el blog de la empresa y una página en Facebook donde mantiene actualizadas las novedades del negocio.
La familia, en el trato con desconocidos, prefiere utilizar el apellido Pérez, de su madre, para pasar desapercibidos. María Cristina Pérez, la viuda de Don Alfredo, se instaló en Punta del Este y algunos veranos se la pudo ver de paseo en las playas.
La única que habría vuelto a la Argentina es Melina, la menor de los tres hermanos. Casada con Facundo Reggi, la "preferida de papá" es la más aficionada de la familia a las redes sociales: tiene cuenta de Twitter y de Facebook.
Según sus comentarios en las redes sociales, Melina es fanática de Bailando por un sueño. En los últimos días, volvió a instalarse en Narbay, la mítica casa de su padre en Pinamar, para disfrutar de sus vacaciones familiares.
El imperio Yabrán. Poco después del suicidio, se hizo público que Yabrán había escrito una carta en la que virtualmente designaba a HC (Héctor Colella) como su sucesor. Colella, hombre de confianza de la familia, era asesor del grupo Exxel, un fondo de inversión que adquirió por US$ 605 millones un paquete que incluía algunas de las empresas que se le atribuían a Don Alfredo.
Pero en la práctica, sus hijos, la viuda, sus históricos contadores y un puñado de amigos quedaron a cargo. Días después de la muerte de su padre, Pablo y Mariano se pusieron al frente de las empresas, pero con el tiempo cedieron la representación formal a gente de su confianza. Melina y María Cristina también participaron, aunque en menor medida.
Francisco Gazquez Molina y Oscar Roberto Javurek, contadores del empresario, ocuparon cargos estratégicos: figuraron en algún momento de la última década a cargo de firmas y aún están en el directorio.
Lejos de los procedimientos administrativos, en los últimos años las firmas despertaron la atención pública por quedar enredadas en escándalos y personajes polémicos como Guido Antonini Wilson y los hermanos Juliá.
Lanolec SA es la firma que más exposición tuvo en los medios. Esta compañía de taxis aéreos, que con el tiempo fue rebautizada como Royal Air SA, quedó a cargo de su hijo mayor luego del suicidio.
Royal Air fue salpicada por el Valijagate. La compañía estatal Enarsa contrató sus servicios para trasladar a Wilson, que luego fue detenido en la Aduana de Aeroparque por trasladar un maletín con US$ 800.000. A la hora de declarar su domicilio en Buenos Aires, el venezolano escribió Viamonte 352, el mítico bunker de Yabrán y sede de Royal Air.
Esta última firma quedó mencionada también en otro escándalo, en la causa que investiga el tráfico de 900 kilos de cocaína por parte de los hermanos Juliá. El brigadier José Juliá, padre de los pilotos detenidos en Barcelona, fue vinculado a la empresa de Yabrán tras su retiro.
En la actualidad, Royal Air está bien custodiada: el directorio está conformado por los contadores Gazquez Molina y Roberto Javurek, según los últimos registros.
En tanto, la firma Yabito que se dedica a los negocios agropecuarios, tuvo un papel protagónico durante la investigación por la muerte de Cabezas. El famoso sistema informático Excalibur comprobó que entre el 14 de octubre de 1996 y el 2 de mayo de 1997 se realizaron 35 llamadas desde un teléfono de Yabito a los números que en ese momento pertenecían a la Presidencia argentina. También se descubrieron llamadas a importantes políticos.
De la sucesión de Yabito participó todo el núcleo familiar. Según la última información publicada, la conducción es compartida por los contadores Gazquez Molina y Javurek.
Aylmer es otra de las compañías que también estuvo en la mira. Esta sociedad se dedica a los emprendimientos inmobiliarios, aunque despertó interés público por las reiteradas denuncias sobre supuestas irregularidades en sus operaciones.
El escándalo se desató en los noventa, cuando el entonces ministro de Economía Domingo Cavallo afirmó que las sociedades Yabito y Aylmer eran la fachada de un holding de empresas con las que Yabrán controlaba los negocios postales y aeroportuarios.
Desde la muerte del empresario, Pablo quedó a cargo de la compañía. En lo formal, la titularidad osciló entre sus históricos contadores y su hija, Melina. (La Nación/GDA)
La foto que le costó la vida
El 16 de febrero de 1996, Cristina Cabezas jugó ser una turista más en las playas de Pinamar. Su marido, José Luis, simuló hacerle fotos , pero el objetivo no era la madre de su hija Candela. Metros detrás Alfredo Yabrán caminaba junto a su mujer, María Cristina Pérez. Así consiguió la foto del todopoderoso empresario de la década menemista que le costó la vida, y que vio la luz el 3 de marzo de aquel año cuando la revista Noticias la publicó en su tapa. Poco menos de doce meses después, el reportero gráfico fue encontrado asesinado en una cava en General Madariaga, hecho del que ayer se cumplieron 15 años. Yabrán fue investigado por la Justicia como autor intelectual del crimen, pero nunca se enfrentó ante un juez: se suicidó el 20 de mayo de 1998. Y de los nueve condenados que tuvo el caso, ninguno cumple prisión efectiva. Ayer, en una manifestación, familiares y amigos de Cabezas volvieron a pedir justicia.
Los hijos del empresario argentino Alfredo Yabrán, que se suicidó cuando era investigado por la muerte del fotógrafo José Luis Cabezas, mantienen una vida familiar de bajo perfil en Montevideo; la viuda reside en Punta del Este.
Las cifras
800 Son los miles de dólares que llevaba Antonini Wilson en su maleta; viajó en una compañía de Yabrán.
900 Son los kilos de cocaína traficados por los hermanos Juliá; también se vinculó a firmas de Yabrán.