Mercado de la Abundancia: inversores inician demoliciones en segundo semestre cuando IMM avale obra

Hace un mes, empresario español se reunió con un equipo técnico de la comuna capitalina para analizar detalles del proyecto; se pretende relanzar el movimiento en edificio emblemático

Mercado de la Abundancia: hoy es un lugar venido a menos a poca distancia del punto más céntrico del país.
Fachada del Mercado de la Abundancia
Foto: Eduardo Barreneche

El Mercado de la Abundancia pasó al menos por tres relanzamientos desde su creación en 1859. Ahora el emblemático edificio del Centro de Montevideo, que luce abandonado, espera una nueva remodelación en la icónica esquina de San José y Aquiles Lanza. La Intendencia de Montevideo (IMM) decidió el cierre del Mercado en diciembre de 2022.

El proceso entre la presentación en 2016 de una iniciativa privada para remodelar el Mercado de la Abundancia y la aprobación del inicio de las obras aún continúa y no se vislumbra el fin. La iniciativa presentada por inversionistas hace ocho años se estimó en un costo de unos US$ 3 millones.

Luego, en 2018, un grupo inversor español-uruguayo (Pecoril S.A.) ganó una licitación pública realizada por la IMM para renovar el lugar. Sin embargo, la doble condición de patrimonio histórico nacional y departamental del edificio demoraron los trámites de las autorizaciones municipales para los inicios de la remodelación hasta el día de hoy.

El coordinador del Proyecto Mercado de la Abundancia, Álvaro Echaider, dijo a El País que el plan ejecutivo de la remodelación ya fue aprobado por la Intendencia de Montevideo. Y agregó que los inversionistas pretenden solicitar a la administración municipal un inicio anticipado de obras al igual que otros emprendimientos urbanos de Montevideo.

Según Echaider, los emprendedores pedirá a la comuna capitalina dicho permiso para comenzar las demoliciones en el Mercado de la Abundancia en el segundo semestre de este año e iniciar los trabajos de refacciones en febrero de 2025 después de la feria de la construcción.

Hace un mes, el inversor español mantuvo un encuentro con un equipo técnico de la Intendencia de Montevideo. “Fue una reunión muy auspiciosa”, opinó Echaider.

En 1859 se creó en la esquina de San José y Aquiles Lanza el Mercado de la  Abundancia. Foto: Archivo.
En 1859 se creó en la esquina de San José y Aquiles Lanza el Mercado de la Abundancia. Foto: Archivo.

Historia

En 1856 se inauguró el Teatro Solís. Poco después, Vicente Lena presentó una propuesta de iniciativa privada para construir un mercado de abastos en la manzana 109 de la ciudad o sea en la esquina de las actuales calles San José y Aquiles Lanza. La propuesta fue aprobada por las autoridades del momento.

El 4 de diciembre se estrenó el Mercado de la Abundancia en un pequeño inmueble. Sus comienzos fueron modestos: tenía seis carnicerías y dos verdulerías.

En los años siguientes, fueron creados el Mercado del Puerto (1868) y el Palacio Municipal donde funciona la Intendencia de Montevideo (1908).

Recién en 1909 se inauguró el actual edificio del Mercado de la Abundancia como se lo conoce hoy. Se proyectó 32 puestos para carnes y fiambres, cinco para verdulerías y tres para pescaderías. La nueva construcción fue inaugurada por el primer intendente de Montevideo, Daniel Muñoz.

En 1985, el edificio volvió a recuperar su condición de Monumento Histórico Nacional. Sin embargo, en los siguientes 10 años el Mercado tuvo más sombras que luces.

En 1995 fue refundado por la IMM. Se creó un patio de comidas, la sede de Joventango y la feria artesanal en el subsuelo, sus autoridades presentaron las primeras mejoras de un plan desarrollado junto a la IMM.

Unos 15 años más tarde, en 2010, el Mercado de la Abundancia fue relanzado otra vez. Se efectuaron refacciones de baños, pintura nueva, recuperación de parte del techo y otros arreglos y mejoras. Los trabajos fueron ordenados por la entonces comisión del Mercado.

El proyecto de restauración comenzó con un acuerdo entre la comuna y las autoridades del Mercado mediante el cual el dinero de los alquileres que pagaban vendedores y asociaciones que integran el edificio se depositaba en una cuenta destinada a encarar la recuperación del edificio.

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