La presidenta del Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente (Inisa), Rosanna de Olivera, renunciará el próximo 26 de octubre de cara a las próximas elecciones. La cabildante indicó a El País que luchará por conseguir que Uruguay sea un país “próspero, justo y seguro”. Y que su objetivo, aseguró, es “construir por un bien mayor”.

La decisión de la renuncia ya se la comunicó al presidente del partido, Guillermo Domenech; al ministro de Desarrollo Social, Martín Lema; y al directorio del INISA. También le envió una carta al presidente Luis Lacalle Pou donde realizó un repaso de su gestión y agradeció la “oportunidad” con la que se les “honró para asumir un cargo de tanta responsabilidad, que involucra temas socialmente muy sensibles y que además forman parte de la seguridad pública del país”.

Se sumó a Cabildo Abierto durante la última campaña, donde se encargó del vínculo con la prensa. Hoy pertenece al Espacio de los Pueblo Libres, que tiene como referente al militar retirado Eduardo Radaelli. El 29 de noviembre se hará el primer encuentro nacional del espacio.

Aún no hay una definición sobre qué rol ocupará en las próximas elecciones. No obstante, cabe recordar que todos los directores de los entes autónomos y de los servicios descentralizados deben renunciar antes del 27 de octubre si quieren aspirar al Parlamento.

En la misiva a Lacalle Pou, en la que se dirige al mandatario como “estimado Luis”, recordó que durante los casi cuatro años de gestión se dirigió un “equipo de aproximadamente 1.900 funcionarios y se gestionaron 13 centros de privación de libertad para jóvenes en conflicto con la ley penal”. Además, recordó que se ejecutaron las “Medidas Socioeducativas Alternativas a la Privación, a pesar de atravesar dos años de pandemia durante la crisis del covid-19”.

También indicó que asumieron en una “institución marcada por la oscuridad y el estigma” y, “sin embargo”, lograron “revertir esa percepción y uno a uno se fueron sumando al nuevo proyecto con una visión renovada, nuevos valores y una esencia distinta”.

Hace menos de dos semanas, De Olivera destacó en diálogo con El País que logró un “cambio cultural” al encontrarse una “institución con una violencia naturalizada” cuando asumió. Y añadió: “No sé si se terminó porque siguen ingresando adolescentes que tienen la violencia incorporada. Es la única forma que conocen de resolver los problemas”.