-¿Qué tiene que tener una ciudad para ser "gay friendly"?
-Lo primero que tiene que sucederle a una ciudad para ser destino de turismo LGTB es que una cantidad masiva de LGTB (lesbianas, gays, transgénero y bisexuales) salgan del closet. En Tel Aviv esta salida del closet masiva empezó en los `80. Entonces, empezamos a ser visibles. Visibilidad es, por ejemplo, salir a las calles en el Desfile del Orgullo, por eso ese evento es tan importante en el mundo, porque es una oportunidad para nosotros de decir "estamos acá". Luego está la legislación. En Sudamérica empezó con el matrimonio gay en Argentina. En Uruguay también ha habido avances. Lo siguiente es cambiar a la sociedad. Podés tener leyes, pero la situación es diferentes si la ves en la sociedad. Si te alejás de las ciudades, la gente es más tradicional, no conoce las leyes ni los cambios, no están involucrados en lo que sucede y la discriminación existe. Esa es una etapa muy importante y es responsabilidad de activistas y organizaciones. En Israel tenemos muchas organizaciones que realizan ese trabajo. Es una etapa larga y dolorosa y en mi país todavía no se terminó. En el centro de Tel Aviv es sencillo ser gay, en los barrios tradicionales es más difícil ser diferente.
-Y a nivel de facilidades o infraestructura, ¿qué cosas son necesarias?
-No es suficiente para traer turismo gay que el país sea progresista. Suecia es uno de los países más progresistas en el mundo en materia de derechos civiles. Pero no será un destino gay, si no crea con sus recursos algo atractivo, como un resort de invierno gay. La gente gay quiere ir a lugares interesantes, donde haya cosas para hacer, fiestas, pubs. Para eso tiene que hacerse un esfuerzo. Nosotros lo hicimos durante años sin pensar en el turismo, que empezamos a desarrollarlo recién en 2009. Lo más importante fue generar los Eventos del Orgullo. Eso empezó como algo chico y ahora es de los eventos más grandes en el año. Se celebra durante una semana, al final de la que se hace un desfile con 100.000 participantes en la calle celebrado. Es una declaración política que dice que somos poderosos, que exigimos nuestros derechos pero que nos gusta hacerlo mientras nos divertimos.
-Montevideo es una ciudad muy conservadora y por momentos machista, ¿es posible que logre atraer turismo gay?
-Por supuesto. Pasa en muchas ciudades tradicionales del mundo, es un proceso, pasará aquí también. Aquí hay activistas gays, negocios gays, una comunidad gay que se empezó a crear y precisa apoyo y presupuesto para actividades. El trabajo de la ciudad es ayudar a las iniciativas privadas. Una cosas que recomendé es que si la ciudad pretende hacer cambios rápidos tiene que poner a alguien LGTB a hacer el trabajo adentro de la Intendencia para que promueva su comunidad y consiga presupuesto para las actividades y los aspectos relacionados a su comunidad. No funciona bien cuando los heterosexuales se encargan de las necesidades de los LGTB. No es bueno que las minorías no sean representadas por sus miembros.
-¿Qué recomendaciones haría a Montevideo?
-No sé, pasaron dos días y no conozco tanto. Pero para Uruguay creo que el mejor lugar para empezar es Punta del Este porque ya es conocido y exitoso en turismo. Puede empezarse con un fin de semana gay. Allí tienen una playa y lugares gays y es fácil atraer gente de las áreas vecinas de Brasil y Argentina. Si hay promoción de un fin de semana o semana gay atractivo con fiestas, eventos y shows van a venir. Y después de un tiempo crecerá solo y estará pronto para ser vendido afuera de Latinoamérica, en Estados Unidos. Esa es una de las razones por las que Tel Aviv triunfó, porque es un lugar fuera de Europa, rodeado de áreas no gay friendly y les sorprende cuando oyen que allí hay una ciudad gay friendly. Entonces quieren verla y experimentarla.
-¿Es necesario determinar una fecha aparte?
-La gente gay quiere lo mismo que cualquier turista: un buen hotel y que los traten bien. Pero también quieren cosas interesantes para ellos. A los jóvenes gays les gustan mucho las fiestas y quieren fiestas gays, sentirse cómodos, conocer otros gays, tener experiencias con otras personas del mundo. Si no les das eso, no van a venir... Mendoza es un buen ejemplo. La gente gay organizó un festival de vinos gay. El festival era tradicionalmente heterosexual, pero ellos tomaron el sentido tradicional y le pusieron espíritu gay y se hizo un destino popular. Eso hicimos en Tel Aviv, la cambiamos para que fuera amigable y atractiva para que los gays la pusieran en su mapa.
-¿Cómo puede ser Tel Aviv una ciudad gay friendly en un país tan religioso?
-En las cifras, más del 60 por ciento de la población de Israel no mantiene ningún signo de vida religiosa. La sociedad no es religiosa, hay gente religiosa, y hay partes de la sociedad, como la arábiga, que son muy tradicionales. También trabajamos con ellos y cambian. Hoy vemos más y más grupos de la sociedad religiosa abriéndose y mostrando una forma de ser gay y permanecer religioso. Por supuesto, es mayor reto cambiar una sociedad tradicional.
Perfil | 20 años de militancia
Nombre: Adir Steiner
Edad: 45 años
Otros datos: Es uno de los principales líderes de la comunidad LGTB de Israel.
En 1992, El Dr. Doron Meizel, pareja de Steiner, falleció mientras servía en las Fuerza de Defensa de Israel. El Ejército se negó a reconocer la unión y a otorgarle a Steiner los derechos como viudo. Tras cuatro años de luchar en los tribunales, el matrimonio homosexual con Meizel fue el primero en ser reconocido por un tribunal y el Estado de Israel como igual al matrimonio de hecho entre un hombre y una mujer. La resolución fue clave en el avance de los derechos del colectivo LGTB en el país. Desde 1998, Steiner trabaja en la municipalidad de Tel Aviv.