En los últimos años creció el nivel de uso de las tecnologías de la información y comunicación en el ámbito de la salud. Ya se puede hablar de que hay una universalización del uso de internet, y un crecimiento importante en el ofrecimiento de los servicios digitales y aplicaciones para usuarios por parte de las instituciones de salud. Y también que existe un alto nivel de satisfacción (86%) entre quienes hacen consultas telefónicas o a través de internet.
Estos datos surgen de una encuesta, que se presentará el martes en la Torre Ejecutiva, realizada por la Agencia de Gobierno Electrónico y Sociedad de la Información y del Conocimiento (Agesic) en coordinación con el Ministerio de Salud Pública (MSP) y la Junta Nacional de Salud.
La directora de salud digital de Agesic, Jimena Hernández, adelantó a El País que el acceso a dispositivos digitales en el ámbito médico tuvo un crecimiento desde una media de 50% en 2014 —cuando se hizo el primer relevamiento— a un nivel de 97% en 2023-2024. Tmbién hubo un incremento en las instituciones que hacen un registro en formato electrónico de toda o la mayoría de la información: del 28% de los prestadores en 2014 al 84% en la última medición.
El estudio —en esta oportunidad hecho por Opción Consultores dado que ganó la licitación— evidenció que hay “niveles importantes de satisfacción respecto a la experiencia” de la telemedicina en usuarios y profesionales —que incluye médicos, licenciados en enfermería y auxiliares en enfermería—, comentó Hernández. No obstante, apuntó que los “médicos tienen algunas preocupaciones relativas a la relación médico-paciente por (la falta de) presencialidad”.
Por otra parte, se registró una suba en la cantidad de usuarios que utilizan la web del prestador de salud. En la última medición (que se presentará hoy), el 40% de los usuarios —que sabía del servicio— lo usó para agendar una consulta, visualizar resultados de estudios, acceder a la historia clínica, entre otros. Pero el nivel de uso de los servicios digitales varía según determinadas variables como, por ejemplo, que es “sensiblemente menor” en personas con un nivel educativo bajo, y que también está el “peso relativo de los adultos mayores”, añadió.
Un “cambio importante” que se encontró (y que destacó Hernández) es que ya no se piensa en el papel cuando se habla de la historia clínica. En ese sentido, recordó que en 2014, en la primera medición, no había una diferencia tan marcada entre lo físico y lo digital. Además, la directora de Agesic contó que entre los profesionales de la salud “no hay cuestiones asociadas al desconocimiento de cómo marcar la historia clínica” ni se está en contra, sino que “a veces” apuntan que hay “heterogeneidad de los sistemas” en los “distintos lugares de trabajo”.
En Uruguay se implementó la Historia Clínica Electrónica Nacional, explica el MSP en su sitio web, que es una “plataforma que permite acceder a la Historia Clínica Digital de los usuarios del sistema de salud y que posibilita el registro de cualquier evento médico independientemente del lugar geográfico y prestador de salud en donde se dé la asistencia”. De esa manera, “permite el intercambio de información clínica con fines asistenciales entre prestadores de salud, con el fin de asegurar la continuidad asistencial del usuario en el Sistema Nacional Integrado de Salud”.
Uno de los puntos en los que se hizo énfasis en el último informe es la ciberseguridad. Se encontró —continuó Hernández— que hay una “preocupación en usuarios, profesionales e instituciones por tomar medidas que refuerzan la seguridad de los datos y los sistemas en general”. Por un lado, se halló que los usuarios y profesionales tienen una “sensibilidad importante ante la temática” dado que “siempre marcan la preocupación”. Y las instituciones “encuentran mucho para trabajar en el cumplimiento de las estrategias y (el hacer) normas eficientes que garanticen mejores estándares” en esta materia, indicó la directora.
En la encuesta de 2018, “a nivel de las instituciones, la mayoría declaró contar con las herramientas básicas para el manejo de incidentes de ciberseguridad, pero menos del 30% manifestó haber formalizado estos aspectos a nivel institucional (ya sea con el desarrollo de objetivos anuales o la designación formal de un oficial de seguridad de la información de la institución)”. Pero, además, se marcó que ya había “otros indicadores que exponen que aún hay un largo camino para seguir trabajando en el tema de seguridad de la información”.
El informe hecho por Opción Consultores contó con trabajo de campo hecho en 2023 y parte de 2024. Para estudiar a los usuarios y profesionales se aplicaron técnicas cualitativas —como los focus group— y cuantitativas —a través de encuestas; y para las instituciones se hizo consultas a sus directores. El informe de 2018 explicó que la “primera edición se realizó en 2014, la cual sirvió como línea de base”. Después, en 2016 “se realizó la segunda edición, la cual permitió estimar el grado de madurez del sector en la incorporación, uso y apropiación de TIC. Y contempló una muestra a usuarios para explorar sus necesidades y satisfacción”. Y en 2018 “se incorporó una muestra a establecimientos e Institutos de Medicina Altamente Especializada (IMAEs) y se agregó un módulo de Seguridad de la Información”.