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La Iglesia criticó la lentitud para reformar la Educación

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Obispos: Tróccoli, Colazzi y Sturla presentaron el documento. Foto: F. Ponzetto

PRESENTA PROPUESTA

El cardenal Sturla planteó ser socio del Estado en la enseñanza formal.

Se siente "partera de la patria" y con orgullo resalta el "ser oriental". Es por eso que la Iglesia Católica sintió necesario hacer un parate para sentarse a analizar y discutir la realidad social que le preocupa. Y en especial un punto: la fragmentación social, que siente se ha profundizado en Uruguay.

Ayer la Conferencia Episcopal del Uruguay presentó a los medios de comunicación un trabajo de análisis con el objetivo de "tender puentes" para evitar que esa fragmentación social continúe profundizándose. En ese sentido el cardenal Daniel Sturla dijo que la educación y las políticas sociales son claves para "tender puentes".

Es tiempo de pensar cómo entre el Estado y la Iglesia, u otras organizaciones sociales o no gubernamentales, se pueden construir proyectos para la educación formal. En esa línea el cardenal Sturla mencionó como ejemplo los proyectos educativos de los liceos Jubilar, Los Pinos, Francisco y Providencia.

"Si estamos trabajando en zonas vulnerables, ¿es importante que solo lo hagan públicos o privados? ¿O también la Iglesia y ONGs y el Estado podemos hacer algo más en educación formal, como se hace en la no formal?", plantea el documento de los obispos

El cardenal dijo que este tipo de iniciativas se presentaron en el Diálogo Social convocado por el presidente de la República, Tabaré Vázquez. A su entender es una buena idea para aportar a la sociedad y ayudar a reducir la fragmentación social, al menos en las zonas más vulnerables del país.

El obispo Milton Tróccoli fue más específico en el tema. Y sostuvo que es momento de empezar a idear alianzas estratégicas entre el Estado y la Iglesia para aportar en materia educativa.

"El Estado ha hecho convenio con privados para el tema de la asistencia social, con los CAIF, lo ha hecho en la salud con el Fonasa, y la pregunta es: ¿por qué no a nivel de la educación formal? Sobre todo en contextos críticos o carenciados. Nos parece que sería un paso interesante plantearlo", explicó Tróccoli.

Reformas lentas.

Una de las principales promesas del pre-sidente Vázquez en la campa-ña electoral de 2014 fue desarrollar un "cambio del ADN" educativo. Allí el gobierno se puso el desafío de reformar la educación.

En el documento, la Iglesia uruguaya —sin nombrar directamente al sistema político— critica la falta de resultados en materia educativa. "En la educación, a las dificultades que genera trabajar con una población que mayoritariamente sufre carencias de diverso tipo, se suma la lentitud de gran parte de nuestro sistema para hacer reformas necesarias", plantea el informe presentado por Sturla.

Pero luego va a más y opina que esta situación no es la adecuada para acompañar los cambios acelerados del mundo actual. "Esta situación afecta en forma especial los resultados educativos en los sectores más vulnerables", dice.

En ese sentido compara la realidad educativa actual con la del resto de América Latina. "La distancia de los niveles de aprendizaje de los niños, niñas y adolescentes, así como de abandono del sistema, según la situación socioeconómica y el nivel educativo de la familia, es de los más altos de todo el continente latinoamericano", concluye.

Sensibilidad.

En la búsqueda de respuestas para tender puentes y atender la fragmentación social, la Iglesia dice que todos los actores tienen responsabilidades.

"Sin desconocer el rol que cabe al Estado en la generación de condiciones para recomponer la cohesión social, hay dimensiones del entramado social que, para modificarse, requieren la participación activa de toda la ciudadanía", señala el documento.

En ese sentido, apela a generar un amplio "tejido" de actores sociales que estimulen la "corresponsabilidad" ante el diagnosticado problema. Allí el documento engloba a públicos y privados y actores comunitarios. Allí también apelan a la responsabilidad de los medios de comunicación.

Pero al mismo tiempo los obispos llaman a sensibilizar al sistema político para que actúe directamente con medidas.

"Apelamos a la sensibilidad y al discernimiento de nuestra clase política, así como la pericia de nuestros técnicos y profesionales en las diversas ciencias sociales, para implementar las políticas públicas necesarias que nos permitan caminar hacia una sociedad cada vez más fraterna", opinó la Conferencia Episcopal del Uruguay.

A su vez cuestiona algunas políticas sociales. "Frente a las intervenciones sociales existentes o nuevas propuestas que se generan, sería saludable preguntarnos siempre si contribuyen a integrar y a fortalecer a los destinatarios de las mismas, o sostienen y consolidan situaciones de exclusión aunque no sea ese su propósito", plantean. Allí ponen como ejemplo que no se trata solo de "dar" o de "trabajar para", sino que también es "trabajar con" y trabajar entre", buscando mayor integración y acompañamiento.

El obispo Carlos Collazzi agregó que la iglesia tiene el desafío de tender la mano para construir esos puentes de fraternidad. Destacó que el país está viviendo una nueva ola migratoria, en especial de países latinoamericanos como Venezuela, El Salvador, o Cuba. Los migrantes son bien recibidos y la Iglesia debe contribuir a que eso sea así.

Gente viviendo en la calle a pesar de la mejora económica

Unas de las banderas que ha sacado a relucir el gobierno en los últimos años son los buenos números en materia económica. Uruguay ha logrado separarse de la región en un ciclo ininterrumpido de 15 años de crecimiento económico.

A pesar de esto están en debate los indicadores de pobreza en la niñez, y la cantidad de gente que vive en la calle por no tener dinero para pagar una vivienda o alquiler. "Es posible que muchos se pregunten hoy por qué a pesar de las mejoras de los últimos años en los indicadores económicos y del impulso dado a las políticas redistributivas, que crearon las condiciones para disminuir el número de familias en situación de pobreza, aún subsisten sectores que no han podido acceder a niveles de vida digna", plantea el documento elaborado por la Conferencia Episcopal del Uruguay.

En ese sentido los obispos remarcaron la preocupación por los niños y la gente que vive en las calles. Sturla dijo que no tienen datos más allá de los oficiales que maneja el gobierno, pero dijo que todas las noches 16 grupos de laicos salen para ofrecer alimento a quienes viven en la calle.

"Y siempre hay clientes. Uno encuentra gente en distintos lugares, hay algunos donde se concentran más. Después aquí, allá, en la Ciudad Vieja también, se encuentra gente que duerme y vive en la calle", dijo el cardenal. Sin embargo, a esta situación que calificó de "difícil" por el deterioro del relacionamiento social, se la puede superar.

Uno de los capítulos que analizan los obispos en su documento es el del trabajo en el que la Iglesia uruguaya observa nuevos desafíos que afectan a la vida cotidiana de la gente. "Hay empleos que están dejando de existir y surgen otros con requerimientos diversos, que por lo general implican mayor calificación", plantea el documento de los obispos. Actualmente la economía crece pero se está destruyendo empleo en términos netos.

Un cardenal de perfil alto y presente en los medios

El cardenal Daniel Sturla mantiene un perfil alto y se pronuncia habitualmente sobre distintos temas. Recientemente se reunió con organizaciones feministas para aclarar sus dichos sobre la denominada "ideología de género" que habían molestado a esos colectivos. Sturla ha buscado que la Iglesia se inserte más en los barrios más pobres. Insiste en que la iglesia debe manifestarse sobre los temas sociales. Intentó, sin éxito, instalar una estatua de la Virgen María en la rambla montevideana.

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